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El poeta ocasional

Muestra de poesía contemporánea


Viendo en particular

Juan Calzadilla

Lavado de la memoria Deberíamos atrevernos a narrar con lujo de detalles todo lo que nos pasa por la mente en una especie de diario. De este...

LO ÚLTIMO

Jim Moore | El poeta ocasional

Se observa una persona de edad, pero de aspecto juvenil con una gorra negra y gran visera de estilo deportivo. Viste una remera también negra con una gorra deportiva. Está apoyado sobre una pared color beige

A donde me lleve    


Al olivar más allá 
de Bassano, y a la mancha azul grisácea de la colina más allá, como el humo de un fuego que no deja de arder. 

        A un hombre muerto llamado Cristo, y margaritas cerca de su rostro gris, pintor
       anónimo, bizantino, primer piso de la Academia.

A la cara de Lida cuando nos contó cómo los fascistas
sacaron a su padre de la casa, la hizo ver cómo le disparaban.

        Cerca de rosas silvestres a lo largo de las vías del tren en St. Paul
        donde Dale Street comienza a salir de la ciudad.

Cerca de rosas silvestres, en cualquier lugar.

         A ese niño en Irak, acostado en un colchón, llorando,
         su padre muerto sin ninguna razón más que nosotros.

El asiento trasero del coche, el día después de Pascua, mirando a cinco monjas grises
caminar lentamente a través de la luz menguante por las escaleras de la catedral hacia Dios.

         A estos cuervos más negros que cantan desde la rama rota en la cima del almendro,
         las flores van y vienen. Como si un dios gritara en su interior, toda la belleza huyó.

A ti, niña, que estás de pie bajo el ciprés justo después del cementerio de la ciudad, saludando
mientras pasaba tan rápido que nunca me di cuenta de lo corta que es la vida.

          Dormir con sus sueños y luego, despertar, de nuevo en la historia.
          A la muerte y a la esperanza de Dios, y, por el amor de Dios, a Filippo Lippi, a la belleza

A los extraños en busca de la belleza, es decir, a nosotros en necesidad,
a nuestra desesperación, qué interminable, qué necesario.

          Fumar en la colina al amanecer y el camino blanco que no lleva a ninguna parte, 
          vacío como siempre.

          A la forma en que las cosas desaparecen sin dejar rastro, llevándome cada vez con ellas.


Where it takes me



To the olive grove past Bassano, and the blue-gray smudge
of the hill beyond, like smoke from a fire that won’t stop burning.

To a dead man called Christ, and daisies near his gray face,
anonymous painter, Byzantine, first floor in the Accademia.

To the look on Lida’s face when she told uTs how the fascists
dragged her father from the house, made her watch as they shot him.

Near wild roses along the railroad tracks in St. Paul
Where Dale Street begins to leave the city.

Near wild roses, anywhere.

To that boy in Iraq, lying on a mattress, crying,
his father dead for no reason save us.

The back seat of the car, the day after Easter, watching five gray nuns
walk slowly through the failing light up the cathedral stairs toward God.

To these blackest of crows calling out from the broken branch on top of the almond tree,
blossoms come and gone. As if a god is crying out within, all beauty fled.

To you, little girl, standing under the cypress just past the town cemetery, waving
as I drove past so quickly I never noticed how short life is.

To sleep with its dreams and then, waking, again into history.
To death and the hope for God, and, for God’s sake, to Filippo Lippi, to beauty

To the strangers in search of beauty, that is, to us in need,
to our desperation, how unending, how necessary.

To smoke on the hill at dawn and the white road that leads nowhere, empty as always.
To the way things disappear without a trace, each time taking me with them.


JIM MOORE (1943, Decatur, Illinois, Estados Unidos de NA)
De: "Prognosis", Graywolf Press, 2021
Fuente: Jim Moore poet
Versión Google en español
Imagen en libnews

Sergio Sepúlveda | El poeta ocasional

La imagen muestra un retrato en interiores de un hombre con camisa azul claro y una bufanda gris oscuro. Está sentado frente a una ventana desde la cual se ve vegetación afuera, lo que sugiere un entorno tranquilo y posiblemente hogareño o artístico. En la pared, a su derecha, cuelga una fotografía en blanco y negro que parece representar una escena urbana o arquitectónica, con edificios y una calle o sendero. La luz natural entra desde la ventana, iluminando suavemente al sujeto y creando una atmósfera acogedora, como de entrevista, reflexión o lectura.

El libro de poemas Civilización y barbarie (Buenos Aires Poetry, 2022), del escritor chileno Sergio Sepúlveda (Rengo, 1985), indaga en el quiebre de las relaciones interpersonales en una sociedad dominada por las lógicas de mercado. La temática principal que se deja entrever es una crítica al sistema económico y la forma en que los vínculos humanos se modelan en base al consumo.  

