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Así lo creíamos
Nosotros creíamos tanto en el vínculo de la existencia,
pero ahora miro hacia atrás y, sorprendentemente,
me parece, juventud mía, que por tu colorido
no me perteneces y por tus rasgos no eres válida.
Si se piensa, es como si la bruma de las olas
se encontrara entre tú y yo, entre encallar y hundirse;
o como ver una línea de postes y a ti de espaldas,
en bicicleta, yendo directamente hacia el ocaso.
Tú no eres yo hace mucho tiempo, eres un esbozo,
el héroe de cada primer capítulo, pero cuántos años
creímos en la continuidad del camino, desde el húmedo valle
hasta el alto matorral.
De: "Poemas desde el exilio", Pretextos, Valencia, 2001
Traducción: Macarena Carvajal Lloréns y Tatiana Gritzai Bielova.
Fuente: Facebook de Jonio González
Enlaces: Poesía+poesía | Letras Libres | Culturamas
Fotografía de William Claxton
Cada breve destello era una voz,
una voz como una lámpara
en pequeñas canciones de carmín, violeta, verde, dorado.
Un coro de colores llegó hasta el agua;
la maravillosa sombra de la hoja dejó de temblar,
ningún pino cantó en las colinas,
la noche azul fue en otra parte un silencio,
cuando el coro de colores llegó hasta el agua,
pequeñas canciones de carmín, violeta, verde, dorado.
Menudos y brillantes guijarros
arrojados sobre la oscura planicie de la tarde
cantan bellas baladas de Dios
y eternidad, con el descanso del alma.
Pequeños sacerdotes, pequeños padres santos,
nadie puede dudar de la verdad de vuestros himnos,
cuando el coro maravilloso llega hasta el agua,
canciones de carmín, violeta, verde, dorado.
Each small gleam...
Each small gleam was a voice
A lantern voice
In little songs of carmine, violet, green, gold.
A chorus of colors came over the water;
The wondrous leaf-shadow no longer wavered,
No pines crooned on the hills
The blue night was elsewhere a silence
When the chorus of colors came over the water,
Little songs of carmine, violet, green, gold.
Small glowing pebbles
Thrown on the dark plane of evening
Sing good ballads of God
And eternity, with soul's rest.
Little priests, little holy fathers
None can doubt the truth of your hymning
When the marvelous chorus comes over the water
Songs of carmine, violet, green, gold.
STEPHEN CRANE (1871, Newark, New Jersey, Estados Unidos de NA / 1900, Badenweller, Alemania)
Traducción: Jonio González
Imagen: John Singer Sargent
Traducción: Jonio González
Imagen: John Singer Sargent
Tennis club
Ya sé que es muy poco importante
para los demás para cualquier otro en el mundo que el club
cerrado por la desinfección anual me parezca
hoy a través de la cancel cerrada tan distante
en su tórrido silencio soleado tan extrañamente
inmortal
Pienso en nosotros dos juntos para siempre pienso en un prado
resonante como este del laborable zip-zip solamente
de invisibles irrigadores automáticos
y pienso en un gran ojo celeste que desde afuera
entre los barrotes atónito para siempre
lo mire
Bocca Trabaria
Mirándome cada tanto en el espejo retrovisor
con la misma piedad y con la misma sensación
de remordimiento
que siempre me inspiraban ya de viejo los frágiles
párpados de mi padre
¡tuve que subir bien arriba anciana
retama de este año para reencontrarte
para extasiarme por última vez en tu color tu
aroma!
Dentro de unos días ni aquí arriba cerca del paso
superior de los Apeninos
alguien se acordará de vos
si no para conmemorar envidiándola
la elegancia silenciosa
de tu muerte
si no para proponernos como modelo el final
tu sonriente retirarte muy
despacio en puntas
de pie cerca
del cielo
Bocca Trabaria es un puerto de montaña que alcanza una altitud de 1.049 en los Apeninos centrales
Llego mi madre no está bien
Llego mi madre no está bien telefoneo al primo
médico rápido presto a
declararse en pijama
agarro el auto voy
y helo allí abajo justo que llego ya me espera
en corbata delante del umbral de su rosada rozagante
vetusta casa de campo
¿Qué diablos decirse después de casi treinta años
en los que no nos hemos visto?
Nada comprometido ni demasiado
íntimo naturalmente
y así durante el breve
tránsito de casa a casa no nos decimos
casi nada.
Me percato sin embargo mirándolo de reojo cómo en un cuarto
de siglo se las ha ingeniado increíblemente
para parecerse a mi padre médico también
-pero a ratos perdidos- de cabecera
Tiene los mismos -me digo- frágiles pómulos
los mismos finos cansados un poco violáceos
labios neuróticos los mismos
cartílagos amarillentos
usa la misma idéntica paciente sumisa
ironía hebrea.
Insiste entretanto en guiarme de callejuela en callejuela
en la sombra con la dulzura un poquito burlona
del citadino que se encuentra por casualidad conduciendo al ilustre
huésped forastero
la dulzura también del viejo que recibe al casi tan viejo
o quizá del que difunto desde mucho tiempo antes
se apena del otro.
