Mostrando las entradas con la etiqueta fin del episodio. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta fin del episodio. Mostrar todas las entradas

Tres poemas de Poco que decir por Pedro Donangelo

El poeta ocasional | Pedro Donangelo

Parábola de una pelota de tenis



 curva plana, abierta y un punto fijo llamado foco.
 Ahora bien, 
         partiendo de Física y atravesando la noche,
 surge con el primer resplandor, el mundo real
 abierto a la parábola de una pelota de tenis 
 arrojada por mi mano.
 Debajo de la línea,
 la carrera atolondrada de Timmy hasta el punto extremo
 suma otro instante al arcón de la dicha.
 Arriba truenan los pensamientos, los bárbaros despertadores,
 los que martillan a futuro, 
 los que estremecen tu voz en el auricular, 
 enmascarados
 en la ventaja de las sombras
           de un escenario presuntamente apacible.


De perros cabizbajos a otro tema



triste en el umbral,
tristísimo como los otros perros de una traílla del paseo matinal…
A la noche, la luz filtrada de origen desconocido
traza dos o tres líneas sobre la pared, al costado de la puerta,
antípoda de mi cabeza exhaustivamente reconocida
por el mosquito que la orbita.
Lo callado, en particular lo callado, siega el sueño.
Conversan mujeres en el piso de arriba.
Qué sucedió.
“El amor fugaz estalla los circuitos”.
Perceptibles unas palabras, este mosquito
desanima al curioso con impecable eficacia:
el sostenido zumbido y algunas dosis
                                       de remordimiento.

Un vecino indiscreto

Pedro Donangelo / poesía argentina

mi otro yo pregunta qué revela 
el chimango  
encumbrado en un poste de luz en este asunto.  
  
Desarraigo, el aire desgarrado en el Opus 1 de otros  
tantos sucesivos hasta la resignación.  
Un punto improbable. 
El rascacielos sobreimprime al pájaro, 
el pájaro se posa ahora entre las luminarias del Metropolitan,
otea la realidad
incluido
al mismo extraño que espera un auto
en la tarde sumisa.
Prefiero el parloteo de las ventanas

Se hace camino, es cierto.
Sueño con un camino que regresa.




La pintura muestra varios edificios altos con innumerables ventanas
Otros poemas de ©PEDRO DONANGELO en fin del episodio
Imagen: Natalya Makusheva

Memorando redactado con cierta urgencia



espero en el Purgatorio: 
mi número de orden es millonario. 
 
Vocifero a uno de la Mesa de Entradas, 
                    más o menos visible,                       
que vuelvo más tarde. 
 
También a la vida le aviso 

En la sala de espera
mal interpretan mi nombre.
Fin de un desencuentro,
aunque el final parece más lento
que la propia espera.

Me llamo como me llamo
y espero volver con el nombre puesto
de la anestesia del pasado

(lo digo solemnemente)

Enseguida vuelvo anuncia un cartel 
pegado en la puerta.
Al zapatero le pasa lo mismo.

para Alberto Mateu




® PEDRO DONANGELO
Imagen: Ali Yanya

El viaducto, una aproximación

Un grupo de personas sentadas en un autobús, inspirados por un poema de Pedro Donangelo. 2. Personas sentadas en un autobús, reflexionando sobre un poema de Pedro Donangelo. 3. Pasajeros en un autobús, disfrutando de la lectura de un poema de Pedro Donangelo.



La sombra oblicua que recorta el viaducto 
parece petrificada. 
Los autos no logran un punto 
de ascenso ni descenso 
No es la luz al final del túnel, 
sino emerger a la nada. 
Melodramático el sesgo de tu mundo,  
exagerado como un tano, me dirás, 
pero no incluyas que exagero 
el dolor de cabeza en persistente contraste 
con la sombra y los autos. 
Hiperbólico, diría yo, 
afinador de palabras.

Diré lo que pienso
al emerger del viaducto. 


® PEDRO DONANGELO
Imagen: Alex Prager


Escrito aún provisorio

Día de la madre, poemas



mira la pared y el verso que escribo no se anima. 
 
Después del primer aliento, el Gran Abismo. 
 
Los versos no circulan nada, 
parten y retornan siempre por el mismo punto, 
 
una lenta estela  
que repentinamente oscurecen los nubarrones. 
 
Las paredes se alzan como olas 
y una chica en el Rosedal parece Merle Oberon, la del cine. 
 
Mira la pared y los versos que no circulan nada 
poco la reflejan. 

¿Y si apaga la luz que acompaña la espera? 
Si apaga el miedo a la gigantesca oruga 
            que se abalanza hacia el andén en fuga, 

si apaga la luz a las noches del redoblante, ¿la muerte continúa? 

Las aguas desembocan en el Gran Abismo. 
"Nunca me habla", le comenta a mi padre .

Las aguas caen, 
ensordecen. 