Esta crisis actual del sujeto se conforma como un hilo conductor y expresa la soledad a la que nos enfrentamos en el mundo actual. El autor ofrece una mirada sobre la caducidad de los cuerpos, el temor a envejecer en una realidad dominada por la juventud y la levedad de nuestra existencia. Con un estilo minimalista y de concisión descriptiva, el escritor narra pequeños mosaicos de lo cotidiano y de aquello que nos rodea. Uno de sus poemas dice:


LOS años se irán como una promesa sin vías
Y nuestra carne quedará vacía.
Seremos desechados
Quedaremos obsoletos en la compra/venta
Y un nuevo producto nos reemplazará en la cadena.
Gritaremos en el bullicio de nuestra pantalla táctil
Donde nada importa
Donde nada queda.

En: Loqueleimos


Las cruces




Es el movimiento de las olas
la hierba que se agita
en la lejanía de los insectos
ya no es necesaria la distancia de los objetos
he tratado de olvidar este cuerpo 
desechable.
La levedad de este piso
lo imperecedero del licor y del fuego
el abrigo de tu cuerpo
es el último destello
es quizás el único triunfo
al final de la noche.

En: Diario Perfil


SERGIO SEPÚLVEDA (1985, Rengo, Chile)
Enlaces: Letras de Chile | Buenos Aires Poetry
Imagen en Il punto quotidiano
Anne Talvaz / poesía francesa


PARA la Fiesta de Muertos 
Cori me hizo una 
Calaca-una mujer-esqueleto. 
 
Baudelaire ya lo dijo bien 
si me perdonan este atajo. 
 
Esta la mía-es de papel mâché 
y yo encima le puse un sombrerito sobre su cabeza tan redonda y lisa 
 
Oscilando sobre mi mesa de trabajo 
más o menos chueca por ser artesanal
"arte popular mexicano"

De hecho
a veces le hago cosquillas a Calaca bajo el mentón
le acaricio la cabeza
como a un animal

"arte popular mexicano"
así es como la presento
como se las presento

Dicho esto, a los europeos les parece horrible
y si no estuviéramos en Europa
no me tomaría el trabajo de exhibirla.



POUR la Fiesta de Muertos
Cori me fit une/ Calaca -une dame-squelette.

Baudelaire a déjà bien dit la chose
si vous me pardonnez ce raccourci.

Celle- ci-la mienne-est en papier mâché
et j'ai encore perché un bibi sur sa tête si ronde et lisse

Oscillant sur ma table de travail
plus ou moins bancale car artisanale
"art populaire mexicain"

De fait
il m'arrive de chatouiller Cala- ca sous le menton
de lui caresser la tête/ comme à une bête

"art populaire mexicain"
c'est ainsi que je la présente
que je vous la présente

Cela dit, les Européens la trouvent horrible
et si nous n'étions pas en Europe
je ne me donnerais pas la peine de l'exhiber.


ANNE TALVAZ
(1963, Bruselas, Bélgica. Reside en Paris, Francia)
Fuente: Diario de Poesía
Traducción: Jorge Fondebrider
Enlaces: Eterna Cadencia | Periódico de poesía
Imagen en Marché de la poésie


Unidades desmedidas     




la distancia se apropia de la distancia 
que esparce el gesto que fuga 
 
se alarga sobre la línea de tiempo 
y queda extendida 
como una regla o un trazo 
 
qué extraño este dolor en los huesos



Cardinal




en una esquina de semáforos
llega la llamada
desde países intangibles

cambiar todo por nada
ya que corazón no es dínamo
y todo sin nada es nada



Relevo de la zona



en plena tarde
se hacen evidentes el pie inestable
y la plena tarde

todo es amenaza o todo es presa
tras el decoro de la ciudad
como una campana de cristal
como una casita de palabras
a la que alguien selló la salida




CARLOS A. CAPELLA
(1961, Buenos Aires, Argentina
De: "Actas capitulares", Amazon Kindle, 2022

V     




Voy a enseñaros las postales que compran los turistas. 
Esto es exactamente lo que quiero deciros. 
Dos niñas con vestidos tradicionales 
no son un souvenir. 
Fuera de foco abren sus manos 
para pedir limosna. 
  
 

VI 




Los viejos bulevares son la parodia de lo que fueron,
porque perdidos en sus aceras
nosotros ignoramos el valor de los pasos,
el precio de unas botas cosidas en Tailandia
por menores de edad.
Sencillamente nos da lo mismo,
con ellas los pies vuelan
y los modelos flotan en las pantallas de los dispositivos.
¿Acaso no sabemos quién le limpia la mierda
al chico pelirrojo?
«No quiero que me griten los hijos de la inmigración».



VII




Pronto recordaremos las cúpulas, las torres
desmochadas, el viejo caserón que hacía esquina
sin el trino vivaz de los gorriones, al borde
del abismo de su extinción.
Las humaredas bajaron a los túneles del metro
y lamieron los muros. Esta mañana
hay polvo de oro en los párpados del revisor.






IGNACIO VLEMING
(1981, Madrid, España)
De: "La revolución exquisita", La Bella Varsovia, 2022
Enlaces: Letras Libres
Imagen en 3trsreinos
Publicación original: 11/1/2023

Mis textos publicados por Barnacle Ediciones. 2025



Horacio Warpola / poesía mexicana



III.    


No es que te haya olvidado,
es que decidí mejor pensar en otras cosas.