Tennis club
So bene so che è assai poco importante
per gli altri per chiunque altro al mondo che il club
chiuso in vista dell'annuale desinfestazione mi appaia
oggi attraverso il cancello sprangato cosi distante
nel suo torrido silenzio assolato cosi stranamente
immortale
Penso a noi due accanto per sempre penso ad un prato
eccheggiato come questo dal feriale zip-zip soltanto
di invisibili irrigatori a pioggia automatici
e penso a un grande occhio celeste il quale da fuori
di tra le sbarre attonito per sempre
lo guardi
Bocca Trabaria
Guardandomi ogni tanto nello specchietto retrovisore
con la stessa pietà e col medesimo senso
di rimorso
che sempre m'ispiravano lui già vecchio i fragili
zigomi di mio padre
son dovuto salire ben in su anziana
ginestra di quest'anno per ritrovarti
per bearmi l'ultima volta del tuo colore del tuo
odore!
Fra pochi giorni quassù vicino al passo
supremo dell'Appennino
non ci si ricoderà più di te
se non per commemorare invidiandola
l'eleganza silente
del tuo trapasso
se non per proporre come modello a noi stessi il finale
tuo sorridente ritrarti piano
piano in punta
di piedi presso il
cielo
Arrivo mia madre non sta bene
Arrivo mia madre non sta bene telefono al cugino
medico subito pronto a
dichiarsi in pigiama
prendo la macchina vado
e eccolo là sotto giusto da basso che già m'aspett
in cravata dinanzi alla soglia del roseo tutto pimpante
suo vestusto palazzotto
Che cosa diavolo dirci dopo quasi trent'anni
che non si sta un po'assime?
Nulla di impegnativo di troppo
intimo naturalmente
e così durante il breve
tragitto da casa a casa non ci diciamo
pressochè niente
Mi accorgo però guardandolo di sottechi come in un quarto
di secolo ce l'aabia fatta a incredibilmente
assomigliare a mio padre anche lui medico
-ma a tempo perso- curante
Possiede gli stessi -mi dico- fragili zigomi
le stesse stanche un po' viola
labbra neurotiche le medesime
cartilagini gialline
adopera l'uguale identica paziente sommesa
ironia ebraica
Insiste frattanto a guidarme di stradetta in stradetta
nel buio con la dolcezza un tantino beffarda
del cittadino trovatosi a pilotare per caso l'ilustre
ospite forestiero
la dolcezza anche del vecchio che accoglie il quasi
vecchio altrettanto
o magari di chi defunto da assai più lungo
tempo l'appena
GIORGIO BASSANI (1916, Bolonia / 2000, Roma, Italia)
Fuente: "El segundo novecento", Poesía italiana contemporánea, Ebooks de Ediciones en Danza
Traducción: Jorge Aulicino
IV.
En el Chicago Art Institute
está colgado el autorretrato de un pintor
joven y desconocido que llegó en 1929
al mercado de objetos de arte de Francfort
procedente de Suecia. La pequeña tabla de arce
muestra a un hombre de apenas veinte años
ante la ventana de un cuarto exiguo.
Detrás de él, en un anaquel en falsa perspectiva,
escudillas de colores, una espátula, y un costoso
frasco veneciano con una esencia transparente.
El pintor tiene en la mano
un cuchillo tallado en hueso y afila
la pluma para seguir dibujando
un desnudo femenino que aparece frente a él
al lado de un tintero.
Por la ventana que está a la izquierda se ve
un paisaje con montaña y valle
y la sinuosa línea de un camino.
Es, infiere Zülch, el camino al mundo
y nadie puede seguido sino el hombre
desaparecido sin dejar huella, a quien
dedicó su investigación y cuyo arte
cree reconocer en la pintura anónima.
La razón que explica la firma M. N.
sobre el marco de la ventana
es sin duda que el pintor Mathis Nithart
descubierto en los archivos pero no irreconocible
por su propio trabajo, encubre el nombre de Grünewald.
De ahí las iniciales M. G. y N. en el Altar
de la Nieve en Aschaffenburg, de ahí también
la identidad, notable sobre Iodo por la diferencia de edad,
del joven pintor con el Sebastián traspasado por flechas
en Isenheim. Y realmente la figura de Mathis Nithart
según los documentos de la época
se convierte hasta tal punto en la de Grünewald
que uno parece haber sido la vida
y finalmente también la muerte
del otro.
Una radiograrfía de la tabla de Sebastián
revela detrás del retrato elegíaco
del santo aquel mismo rostro, el medio perfil
apenas ladeado en la pintura definitiva.
Aquí dos pintores en un único cuerpo,
cuya carne herida pertenece a ambos,
estudiaron a fondo su propia naturaleza. Primero
Nithart completó su autorretrato a partir de la imagen
en el espejo, y Grünewald, con gran amor,
precisión y paciencia y un interés en la piel
y el pelo de su compañero que llega hasta la sombra
azul de la barba, lo retocó.
El martirio pintado es la representación,
perceptible aun en los bordes de las heridas,
de una amistad entre hombres
que oscila entre el horror y la lealtad.