® PEDRO DONANGELO
Imagen: Christian V. Clausen


Pedro Donangelo: Dos poemas ocasionales

Pedro Donangelo

Una advertencia innecesaria en mi caso  



posible retrato de mí, repantigado en el sofá 
esperando que hierva el agua de la pava. 
Colores fluorescentes y el blanco de pelos 
hasta la punta del rabo casi nunca incólume 
sobre el fondo gris algo verde del nuevo tapizado,  
pantalones de azul o el azul de los pantalones, 
casi imperceptible giro hiperrealista 
que incluye a la jirafa de madera, manchas marrones, 
bordeadas de amarillo, 
y al tono impuro de lo que pienso,
entre otros matices,

"No compartir el mate", dice el espectro
de la muerte número 743

Se anhela el borboteo del agua de la pava
y el paso de una palabra por este cuerpo,
         tan bien acomodado.



No es mi culpa



está chueca otra vez,
me decías en un primer plano
   con las últimas noticias
como fondo: agónicos en tránsito al Purgatorio
acarreando el porta suero. Ni el César
del húmero malo
        te redime,
dice la radiografía.
Lo oscuro y luminoso, 
pero en particular, la asimetría de lo oscuro
en nuestros años juntos.

Chueca otra vez:
botones de tu camisa que
no coinciden con los ojales



©PEDRO DONANGELO
Imagen: Andrew Wyeth

Ejercicio de memoria para gente sobrante

Pedro Donangelo



recala el día, así de vaporoso y sin beneficio
alguno.

Todo igual, alude
el tic de lo absoluto.

Anoto que el personaje pregunta por alguna taberna
o restaurante.
El de pantalones
rojizos no contesta,
alza los ojos al cielo,
pensativo,

observa
el abismo que estruja el aire.

Paseantes del fin
de semana.

Aquí, basta con pararme frente a un espejo
para observar el cielo completo.


® PEDRO DONANGELO
Imagen: Alberto Breccia
Sobre un cuento de A. Chejov

Versión topográfica de la orina de mi perro


Pedro Donangelo



ahora, ocioso,
paseo a mi perro
en horas desacostumbradas.
Incómodo, (o algo así, no definido)
por la frecuencia de mis circunstancias
en los ojos de los demás,
bordeamos otra vez el paredón rojo
y me detengo
para crear la versión topográfica
de su orina. Una isla,
un archipiélago donde brama el mar
y azota al acantilado.
La isla se extiende
sobre un país siempre en ciernes.

Más que la lámpara del asceta o una siesta,
necesito un estruendo,
ahora ocioso y repetido
en los ojos de enfrente.


© PEDRO DONANGELO

El laberinto según quien recorre estos días




me dice la red:
"No habrá nunca una puerta". Hasta aquí
Borges
y aquí,
el pensamiento que rema insistente
sobre el reflejo de una ventanilla
Dúo de luces de los autos avanzando
hacia un punto cardinal incierto
¿reverso del sur me aproxima Borges?
Un hilo, la cuadrícula de la ciudad,
no me aproximan
al deseo de mis días,
sino a la futilidad,
casi
al encontronazo con alguien
repentino,
evanescente,
entre las estanterías y casetas de un supermercado


© PEDRO DONANGELO

Vista preliminar del barrio de Once


Pedro Donangelo



prevalecen las paredes
infectadas de gris,
balaustradas en peligro de extinción.
Ventanas art nouveau confrontan con otras ojivales.
Ventanas de pensiones revela
la persiana ladeada, el mínimo watt.
Tres piletones, dispuestos para una sentencia,
atraviesan la perspectiva hacia
el tinglado de la calle próxima.
Nada singular.
Celofanes -como cierta medusa- de cajas
diseccionadas.

La dosis suficiente de espanto.

Se recomienda estrechar
los márgenes, desplazar el cortinado
al meridiano cero, 

a un estado de gracia,
                los enfermos de este piso.

La panorámica, entonces,
se reduce a un resquicio
y el observador troca
en un fisgón.
La vida delata acecho
y llovizna en los mismos días.


 
© PEDRO DONANGELO

Musée des beaux-arts de Montréal


un caballo de tres patas y el carretero
a punto
de levantar vuelo en un afiche

Una aldea rusa y Buenos Aires
intercambian posiciones en circuitos interiores.

Momentáneamente afuera,
entre las farolas de la Recova,
falsifico la esperanza
del día
que arribará otro país adonde vivo.

Proveniente de otro asunto,
la resaca del río
se balancea al borde del murallón.