Incluso cuando borrarte del mundo virtual
no bastaba con desvanecerte de la tierra.

Había 351 mensajes nuevos en tu bandeja de entrada de Gmail,
eran 275 notificaciones de Facebook,
16 personas habían comenzado a seguirte por Twitter;
lo demás era basura:
recados,
despedidas
y llanto.

Como si dejarte un post o un tweet
hiciera que el dolor se encoja;
tal vez un consuelo para los que no pudieron decirte
unas últimas palabras
con la pútrida esperanza de que fueras a responder con
un «me gusta».

Fue muy complicado eliminarte,
envié un mail extenso a los administradores para explicarles
que habías muerto,
y que los muertos no están en Facebook,
ya no escriben en sus muros.

Respondieron al día siguiente enviando una clave y un pésame.
Pensé en el hombre que reenviaba el mail,
pensé en todas las personas que han muerto
y siguen flotando en internet,
perdidos entre htmls y wwws.

Pude ver sus blogs como tumbas,
sus perfiles llenos de epitafios y homenajes.

Me sentí muy triste por todos ellos.


gob.mx 



Las expectativas que mi gobierno quiere que tenga son medias
Digo -mi gobierno- porque aunque no sea mío me pertenece en el patriotismo
y en los impuestos y en la rutina
No soy un drogadicto no tengo grandes deudas
Conozco el mundo y a los animales salvajes a través de la televisión
y no puedo dejar de sentirme mal porque mi realidad es la ficción de otro
Mi ficción no es la realidad de nadie
Estoy cansado de abrir y cerrar las canillas
como si eso fuera vivir
Abrir y cerrar canillas
Hasta donde sé una flor no se queja de ser una flor
Un tornillo ama ser un tornillo
Estoy joven y a veces me siento como un viejo
y a veces me siento como un niño
Son los treinta -dicen-
No quiero quedarme a medias
A mi gobierno le conviene
que sea una trucha en un estanque de crianza
fácil de pescar fácil de devorar
Llega el momento en donde tomas el auto
y lo estrellas en cualquier barda
Las bolsas de aire te salvan la vida
-las bolsas de aire-
eso para mí es la poesía
Estrellarme cuando quiera sin morir
siempre a medias
Como mi gobierno desea 



Poema de los drones



Nadie rebaje a lágrima o reproche
una aeronave que vuela sin tripulación humana a bordo
esta declaración de la maestría
también conocida en español como vehículo aéreo no
tripulado
de Dios, que con magnífica ironía
pretende reproducir la facilidad de vuelo del abejorro
me dio a la vez los libros y la noche
pero también entrega pizzas.


HORACIO WARPOLA (1982, Alizapán de Zaragoza / 2024, Querétaro, México)
Fuente: Digo palabra
Dorianne Laux / poesía estadounidense

La imagen muestra a una persona de cabello largo, vestida con una camisa clara, de pie junto al tronco de un árbol grande y rugoso. El entorno parece ser un bosque o parque, con vegetación visible al fondo. La fotografía está en blanco y negro, lo que le da un aire nostálgico o artístico, y resalta la textura marcada de la corteza del árbol en contraste con la suavidad del cabello y la ropa. Tiene un estilo introspectivo, como si captara un momento de quietud o conexión con la naturaleza.

Música suficiente    




En ocasiones, cuando hacemos un viaje largo
y ya hemos hablado bastante y escuchado
música suficiente y parado dos veces,
una para comer, una para contemplar el paisaje,
caemos en este ritmo de silencio.
Se balancea hacia atrás y hacia adelante entre nosotros
como una cuerda sobre un lago. 
Tal vez lo que no decimos sea 
lo que nos salva.



Enough music




Sometimes, when we’re on a long drive,
and we’ve talked enough and listened
to enough music and stopped twice,
once to eat, once to see the view,
we fall into this rhythm of silence.
It swings back and forth between us
like a rope over a lake.
Maybe it’s what we don’t say
that saves us.


Otro poema de DORIANNE LAUX, aquí
De: "What We Carry" (BOA Editions, Rochester, 1994) en "Poetas norteamericanos en dos siglos", vol. II, selección y versiones de Jonio González, Ediciones En Danza, Buenos Aires, 2020.
Imagen en Saint Mary's
La imagen muestra un perfil de una persona vistiendo un atuendo con patrones llamativos. El fondo es oscuro y tiene diseños intrincados. A la izquierda, hay un recuadro gris con texto blanco que dice:  NGUGI WA THIONG'O poesía keniana


