Después del primer aliento, el Gran Abismo.
Los versos no circulan nada,
parten y retornan siempre por el mismo punto,
una lenta estela
que repentinamente oscurecen los nubarrones.
Las paredes se alzan como olas
y una chica en el Rosedal parece Merle Oberon, la del cine.
Mira la pared y los versos que no circulan nada
poco la reflejan.
¿Y si apaga la luz que acompaña la espera?
Si apaga el miedo a la gigantesca oruga
que se abalanza hacia el andén en fuga,
si apaga la luz a las noches del redoblante, ¿la muerte continúa?
Las aguas desembocan en el Gran Abismo.
"Nunca me habla", le comenta a mi padre .
Las aguas caen,
ensordecen.
® PEDRO DONANGELO
Imagen: Christian V. Clausen
Imagen: Christian V. Clausen
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