No es inverosímil que Nithart,
quien además de pintar frecuentaba la hidráulica,
alentara en los últimos altos la confusión
de su persona con la del maestro de Isenheim,
cada vez más insociable, y que acaso fuera
el intermediario entre él y el mundo
que su desdicha tomaba inaccesible. Hacia 1527,
casi doce años después de su trabajo en Alsacia,
Nithart se mudó de Francfort (donde
debe haber compartido por un tiempo la vida de Gninewald)
a Halle, y planeaba construir allí,
para sus famosas fuentes de aguas salinas,
juegos de agua con un complejo sistema
de ruedas de molino y tubos como en el Meno
de Aschaffenburg, espléndida obra de la mecánica
muy visitada en la época.
Pero se dice que Nithart no consumó en Halle
su tarea y se mudó reiteradas veces. En el verano
del año veintiocho se hundió en una profunda
depresión y, parece, la muerte llegó rápida.
Después de conocer la noticia de su fallecimiento
los magistrados de Francfort ordenaron
un inventario de los objetos domésticos
que había en su taller. La extensa lista comprende
un amontonamiento de las cosas más diversas:
cucharas y fuentes soperas, marmitas,
elementos para pintar al agua, quince
pieles blancas de cabra, táleros de plata
y monedas de cobre de Schwaz en el Tirol,
libros, proclamas, manuscritos y muchos
impresos luteranos, todo eclipsado
por la gloria de una única
reserva de colores: blanco plomo y albus,
rojo Paris, cinabrio, verde pizarra,
verde montaña, verde alquimia, azules
pastas de vidrio y minerales
de Oriente. También trajes,
preciosos, un par de pantalones dorados.
chaquetas color canela, las solapas forradas
en terciopelo púrpura con costuras negras,
un jubón de raso gris, un sombrero rojo
y otros muchos atavíos exquisitos.
El patrimonio es en realidad de dos hombres,
pero no nos atrevemos a decir
si Grünewald, inventor de colores,
compartía la predilección del amigo muerto
por atuendos tan abigarrados.
W.G. SEBALD (1944, Wertach, Alemania / 2001, Norfolk, Reino Unido)
Traducción: Pablo GianeraEnlaces: Letras Libres | Biografía | Multiversos
El pelador de canela
Si fuera pelador de canela
cabalgaría en tu lecho y
dejaría el polvo de la corteza amarilla
en tu almohada.
Los pechos y los hombros te olerían
y jamás podrías cruzar los mercados
sin que la profesión de mis dedos
te envolviera. Al tropezar contigo
los ciegos te reconocerían
aunque el agua de los canalones
y del monzón te bañaran
Aquí, en lo alto del muslo,
en este suave prado
hermano de tu pelo
o en el pliegue
que divide tu espalda. El tobillo.
Los forasteros te reconocerán
como la mujer del pelador de canela.
Antes de la boda
apenas podía mirarte
y tocarte jamás:
-¡Ah! La astuta de tu madre, tus toscos hermanos.
Hundí las manos
en azafrán, me las tizné
con humo de alquitrán,
ayudé a los recolectores de miel …
Cierta vez cuando nadábamos
te rocé en el agua
y nuestros cuerpos fueron libres,
pudiste abrazarme y embriagarte con mi olor.
ganaste la la orilla y me dijiste:
es así como tocas a otras mujeres
a la mujer del segador, a la hija del calero.
Y buscaste en tus brazos
el perfume perdido
y supiste
lo que significa
ser la hija del calero
abandonada sin marca
amada sin el arrullo de la palabra
herida sin el placer de una cicatriz.
En la árida brisa
acercaste mi mano a tu vientre
y dijiste
soy la mujer del pelador de canela.
Huéleme.
The Cinnamon Peeler
If I were a cinnamon peeler
I would ride your bed
and leave the yellow bark dust
on your pillow.
Your breasts and shoulders would reek
you could never walk through markets
without the profession of my fingers
floating over you. The blind would
stumble certain of whom they approached
though you might bathe
under rain gutters, monsoon.
Here on the upper thigh
at this smooth pasture
neighbour to your hair
or the crease
that cuts your back. This ankle.
You will be known among strangers
as the cinnamon peeler's wife.
I could hardly glance at you
before marriage
never touch you
- your keen nosed mother, your rough brothers.
I buried my hands
in saffron, disguised them
over smoking tar,
helped the honey gatherers . . .
When we swam once
I touched you in water
and our bodies remained free,
you could hold me and be blind of smell.
You climbed the bank and said
this is how you touch other women
the grass cutter's wife, the lime burner's daughter.
And you searched your arms
for the missing perfume
and knew
what good is it
to be the lime burner's daughter
left with no trace
as if not spoken to in the act of love
as if wounded without the pleasure of a scar.
You touched
your belly to my hands
in the dry air and said
I am the cinnamon
peeler's wife. Smell me.
MICHAEL ONDAATJE (1943, Colombo, Sri Lanka. Es ciudadano canadiense)
to be the lime burner's daughter
left with no trace
as if not spoken to in the act of love
as if wounded without the pleasure of a scar.
You touched
your belly to my hands
in the dry air and said
I am the cinnamon
peeler's wife. Smell me.