Primero nos dieron sus lenguas. 
Dijimos que no pasa nada, que podemos hacerlas nuestras. 
Entonces dijeron que primero debíamos destruir las nuestras. 
Y dijimos que no pasa nada, porque con las suyas nos convertimos en los primeros. 
Los primeros en comprar sus aviones y sus máquinas de guerra. 
Los primeros en comprar sus coches y su ropa. 
Los primeros compradores de lo mejor que fabrican con lo mejor que tenemos. 
Pero cuando dijimos que podíamos superarlos 
haciendo lo mejor con lo mejor que tenemos
lo nuestro con lo nuestro
nos dijeron que no, que teníamos que comprárselo a ellos
aunque hubiéramos sacado lo mejor de lo mejor.
Ahora nos obligan a comprar lo mejor que ya han usado
y cuando dijimos que podíamos defendernos y fabricar lo nuestro
nos recordaron que conocen todos los secretos de nuestras armas.
Sí, nos obligan a comprar lo mejor que ellos ya han usado.
De segunda mano, lo llaman.
En swahili se llaman mitumba.
Armas mitumba.
Coches mitumba.
Ropa mitumba.
Y ahora el FMI impone universidades mitumba
para producir intelectuales mitumba.
Exigen que cerremos todos los departamentos
que dicen
que tenemos que mantenernos firmes,
el mejor terreno desde el que alcanzar las estrellas.
Pero los políticos mitumba se arrodillan ante el FMI,
la Fundación Internacional Mitumba,
y gritan
Sí, señores
Nosotros, los imitadores neocoloniales, exprimimos el mejor bakshish.
La cultura mitumba crea MaTumbo kubwa
para unos pocos con mentes mitumba.


Glosario: Mitumba
: de segunda mano. MaTumbo: estómago. Bakshish: soborno.


NGUGI WA THIONG'O (1938, Karmiriithu, Kenia / 2025, Buford, Estados Unidos de NA)
Fuente: EspaiMarx / Vijay Prashad
Enlaces: Ngugi wa Thiong'o Foundation  
Imagen: Pagina12
T:S:Eliot: No con una explosión, sino un gemido
Un fotograma de la película un día en la vida de Oblomov, de N Mijalkov

Los hombres huecos    


El Sr. Kurtz ha muerto 
 (J. Conrad) 
"un penique para el viejo Guy" 

I 



Somos los hombres huecos  
Somos los hombres disecados 
Recostados uno en otro 
Rellena de paja la cabeza. ¡Ay! 
Nuestras voces resecas, cuando 
Juntos susurramos 
Son quedas y nada significan
Como viento en el pasto seco
O patas de raras en el vidrio roto
De nuestra seca bodega

Figura sin forma, sombra sin color,
Fuerza paralizada, gesto sin movimiento;
Aquellos que han cruzado
Con la mirada fija, al otro Reino de la muerte
Nos recuerdan -si lo hacen- no como violentas
Almas perdidas, sino sólo
Como los hombres huecos
Los hombres disecados.


II



Ojos que no me atrevo a encontrar en sueños
En el reino de sueño de la muerte
Esos no aparecen:
Allí los ojos son
La luz del sol sobre una columna rota
Alli, hay un árbol que se agita
Y las voces son
En el canto del viento
Más lejanas y más solemnes
Que una estrella evanescente.
No esté yo más cerca
Del reino de sueño de la muerte
Vista yo también
Esos disfraces deliberados
Piel de rata, piel de cuervo, palos cruzados
En un campo
Comportándome como lo hace el viento
No más cerca
No ese encuentro final
En el reino del crepúsculo.



III



Esta es la tierra muerta
Esta es la tierra del cactus
Aquí se levantan las imágenes
De piedra, aquí reciben
La súplica de la mano de un muerto
Bajo el titilar de una estrella evanescente.

Asi es
En el otro reino de la muerte
Despertar solo
A la hora en que estamos
Temblando de ternura
Labios que besarían
Hacen ruegos a la piedra rota.



IV



Los ojos no están aquí
No hay ojos aquí
En este valle de estrellas moribundas
En este valle hueco
Esta quijada rota de nuestros reinos perdidos

En éste, el último de los lugares de encuentro
Vamos a tientas juntos
Y evitamos hablar
Reunidos en esta playa del rio crecido
Sin ver, a menos
Que los ojos reaparezcan
Como la estrella perpetua
Rosa multifoliada
Del reino crepuscular de la muerte
La sola esperanza
De hombres vacios



V



Aqui bailamos en torno al tunal
en torno al tunal, en torno al tunal 
Aquí bailamos en torno al tunal
A las cinco de la mañana


Entre la idea
Y la realidad
Entre el impulso
Y el acto
Cae la Sombra

                               Porque Tuyo es el Reino

Entre la concepción
Y la creación
Entre la emoción
Y la respuesta
Cae la Sombra
                              
                              La vida es muy larga

Entre el deseo
Y el espasmo
Entre la potencia
Y la existencia
Entre la esencia
Y el descenso
Cae la Sombra

                             Porque Tuyo es el Reino

Porque Tuyo es
La vida es
Porque Tuyo es el

Así termina el mundo
Así termina el mundo
Así termina el mundo
No con una explosión, sino un gemido.



The hollow men



I

We are the hollow men
We are the stuffed men
Leaning together
Headpiece filled with straw. Alas!
Our dried voices, when
We whisper together
Are quiet and meaningless
As wind in dry grass
Or rats' feet over broken glass
In our dry cellar

Shape without form, shade without colour,
Paralysed force, gesture without motion;

Those who have crossed
With direct eyes, to death's other Kingdom
Remember us -- if at all -- not as lost
Violent souls, but only
As the hollow men
The stuffed men.