© PEDRO DONANGELO

Como Chéjov


m
inutos antes del canto del zorzal
o de la alarma del despertador,
empieza a lamer mi cara.
El péndulo vivace del rabo
expresa la urgencia
de visitar el árbol y las mismas baldosas,
pero, especialmente
reconocer la marca
de su propia vida indiferenciada
y aunque nunca leyó a Chéjov
sigue el consejo sobre la escritura
en cuanto a su esencia: oler
como la primera vez
a diferencia del amigo que despierta,
que rastrea la pista del error existencial,
entre las brisas y las tormentas
de los recuerdos


© PEDRO DONANGELO



Vistazo rápido sobre mi estado de ánimo



el rosa desvaído, 
limitado entre nubes grises
y un estanque
del Jardín Zoológico.
Un reluciente tordo vs el rosa diluído
destinado a parecer 
el rosa de los flamencos.
- Mirá quién habla, dice el rosa.



© PEDRO DONANGELO

Preguntas en escena



El siguiente texto se originó, entre otros motivadores, por un poema de James Wright (aquí)

Otro poema del mismo autor, aquí, participó en una conjunción de mensajes que atravesaron el Atlántico. Los poemas manifiestan conclusiones existenciales diferentes y funcionaron como afirmación y réplica  de una ciudad a otra. Releo el poema de Wright que gracias a "Otra iglesia es imposible" lo enfocó entre otras lecturas posibles. Parafraseando la última línea del guión de "Casablanca", creo que ha nacido una hermosa amistad. Ahora, mis amigos celestiales son dos, Raymond Carver y James Wright.


preguntas dentro de un círculo de luz intensa
sobre un piso irreconocible:
¿Quién paseará a mi perro?
¿Quién no malgastó su vida?
El almanaque de la pared gotea
sus números
y el espacio que se contrae
me dobla en dos, 
en cuatro me repliega
hasta el cuadro siguiente.
Así me veo,
cansado de inicio,
lánguido de recompensas,
fatigado
después de las maniobras para desplegarme
a otro día, con precaución
y en lo posible,
con mínimo dolor 

© PEDRO DONANGELO







Tour de recuerdos




mirar atentamente
antes de cruzar la barrera deLa Pampa. 
Del otro lado de las vías 
nos reciben las campanillas azules, 
megáfonos de la conciencia. 
(vi a un hombre y vi 
a un tren en movimiento hacia 
el punto zodiacal de los destinos. Y 
no pude gritar) 
Me detengo en una esquina 
de cordón infinito 
y espero un encuentro conmigo. 
Oh sortilegio del amanecer sobre el río, tras 
la ropa tendida a secar. 
No me bañé en aguas sagradas, 
pero me iluminé con el río que parece mar 
y ahora en esta esquina 
espero iluminar el resumen de mi vida. 

"Te lo digo en español, 
deja de oler tanta mierda y escúchame." 


Pedro Donangelo© PEDRO DONANGELO
Imagen: Alex Colville

Abrupto de murga



no acarreo otro bagaje que este mirar por la ventanilla.
Busco mi destino en un solo sentido, literal y geográfico.
Las calles retroceden,
acierto mejor si digo que el colectivo avanza.
Las calles retroceden y piensan por mí,
desaceleran su huida cerca de la curva del lago de Palermo.
Un ensayo de repiqueteo se oye
alto
y más alto, pico del último fervor,
pausa o silencio,
abrupto de murga al atardecer.


© PEDRO DONANGELO
"La Torre de Babel", Brueghel

Una mancha




 el último de la fila en el descampado,
 en la senda
         de regreso del circo
 a la casilla de madera.
 (El pudor no resistió la embestida)

 El último, mojado, pero
 una a mi favor:
el aplastante gris de la niebla
desdibuja mis pantalones, 

los eucaliptus y una pared
 próxima a ninguna otra.

 Se me ocurre
 un ladrido afónico.

Una mancha en la camisa y en el fluir
de la conciencia,
una mancha en aquel de la fila,
y las más indelebles,
que huelen, invisibles, a desinfectante

El último en cualquier fila,
consecuencia desmesurada de entonces:
no pedir permiso
a la continuidad infinita de rodillas
y librar lo incontenible bajo las gradas.


Pedro Donangelo© PEDRO DONANGELO
"Isla Lacroix, Ruan", Pisarro






Leyendo "Las nieves del Kilimanjaro" de Hemingway



junto a los latidos del reloj
recuerdo la imagen en partes de un ciego a
espaldas del mar brilloso.
Y no consigo aproximar los bordes.
 “El talento
consiste en cómo vive uno la vida”
Y la otra de Hemingway que subrayo para describirme:
“Cuando
despertó, anochecía”


© PEDRO DONANGELO                                                                           








El poema comienza siempre con una circunstancia



giro la perilla, 

el segundo paso
del inicio del día.

El primero
fue la devastación de mi cara
frente al espejo,
como lo dije en la primera versión.

El comprimido intenta demostrar
la magnificencia
de una vida ordinaria,

y para colmo,
hurgo los bolsillos vacíos.

Una nube de vapor
navega hacia el exterior
por el ventiluz.

El canto de un pájaro
la atrae.



© PEDRO DONANGELO

Imagen: Detalle de Woman in a blue dress, de Modigliani



Designed by OddThemes | Distributed by Blogger Template Redesigned by PRD