MICHAEL ONDAATJE (1943, Colombo, Sri Lanka. Es ciudadano canadiense)
Michael Ondaatje (Colombo, Sri Lanka, 1943) estudió en Inglaterra y actualmente trabaja como profesor universitario en Canadá. Ha cultivado diversos géneros literarios con un estilo siempre innovador. Fascinado por el Oeste americano escribió Las obras completas de Billy el Niño (1970), una original combinación de poesía, prosa e imágenes. Entre su obra narrativa destacan novelas como En una piel de león (1987), El blues de Billy Bolden (1999) y El fantasma de Anil (2000), galardonada con el Premio Médicis. Sin embargo, la obra que le otorgó reconocimiento internacional fue El paciente inglés (1992), ganadora del Premio Booker y adaptada al cine por Anthony Minghella en 1996, una película que ganó nueve Oscar. Divisadero (2008) es su quinta novela. Su aclamada obra poética, con títulos como Los monstruos cotidianos (1967) o El hombre con siete dedos en los pies (1969), se caracteriza por la profusión de sorprendentes imágenes y metáforas. También ha escrito sus memorias, recogidas en el libro Cosas de familia (1998).
(En el 'El paciente inglés, traducción de Carlos Manzano)
Vida
La vida ya no se me da tan bien
A veces despierto y no la reconozco.
Casas, coches, muebles, libros se vuelven borrosos
mientras que árboles, pájaros y caballos son bellos
y claros. También entiendo la música
de una variedad antigua: anterior al siglo diecinueve.
¿Dónde he estado?
Contando flores desde la ventanilla del tren
entre Sevilla y Granada, también toros y olivos.
No he podido dormir en la habitación de Lorca porque estaba embrujada.
Hasta el vino que llevé estaba embrujado.
España nunca se ha recuperado de este asesinato.
Sus noches están llenas de los rojos dientes de la muerte.
Fueron muchos los que se unieron a él. No puedes contar,
arriba y abajo, pájaros y flores al mismo tiempo.
Life
I’m not so good at life anymore.
Sometimes I wake up and don’t recognize it.
Houses, cars, furniture, books are a blur
while trees, birds, and horses are fine
and clear. I also understand music
of an ancient variety—pre-ninteenth century.
Where have I been?
Recounting flowers from the train window
between Seville and Granada, also bulls and olive trees.
I couldn’t sleep in Lorca’s room because it was haunted.
Even the wine I carried was haunted.
Spain has never recovered from this murder.
Her nights are full of the red teeth of death.
There were many who joined him. You can’t count,
up and down, birds and flowers at the same time.
Traducción: Jonio González
en perspectiva
¿Qué? ¿mantener el amor en perspectiva?—esa vieja mentira
forzada por el ojo en la imaginación
que, mecánicamente controlada, nos dirá
cómo rara vez los flancos de una mesa corren paralelos;
cómo la distancia nos reduce; cómo las ruedas se encuentran
más a menudo ovales que redondas;
cómo cada rincón del techo está torcido;
cómo el ancho camino acaba en punta—
¿Puede todo eso engañarnos a los amantes? No por mucho tiempo:
incluso el ciego presentirá que hay algo equivocado.
in perspective
What, keep love in perspective?—that old lie
Forced on the Imagination by the Eye
Which, mechanistically controlled, will tell
How rarely table-sides run parallel;
How distance shortens us; how wheels are found
Oval in shape far oftener than round;
How every ceiling-corner’s out of joint;
How the broad highway tapers to a point—
Can all this fool us lovers? Not for long:
Even the blind will sense that something’s wrong.
Traducción: Claribel Alegría / Darwin J. Flakoll
https://www.lacoladerata.co/cultura/versos/poeta-del-viernes-robert-graves/
Imagen: FundacióN Robert Graves
Termino de ver la hermosa y terrible película "My boy Jack", sobre un episodio de la vida de Rudyard Kipling y su familia, cuando el hijo mayor, John, de 17 años, decide alistarse como voluntario en el ejército, impulsado en parte por su padre y los principios heroicos y nacionalistas de su padre, y en parte por su deseo de alejarse de la atmósfera "oscura y depresiva" (al decir de la hermana menor de John, Bird) de la casa familiar. Kipling, por su prestigio y su influencia en los altos mandos, logra que su hijo sea enrolado, a pesar de haber sido exceptuado por la edad y por ser corto de vista. Es ascendido a teniente y enviado a Francia, donde apenas llegado participa en la batalla de Loos, del 25/28 de septiembre de 1915, en la que es herido y declarado desaparecido. Los padres hacen todo lo posible para dar con su paradero, hasta que un soldado que estaba a sus órdenes y que participó a su lado en la ofensiva británica, los visita para contarles lo que vio en la sangrienta refriega, en la que murieron 50.000 soldados ingleses e irlandeses y aproximadamente 25.000 soldados alemanes (en ella murió el jovencísimo poeta británico Charles Sorley (1895-1915), y el escritor Robert Graves, también miembro del ejército británico, sobrevivió y describió en su autobiografía la batalla). Se atribuye a este episodio trágico el origen del conocido poema de Kipling "My boy Jack", con el que concluye la película:
"Have you news of my boy Jack?”