II

Eyes I dare not meet in dreams
In death's dream kingdom
These do not appear:
There, the eyes are
Sunlight on a broken column
There, is a tree swinging
And voices are
In the wind's singing
More distant and more solemn
Than a fading star.

Let me be no nearer
In death's dream kingdom
Let me also wear
Such deliberate disguises
Rat's coat, crowskin, crossed staves
In a field
Behaving as the wind behaves
No nearer --

Not that final meeting
In the twilight kingdom

III

This is the dead land
This is cactus land
Here the stone images
Are raised, here they receive
The supplication of a dead man's hand
Under the twinkle of a fading star.

Is it like this
In death's other kingdom
Waking alone
At the hour when we are
Trembling with tenderness
Lips that would kiss
Form prayers to broken stone.

IV

The eyes are not here
There are no eyes here
In this valley of dying stars
In this hollow valley
This broken jaw of our lost kingdoms

In this last of meeting places
We grope together
And avoid speech
Gathered on this beach of the tumid river

Sightless, unless
The eyes reappear
As the perpetual star
Multifoliate rose
Of death's twilight kingdom
The hope only
Of empty men.

V

Here we go round the prickly pear
Prickly pear prickly pear
Here we go round the prickly pear
At five o'clock in the morning.

Between the idea
And the reality
Between the motion
And the act
Falls the Shadow
For Thine is the Kingdom

Between the conception
And the creation
Between the emotion
And the response
Falls the Shadow
Life is very long

Between the desire
And the spasm
Between the potency
And the existence
Between the essence
And the descent
Falls the Shadow
For Thine is the Kingdom

For Thine is
Life is
For Thine is the

This is the way the world ends
This is the way the world ends
This is the way the world ends
Not with a bang but a whimper.



Eliot a los doce años (De una fotografía)




Hoy un viento caliente recorre la tierra,
no árido ni seco como será más tarde,
arrastrando las hojas de cobre en un sonido
que imita al del infierno prepara el purgatorio

y su sueño otoñal. Ahora es marzo 
con el sol que te hace entrecerrar 
los ojos hondos, sus sombrías violetas,
sobre los que se encrespa el pelo despeinado

cuanto permite, o manda, la etiqueta 
de la Nueva Inglaterra, exiliada en las costas
meridionales: y jamás de frente
la querrás combatir. Pero vencerla ―

si hoy la amarga boca adolescente tal
propósito y empeño sugiere mientras contra
el muro de ladrillos el fotógrafo
finge tu ejecución y las rodillas

languidecen culpables por la cálida
estación y la edad ― y ya vencida
y vacía a la orilla del tiempo abandonarla,
reluciente, querrá decir vivir y escribir 

hasta el enero cruel, invierno de los huesos.



Eliot a dodici anni (Da una fotografía)




Oggi un vento caldo corre la terra, 
non arido non secco come sarà più tardi,
trascinando foglie di rame in un suono 
che imita l’inferno prepara il purgatorio 

e la sua sonnolenza autunnale. Questo 
è marzo con il sole che ti fa 
stringere gli occhi fondi, brune violette 
su cui s’aggrondano i capelli scomposti 

quanto permette, o esige, l’etichetta della 
Nuova Inghilterra esule su rive 
meridionali: e tu mai di petto 
vorrai combatterla. Vincerla — 

se oggi l’amara bocca adolescente tale
proposito e impegno significa mentre 
contro il muro di mattoni il fotografo 
finge la tua esecuzione e i ginocchi 

illanguidiscono colpevolmente al tepore 
della stagione e dell’età — e vinta 
abbandonarla vuota sulle rive del tempo, 
e lucente, vorrà dire vivere e scrivere 

sino al gennaio inclemente, all’inverno delle osa.


T.S. ELIOT / ATTILIO BERTOLUCCI
Traducción del inglés: Gerardo Gambolini
Traducción del italiano: Pablo Anadón
https://epoelpoetaocasional.blogspot.com/2022/10/ts-eliot-sobre-un-fondo-de-atenuados.html
Fotograma de la película Un día en la vida de Oblomov, de N Mijalkov

Poema    




Cuando ellos ya no estén, solo 
quedarán sus plantas 
abrazándose salvajes, creciendo 
desconcertadas. Mi hermana y yo 
nos habremos llevado todo: los secretitos 
de la noche grabados en la mesa de luz,
las cenizas que duermen en cofres de mármol,
todos esos muebles gigantes
como máquinas a vapor,
las fotos —todas las fotos en blanco y negro
en las que el pasado parece mentira—,
los problemas suaves, de épocas
sin distracción. Y así,
cargadas, vamos a caminar
por la costa varicosa de los años.
Alguna dirá ¿qué harán los que vengan
con la casa, con los dos plátanos altos
de la vereda? ¿Se animarán
a tirar todo abajo? Ese coraje
no será nuestro. Empieza después
de esta historia. Ahora, estamos de espaldas
al futuro, no es que lo evitemos,
juntamos fuerza.
Soltamos al cielo
palabras, un oráculo, una
traición. Ofrendas lanzadas al mar
cargadas de flores y preguntas, deseos
y nuestros nombres tallados sobre todo
lo que tuvimos: lo más bello y lo espantoso.
Después, ya no seremos animales pesados
husmeando en la orilla, sino esa pareja de aves
revoloteando su hogar