Not this tide.
“When d’you think that he’ll come back?”
Not with this wind blowing, and this tide.
“Has any one else had word of him?”
Not this tide.
For what is sunk will hardly swim,
Not with this wind blowing, and this tide.
“Oh, dear, what comfort can I find?”
None this tide,
Nor any tide,
Except he did not shame his kind —
Not even with that wind blowing, and that tide.
Then hold your head up all the more,
This tide,
And every tide;
Because he was the son you bore,
And gave to that wind blowing and that tide!
Mi hijo Jack
“¿Tienen noticias de mi hijo Jack?”
No con esta marea.
“¿Y cuándo piensan que regresará?”
No con tal viento ni con tal marea.
“¿Una palabra suya alguien tendrá?”
No con esta marea.
Porque lo hundido no puede nadar,
No con tal viento ni con tal marea.
“Oh querida, ¿un consuelo podré hallar?”
No con esta marea,
Con ninguna marea,
Salvo que a nuestra sangre supo honrar —
Incluso con tal viento y tal marea.
Alza, pues, la cabeza cuanto puedas,
Aun con esta marea,
Y con cualquier marea;
Porque él fue el hijo al que le diste aliento,
Y entregaste a este viento, a esta marea.
RUDYARD KIPLING (1865, Bombay, India Británica /1936, Londres, Gran Bretaña)
Imagen: vozpopuliEsta ciudad queda lejos de las rosas de mi padre y de la ventana que da sobre las rosas y de mi mesa junto a la ventana y de mí.
Si valiera la pena escribir en esta ciudad la historia de mi vida
hablaría primero de mi pueblo
y de las calles de mi pueblo
angostas
y cortas
y mal iluminadas.
De la iglesia
(del curita aquel que una mañana no dio misa
y de la muchacha que desapareció esa mañana)
del río
y la barranca y de las lápidas irlandesas del cementerio viejo que está sobre la barranca y del vecino loco que muere entre sus flores y de una puerta que a veces no existía.
Después, padre, hablaría de un perro que se llamaba clavel.
Todo en voz muy baja
como quien se confiesa.
Me da un miedo espantoso morirme en esta ciudad sin haber hablado nunca de estas cosas.
ABELARDO CASTILLO (1935 / 2017, Buenos Aires, Argentina)
Imagen: www.lanacion.com
Como si fuera esta noche la última vez
Rota solitaria articulada muñeca
de sus alas sus gestos
la gogo girl
reivindica parcelas de aire
en un imprevisible océano
sin rosa de los vientos
sin norte nocturno, ni sur de estío
la inutilidad de todo viaje
conduce a la isla de un pódium
para bailar la danza de una tonta
muerte fingida por no fingir la vida
no no lee hasta entrada la noche
ni en invierno viaja hacia el sur
pero tiene bragas de espuma ambarina
sostenes de juguete un príncipe violeta
la despeña por los acantilados
del goce más pequeño
submarinos ya sus ojos tan nocturnos
la gogo girl
tiene la boca entreabierta por el prohibido
placer de no hablar apenas
sobre la tierna noche
y su manto de flores ateridas reposa
su falsa cabellera de niña emancipada
guitarras nada eléctricas sumergen despedidas
rómpete actriz del deseo de amar la vida
como si fuera
como si fuera esta noche la última vez.
Manuel Vázquez Montalbán (1933, Barcelona, Cataluña, España / 2003, Bangkok, Tailandia)
Fuente:http://lapoesiaalcanza.com.ar/poemas/745-el-poeta-manuel-vazquez-montalban
Imagen: Revista para leer
Fuente:http://lapoesiaalcanza.com.ar/poemas/745-el-poeta-manuel-vazquez-montalban
Imagen: Revista para leer
ALEJANDRO ZAMBRA (1975, Santiago de Chile, Chile)
Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) ha publicado, en Anagrama, las novelas Bonsái (2006), La vida privada de los árboles (2007) y Formas de volver a casa (2011), todas traducidas a más de diez idiomas, y el libro de cuentos Mis documentos. Ha recibido, en su país, el Premio de la Crítica (2007), el Premio Altazor (2012), el Premio del Consejo Nacional del libro a la mejor novela del año (2007 y 2012), además del English Pen Award, por la edición inglesa de Formas de volver a casa, y el Premio Príncipe Claus, en Holanda, por el conjunto de su obra. Estudió en la Universidad de Chile y es profesor en la Universidad Diego Portales. Anagrama
Inverness
II
No quisiera quedarse, ni salir
Ezra Pound
Cuatro paredes cuando sopla
el viento:
sin movimientos
o con el solo movimiento de los ojos
un hombre pone su atención
en el suelo
Mañana hablaremos del mar
Mañana cambiaremos el lugar
de esa ventana.
El día siguiente
Sobre la carga de los días persistentes
En el lugar en que debía estar una sombra
En espera del antiglio roce entre los peces y la sal
Desde aquí es posible escuchar
la respiración de la lluvia
(Observa el movimiento de las aguas.
Cuáles son las sombras que originó tu paso.
Cuál es ese sueño que no recuerdas.
Cuál es tu tristeza. Cuáles son las formas de
tu tristeza.
Tu llanto. Cuáles son los colores de tu llanto).
La noche es la invención de la paciencia
Y esta noche todo sucede por última vez
El viento no respeta la forma de los árboles.
Las raíces pierden el sentido de sus años
La música se desvía hacia la orilla del océano
Y tú vuelves a ofrecer
tus cicatrices al viento
Ven, el invierno conoce la duración de tu viaje
Ven, esta noche es el día siguiente
Deja que los dioses calmen tu dolor
Sólo ellos pueden hacerlo
Yo sólo miro por la ventana
Y espero el final de nuestro último abrazo.
Imagen: scoopnest.com
Sólo ellos pueden hacerlo
Yo sólo miro por la ventana
Y espero el final de nuestro último abrazo.
Imagen: scoopnest.com
El encuentro
Empezamos a hablar,
nos miramos, después nos alejamos.
Las lágrimas seguían subiendo a mis ojos.
Pero no pude llorar.
Quise agarrarte la mano
pero mi mano temblaba.
Seguías contando los días
que faltaban para volvernos a encontrar.
Aunque en el corazón los dos sentíamos
que nos estábamos separando para siempre.
El tictac del reloj llenaba el cuarto en silencio.
Escucha —te dije— se oye tan alto
como el galope de un caballo en un camino solitario,
tan alto como un caballo que galopa en la noche.
Me hiciste callar en tus brazos.
Y el sonido del reloj sofocó nuestros latidos.
No puedo irme -dijiste- todo lo que vive en mí
está acá para siempre.
Después te fuiste.
El mundo cambió. El sonido del reloj fue esfumándose,
menguando, se convirtió en algo nimio.
Yo susurré en la oscuridad “Si se detiene, moriré”.
nos miramos, después nos alejamos.
Las lágrimas seguían subiendo a mis ojos.
Pero no pude llorar.
Quise agarrarte la mano
pero mi mano temblaba.
Seguías contando los días
que faltaban para volvernos a encontrar.
Aunque en el corazón los dos sentíamos
que nos estábamos separando para siempre.
El tictac del reloj llenaba el cuarto en silencio.
Escucha —te dije— se oye tan alto
como el galope de un caballo en un camino solitario,
tan alto como un caballo que galopa en la noche.
Me hiciste callar en tus brazos.
Y el sonido del reloj sofocó nuestros latidos.
No puedo irme -dijiste- todo lo que vive en mí
está acá para siempre.
Después te fuiste.
El mundo cambió. El sonido del reloj fue esfumándose,
menguando, se convirtió en algo nimio.
Yo susurré en la oscuridad “Si se detiene, moriré”.
KATHERINE MANSFIELD (Kathleen Beauchamp, 1888, Wellington, Nueza Zelanda / 1923, Fontainebleau, Francia)
Traducción: Sandra Toro
Fuente: Página Facebook Meta Poesía
Enlaces: Eterna cadencia
Recuerdo
Aquí es donde veníamos, pensé,
de aquí para allá, por los prados,hará cuarenta años ya.
Yo había vuelto y paseé por las calles
y vi la casa en la que nací,
crecí y viví mis días sin fin.
Ahora, siendo cortos los días,
simplemente había venido a contemplar y mirar detenidamente la visión de esa
infinita maraña de tardes.
infinita maraña de tardes.
Pero ante todo, deseaba encontrar los
lugares por los que yo corría como los perros, delante o detrás de los niños,
las rutas anotadas por los indios o por los hermanos raudos y juiciosos
imitando a una tribu.
lugares por los que yo corría como los perros, delante o detrás de los niños,
las rutas anotadas por los indios o por los hermanos raudos y juiciosos
imitando a una tribu.
Llegué al barranco.
Descendí por el sendero,
yo, un tipo de pelo encanecido, pero,
sobre todo, de pensamientos graciosos, y encontré el lugar vacío.
sobre todo, de pensamientos graciosos, y encontré el lugar vacío.
¡Imbéciles!, pensé. ¡Oh!, chicos de
esta nueva época, ¿cómo no sabéis que el abismo aquí nos espera?
esta nueva época, ¿cómo no sabéis que el abismo aquí nos espera?
Los barrancos son especialmente
hermosos y de un bello verdor, misteriosos y bullentes de monos y bestias, de
criminales abejas que roban a las flores para dar a los árboles.
hermosos y de un bello verdor, misteriosos y bullentes de monos y bestias, de
criminales abejas que roban a las flores para dar a los árboles.
Aquí reverberan las cavernas y los
riachuelos que hay que vadear después del saqueo:
riachuelos que hay que vadear después del saqueo:
un bicho de agua, un cangrejo, una
piedra preciosa o una bota de goma perdida es un tesoro natural ¿y por qué este
lugar está en silencio?
piedra preciosa o una bota de goma perdida es un tesoro natural ¿y por qué este
lugar está en silencio?
¿Qué ha pasado con nuestros chicos
que ya no se apresuran para quedarse a contemplar la artesanía de Cristo:
su sangre brillante y sangrada en losque ya no se apresuran para quedarse a contemplar la artesanía de Cristo:
jarabes de los bellos árboles heridos?