MAGALÍ ETCHEBARNE (1983, Remedios de Escalada, Pcia. de Buenos Aires, Argentina)
Fuente: Tenemos las máquinas
Enlaces: La primera piedra | Revista Otra parte | El destape

Una tarde muere y aparecen todas las preguntas pero también nuevas certezas. Es como aprender un lenguaje nuevo, el de la poesía. Ahora, Magalí Etchebarne tiene que desarmar la casa. Recorrerla de nuevo, una última vez, una vez más, vacía. Imposible no invocar a Anne Carson: “Si la prosa es una casa, la poesía es alguien en llamas corriendo a través de ella”. Pero, lo prefiera o no, este fuego está controlado. Es un fuego moderado por alguien que dispone de su propia desesperación.

Un año se pasa de ser hija a poeta, y los versos se convierten en manotazos a la memoria de lo último pero también lo primero. Se trata de cruzar “una soga por el precipicio” olfateando cada rincón como un perro de caza, sabiendo que incluso así los olores se pierden, las voces quedan tal vez sólo en un casete, y que esa voz suena distinta del propio recuerdo. Armar un lexicón de gestos, lunares, palabras inventadas, cositas insignificantes, alimento para pájaros. Así se cocina una vida, así se tramitan los legados y los silencios: a fuego lento, cocinando al lobo de los fantasmas.

Marina Mariasch en https://www.tenemoslasmaquinas.com.ar/catalogo/como-cocinar-un-lobo

La mujer lapidada hasta la muerte al caer la noche   


La mujer lapidada hasta la muerte al caer la noche 
miró a lo largo de la llanura. 
 
El sol estaba aporreado. La silueta urbana, 
una quemadura de primer grado. 
La noche invadía, y la oscuridad, 
como un fantasma, chupó toda su sangre 
empapando el cielo del ocaso. 
 
La mujer lapidada hasta la muerte al caer la noche: 
¿podía estar buscando al hombre que escribió algo 
en la arena, último testigo
de todo esto?

El único aquí era yo:
una mano
escribiendo sobre la pizarra
de mis miedos.

La gente, con piedras en sus manos,
se había ido a casa.
El pecado había sido eliminado.
El anochecer, estregado.
El cielo liberado.

Sin embargo yo permanecía incapaz de volver a casa.
Como el cuerpo allí afuera.

Vi en sus cuencos una hilera de sangre
como melaza.

Y en sus ojos rotos las palabras.
"He pecado".

Oh, la mujer lapidada hasta la muerte al caer la noche.
Pregunto: ¿Me recuerdas?

Pero ella siguió mirando a lo largo de la llanura

Hasta que por fin los murciélagos volaron
y chillaron, reconociendo el cadáver,
y allí en la pus estaba mi nombre:
algo que ella quiso ocultar,
como mi tristeza.

"Sí," dijo ella una vez, "Todo lo que hice fue amarte. "

Oh, la mujer lapidada hasta la muerte al caer la noche,
Cierra tus ojos,
Cierra bien tus ojos



GEONAWAN MOHAMAD (1941, Batan, Indonesia)

Traducción: León Bla
Fuente: Asamblea de palabras
Imagen en Alchetron

La poesía de Cruz, en sus primeros libros, teniendo algunos poemas excelentes y aún primordiales, es todavía la lucha de un joven poeta con sus referentes: Teillier, Barquero, Cárdenas, entre los más identificables, haciendo de la así llamada “poesía lárica” su sustento: un mundo de provincia, de seres y enseres, nostalgia por un espacio singular, donde la infancia, el mundo rural, los espacios vitales de lo primigenio son experiencia, pero sobre todo, experiencia lectora: lectura de poemas que me hubiese gustado vivir y escribir. Lo que para una parte no menor de los poetas de los 90 fue la poesía de Rosamel del Valle, Eduardo Anguita o de la Generación del 38 sin más, en Cruz decantó en una asimilación y aprendizaje de referentes en aras de un “País de Nunca Jamás”. Pero Cruz, un poeta poseedor como pocos de una poderosa intuición autoconsciente de su escritura, muy pronto debió advertir que nada se podía sacar en limpio en la reiteración mimética de un modo de entender el poema como aporía de un gesto imposible. Tal vez por eso puede comprenderse la secuencia que en esta antología deviene en las dos secciones inmediatas y consecutivas: “Fábula del bandolero” y “La aldea de Kiang después de la muerte”. Ambas son acciones paralelas en el tiempo, discurriendo hacia la autonomización de sus recursos: más que plasmar la mímesis de un universo lárico en retroceso dadas las peculiaridades de la modernización económica y cultural del Chile del primer tercio del siglo XXI, acá pueden leerse dos puntos de fuga de una poesía que ve agotado sus referentes: por un lado, una especie de épica bandolera en sintonía con cierto Pound y la relectura de ese imaginario que representa los límites de una vida peligrosa: el bandido, el cuatrero, el sujeto expelido de los procesos de modernización que traen a lugar un modo peculiar de vérselas desde el margen de la provincia con una violencia ancestral asumida como punta de lanza de la aventura y la ruptura con lo establecido. Pero aquel gesto que no deja aún de poseer una atmósfera romántica y anarquista limita con su propio esteticismo. 