¿Por qué sólo hay serpenteos de
abejas y mirlos y arqueada hierba?
abejas y mirlos y arqueada hierba?
No importa. Camina. Camina, dulce
memoria.
memoria.
Di con un roble al que yo a los
doce años una vez había trepado y desde el que grité a Skip para que me bajara.
doce años una vez había trepado y desde el que grité a Skip para que me bajara.
Estaba a mil millas de la tierra.
Cerré los ojos y chillé.
Cerré los ojos y chillé.
Mi hermano, muy dado al jolgorio, dio
grandes risotadas y subió a rescatarme.
grandes risotadas y subió a rescatarme.
¿Qué hacías ahí?, dijo.
No respondí. Casi me baja muerto.
Pero allí estaba yo para colocar una
nota en un nido de ardilla en la que había escrito un viejo asunto secreto ya
muy olvidado.
nota en un nido de ardilla en la que había escrito un viejo asunto secreto ya
muy olvidado.
Ahora, en el verde barranco de años
intermedios me quedé bajo ese árbol "¿Por qué? ¿Por qué?, pensé, Dios
mío", No es tan alto. ¿Por qué chillé?
intermedios me quedé bajo ese árbol "¿Por qué? ¿Por qué?, pensé, Dios
mío", No es tan alto. ¿Por qué chillé?
No serán más de cinco metros. Voy a
subir sin problemas.
subir sin problemas.
Y lo hice.
Y me acurruqué como un solitario mono
envejecido, agradeciendo a Dios que nadie viera a ese antiguo hombre haciendo
el ridículo agarrado grotescamente al tronco.
envejecido, agradeciendo a Dios que nadie viera a ese antiguo hombre haciendo
el ridículo agarrado grotescamente al tronco.
Pero luego, ¡ay, Dios, qué sorpresa!
El agujero de la ardilla y el perdido
nido aún estaban allí.
nido aún estaban allí.
Me tendí un rato pensando.
Me empapé de todas las hojas, las
nubes y los climas, transcurriendo tan mecánicamente como los días.
nubes y los climas, transcurriendo tan mecánicamente como los días.
"¿Qué? ¿Qué? ¿que sí?,
-pensé-. Pero no. ¡Algo más de cuarenta años!
-pensé-. Pero no. ¡Algo más de cuarenta años!
¿La nota que puse? Seguro que ya
había sido robada.
había sido robada.
Un chico o una lechuza la habría
birlado, leído y hecho trizas.
birlado, leído y hecho trizas.
Se habrá esparcido por el lago como
el polen, hoja de castaño o el tufo del diente de león que surca los vientos
del tiempo...
el polen, hoja de castaño o el tufo del diente de león que surca los vientos
del tiempo...
No. No."
Metí la mano en el nido. Ahondé bien
los dedos.
los dedos.
Nada. Nada de nada. Pero al ahondar
más
más
allí estaba:
la nota.
Como alas de polilla nítidamente
empolvadas, bien plegada había sobrevivido. Las lluvias no la tocaron, la luz
del sol no decoloró su contenido. Ocupaba mi palma. Conocía su forma:
empolvadas, bien plegada había sobrevivido. Las lluvias no la tocaron, la luz
del sol no decoloró su contenido. Ocupaba mi palma. Conocía su forma:
Papel rayado de un viejo libro de
garabatos de Jefe indio Sioux.
garabatos de Jefe indio Sioux.
¿Qué? ¿Qué? Oh, ¿qué había puesto yo
allí en palabras hacía ya tantos años?
allí en palabras hacía ya tantos años?
La abrí. Ahora mismo tenía que
saberlo.
saberlo.
La abrí y lloré. Me pegué al árbol
y dejé las lágrimas caer y rodar por
mi barbilla.
Querido muchacho, extraño niño, que
debe haber conocido a los años y contemplado el tiempo y olido la dulce muerte
en las flores.
debe haber conocido a los años y contemplado el tiempo y olido la dulce muerte
en las flores.
En el lejano cementerio.
Era un mensaje al futuro, a mí mismo.
Sabiendo que un día debo llegar,
venir, buscar, regresar.
Desde el joven al viejo. desde el yo
que era pequeño y fresco hasta el yo que era grande y nunca más nuevo.
que era pequeño y fresco hasta el yo que era grande y nunca más nuevo.
¿Qué decía que me hizo llorar?
Me acuerdo de ti
Me acuerdo de ti.
RAY BRADBURY (1920, Wakenaun, Illinois / 2012 Los Ángeles, California, Estados Unidos de NA)
Fuente: http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/bibliotecaenllamas/2013/11/07/un-gran-poeta-ray-bradbury.html
Imagen: www.slahshgear.com
Imagen: www.slahshgear.com
Para sentirse vivo
En la naturaleza
todo está de pie:
los árboles,
los pájaros que están
sobre los árboles,
las hojas que se estiran
para limpiarse de las ramas.
Y cada uno piensa que los otros
son el suelo.