Ismael Gavilán en https://latinamericanliteraturetoday.org/es/rese%C3%B1as/una-bella-noche-para-bailar-rock-antologia-poetica-de-cristian-cruz-2/


Una bella noche para bailar Rock  

 


Esta es una bella noche para bailar rock. 
A mi padre lo trajimos muerto desde Santiago, 
El clan quería verse reunido al fin: 
nuestra madre sólo recibía órdenes de la familia, 
“Tú eres el encargado para irte con tu padre
                                             /en la carroza”.
Bien, asentí, y fui a comprar cigarrillos.
A la salida de la ciudad le pedí al chofer
                                             /que prendiera la radio,
nos pusimos a fumar.
“Mi padre fumaba también”, dije.
Ya en la carretera buscaba una emisora;
las radios aquí se escuchan mal producto
                                              /de las montañas.
“Escuchemos un cassette”, dijo el chofer.
Colocamos la cinta, una selección de rock argentino,
Y luego preguntó si fumaba cannabis.
Fumamos mientras avanzábamos
                                              /por las montañas y la carretera.
Al llegar bajamos el féretro de papá,
le di gracias al chofer por el viaje.
Hoy como hace dieciocho años
pienso a quién debo traer de la gran ciudad,
para que la familia esté unida
para que la familia sea feliz.
 


En concreto



 
El poeta Donald Davie nació en Inglaterra en 1922,
de él sé pequeños datos de una antología.
Mi padre; que terminó de colero en
                                            /las ferias de Pudahuel,
murió dos días antes que Davie
                                            /en septiembre del 95.
Por ese entonces yo había robado un par de autos
                 /para quemarlos cerca del aeropuerto.
Está claro: no existe nada que ligue todo lo anterior.
Tres vidas movidas al unísono;
Davie, mi padre, y una conexión de cables
                        /bajo un volante.
Yo afeité a mi papá antes que se pusiese frío.
El hisopo maquillaba su cara verduzca con espuma,
luego la Gillete hacía su trabajo.
A Davie lo prepararon en una funeraria londinense
                   /para recibir los ritos anglicanos.
En concreto; existe una desaparición hace 25 años,
aunque se puede oler la colonia inglesa
                                   /después de la afeitada,
leer los poemas de Davie de vez en cuando.
Todos podemos desaparecer de verdad,
                                   /regresar y afeitarnos de nuevo.
O conducir un auto de un lado a otro sin
                                  /mayores obligaciones.
Yo fijé en un punto la mirada,
los dos muertos del poema la fijaron en mí.
No existe problema alguno; hemos sobrevivido
                       /al tiempo,
                      /al espacio y las apariencias.
 
 

Poemas ratas, poemas luz



 
Existe gente que ha escrito buenos poemas,
                       /y no sabes cómo lo hicieron.
Según tú, cruzaron el río místico que
                      /está lleno de buenos poemas.
Tamaño asunto motiva decir;
“Ese poema me hubiese gustado escribirlo yo”
Cerveza ucraniana de trecientos pesos
tabaco Richmond sobre la mesa.
Qué hacen esas dos cosas a orillas del río.
 
Mi hija patina una tarde de invierno
 
Se acerca a la reja de la cancha y me dice:
¿Qué figura quieres que haga; el ángel, el cisne
(aunque ese me cuesta mucho)
o la paloma hacia atrás?
Me gusta el ángel, pero realiza lo que quieras mostrarme.
Entonces abarcó toda la cancha,
de una esquina a otra; pensando quizás
                                          /cómo sorprenderme.
Al rato se acercó a la reja y me pidió la botella con agua.
El día había estado nublado y frío,
de pronto una luz naranja rompió en las cordilleras
                            /nevadas que están sobre el valle.
No sabemos lo que haremos más tarde
                           /o cuál será el desenlace,
la brisa comienza a amoldar nuestras mejillas,
y quizás es hora de volver a casa.
Espera, espera, déjame realizar otro intento.
Claro, inténtalo toda tu vida; ser un ángel o un cisne,
como esa luz que se apodera de la cima y la abandona
                                     /todas las tardes, una y otra vez.