Las hojas creen
que toda rama está acostada
y ciega,
los pájaros
que el árbol ya no crece,
que es una especie de ruina,
y el árbol cree
que no hay más árboles,
no cree más que en sí mismo.
Nadie soporta que el sustrato
en que se apoya
tenga una vida propia,
que no esté muerto,
extinto,
que sea ligero.
Para sentirse vivo
hay que pisar una desolación,
algo que ya no tiene nada
que decir.
Mudanza
A fuerza de mudarme
he aprendido a no pegar
los muebles a los muros,
a no clavar muy hondo,
a atornillar sólo lo justo.
He aprendido a respetar las huellas
de los viejos inquilinos:
un clavo, una moldura,
una pequeña ménsula,
que dejo en su lugar
aunque me estorben.
Algunas manchas las heredo
sin limpiarlas,
entro en la nueva casa
tratando de entender,
es más,
viendo por dónde habré de irme.
Dejo que la mudanza
se disuelva como una fiebre,
como una costra que se cae,
no quiero hacer ruido.
Porque los viejos inquilinos
nunca mueren.
Cuando nos vamos,
cuando dejamos otra vez
los muros como los tuvimos,
siempre queda algún clavo de ellos
en un rincón
o un estropicio
que no supimos resolver.
FABIO MORÁBITO (1950, Alejandría, Egipto. Reside en México)
Enlaces: El justificante perfecto
Imagen: losandes.com.ar
Enlaces: El justificante perfecto
Imagen: losandes.com.ar
LOS murmullos del río, la frescura.
Un resto de aflicción fundiéndose con lo que aún no tiene nombre.
Estela de la balsa, otoño y fango. Las aguas
de la fuente se agitan y una hebra
da vueltas sobre el rancio
suero espumoso,
al tiempo que un madero claveteado
pasa dos veces ante ti,
asilo salvador en ojos
limpios al fin de dicha.
Habla de fuego
Te desvías. Te derrumbas.
Te yergues.
por el gong de las horas
que golpeó el acebo
doce veces
más callado que tú, algo, puesto
en libertad por alguien,
salva tu nombre del carbón.
Allí te yergues
de nuevo, respirando
en el sol fantasmal
entre hielo y ensueño.
He llegado tan lejos
por ti: la voz
cuyo eco resuena en mí
ya no es la mía.
De: "Poesía completa", Seix Barral, 2012
Fuente: Facebook 'Paseante Libros' / www.lapoesiaalcanza.com
Imagen: www.abc.es
El émbolo brillante y engrasado...
El émbolo brillante y engrasado
embiste jubiloso la ranura
y derrama su blanca quemadura
más abrasante cuanto más pausado.
Un testigo fugaz y disfrazado
ensaliva y escruta la abertura
que el volumen dilata y que sutura
su propia lava. Y en el ovalado
mercurio tangencial sobre la alfombra
(la torre, embadurnada penetrando,
chorreando de su miel, saliendo, entrando)
descifra el ideograma de la sombra:
el pensamiento es ilusión: templando
viene despacio la que no se nombra.
SEVERO SARDUY (1937, Camagüey, Cuba / 1993, Paris, Francia)
Fuente: http://amediavoz.com/sarduy.htm
Imagen: Radio Martí
Ademanes durante los adioses
Esta imprecisa ciudad donde las gaviotas
no es el escenario menos apto.
Confiémonos pues a la luz de invierno
recamada de hollín y obligaciones;
admiremos si hay sol las lentejuelas
del frío -tanta película para ver,
exposiciones fascinantes, volutas
modernistas en la piedra, consoladoras cenas-
y tengamos presente incluso que del otro
lado es verano, con caballos de vapor
sobre el río irisado y explosivos
chubascos en la madrugada. Porque
confirmar la oposición nos duele menos
que atender a la mampara donde
cada botón de la espontaneidad
proyecta una figura compuesta, que
fue creada en su momento entre dos,
o más, y ya pasó. Revolotean en esa superficie
tantos juegos de baraja junto al mar
como ciertos sabores, u olor de hospitales,
o incursiones jubilosas en la librería.
Con tanta reminiscencia no se puede;
sobre todo, no se puede con lo mucho que fue dicho
y no bastó. Ahora es de la pausa; un estanque
seco entre atisbos de lluvia. Así pues,
retendremos de la despedida, no el silencio
que estalla de sensaciones, que inflexiblemente
rechaza los añadidos, sino la claudicación
un poco aparatosa que al cabo nos acerca
todavía más. Tengamos a mano el aceite
del porvenir, su homogénea danza sobre las aguas
agrietadas -el destino. Y veamos entonces el momento:
cada uno alza el brazo como puede, es decir;
lo alza con un chirrido deshonroso, toca un hombro
o ni siquiera -porque está en penumbra-
y permanece atornillado a la fungible vida
que eligió, como entusiasmo y paliativo,
aunque no sin un fulgor particular, irreemplazable,
que los ojos del otro, con todo y velados,
no dejarán de advertir como si fuera suyo.
En el gran viaje, ese fulgor será el recuerdo.
MARCELO COHEN (1951/ 2022, Ciudad de Buenos Aires, Argentina)
Imagen: www.revistaenie.clarin.com
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