Otros poemas de CRISTIAN CRUZ, aquí
Fuente: Raza Cómica
Imagen en Descontexto
Lidia Rocha / poesía argentina

Preferiría estar leyendo    




“Los perros grandes son como mariposas”, dice. 
¿Y los pequeños? ¿como ballenas? ¿como elefantes? ¿como tortugas? 
No es que no supiera que iba a llegar el invierno, 
pero el otoño se prologaba con calorcito y dorados. 
Podría haberse extendido un poco más. 
Hace unos años arreglaron mi vereda 
Los obreros acortaron las raíces de mi árbol, 
del que llegaba hasta mi ventana
todavía joven y repleto. 
Le sacaba fotos cada año.
Tendría que haber sospechado del otoño
cuando abría los párpados de la noche con relámpagos
y lluvia.
Claramente una invitación al invierno.
¿Escucharon como lo llamaba?
¿Vieron cómo le abría las puertas?
Mi padre al morir también abrió las puertas de mi noche
Llamó a mi vejez. Llamó a mi muerte.
Desde entonces me acosan con golpes y exigencias.
No se puede confiar en el otoño
Sigrid tiene un gran danés.
“Los perros grandes son como mariposas”, piensa.
“Ahora soy como la carnicera de Freud.
Siempre pido más”, piensa.
Las raíces de mi árbol fueron cortadas
finalmente se derrumbó sobre la calle.
Salió en todas las noticias.
Cayó recto y con un gran estrépito.
Rompió autos, pero tuvo gentileza.
¿No escucharon las noticias?
“La tierra —dice Louise— te alimentará, te cautivará
No te mantendrá vivo”.
Cuando paseo con mi perro miro los árboles
Conozco cada árbol de mi manzana.
Algunos tienen flores:
hay rosas chinas, rosas de la India, buganvillas
A otros lo llamo simplemente “árboles”.
Los obreros que se llevaron al mío
derribaron el siguiente.
“Era un bebé”, se lamentó alguien.
Quizás también le habían cortado las raíces.
Voy con mi perro y miro los árboles
cortados en rodajas como para hacer leña.
¿Quién llora por los árboles?
¿Por qué siempre pensamos
que no hicimos lo suficiente por nuestros padres muertos?
Como en una novela de detectives
cuando el protagonista intuye una trama importante
oculta tras otra superficial, se pregunta:
¿Qué es lo que no puedo ver?
¿Por qué siempre nos traiciona el otoño?
¿Cuánto vivirá mi perro pequeño?
¿como una ballena? ¿como un elefante? ¿como una tortuga?
Quisiera hibernar hasta octubre
O vivir en una habitación cálida
leyendo, leyendo, leyendo
tal vez mirando una película
“Es haragana”, decían mis padres.
“Sólo quiere estar tirada leyendo todo el día”
Las palabras con muchas aes son apropiadas
para las de mi calaña.
“¿Qué es lo que no estoy viendo?”, se pregunta Wallander.
¿Qué es lo que no quiero ver?
Detrás de un pez grande siempre hay otro más grande.
Lo supe cuando el otoño
nos traicionó con relámpagos y lluvia.
Y nos dejó allí, sentenciados,
a mí con mis árboles y mi perro
al gran danés y a Sigrid.
Todos mariposas.




LIDIA ROCHA
(Trenque Lauquen, Provincia de Buenos Aires, Argentina)
Enlaces: Opcit 
Javier Vindel

La imagen muestra a una persona con una camisa celeste abotonada, de pie en un entorno moderno y bien iluminado. En el fondo se pueden ver varios taburetes, una barra y grandes ventanales que ofrecen una vista a un área exterior con árboles y un toldo azul. El entorno sugiere un ambiente informal o semi-formal, posiblemente un café o restaurante.

Autorretrato     


 
        Hombre-lobo soy 
que exhuma entre las piernas de una mujer su luna llena 
y antólogo confeso de películas para adúlteros; 
huérfano de dos tuercas y un tornillo, 
trajino por las calles un organillo de ciego que tañe cuando quiere 
y una estrella de mar en vez de corazón; 
secretario privado del rayo y sus arpegios de tormenta 
si atestiguo el óxido del desafuero; 
Quijote del bolígrafo, porque en un certamen de metáforas en bikini 
mi Dulcinea hallo, 
también me gusta el futbol de orfebrería, Beethoven 
y el rock de alto voltaje; 
jardinero exclusivo de la rosa náutica, trafico polen de sueños,
y a mucha deshonra;
cazador furtivo del marfil de las páginas en blanco,
busco la piedra filosofal
en el almácigo de las palabras y su crucigrama sin fin;
alérgico a la hipocresía y a su carátula de mapache viéndome la cara,
hace ratos firmé, sobre acero inoxidable,
mi acta de divorcio contra las anfetaminas del aplauso;
sentimental congénito, más cariñoso y tonto que un perrito faldero;
apóstata de la escala cromática del vino
y prófugo gremial que mendiga asilo político a la soledad
y riñe con ella: he aquí lo que soy, lo demás
es impura coincidencia.
 


JAVIER VINTEL (1968, San Pedro Sula, Honduras)
Fuente: Nueva York Poetry
Imagen en El Reportero literario

Principio de ruptura del significante

"...El significante desde Saussure quedaría en la simple reducción del fonema, del monema o del semema, o de los elementos de la comunicación de Jakobson. Situación de índole lingüístico o la ruptura del giro lingüístico propiamente, el lenguaje con la dicotomía saussureana se eslabona la relación arbitraria entre significado y significante, el transvidelismo rizomático se destaca por esa desviación y ruptura del significante, el código en des/código o hiper/hipo y protocódigo.
La contingencia a la que estamos sometidos se relativiza cuando maneja nombres para lo azaroso e inventiva profunda, recurrente, original y universal. Para lanzar la tiranía del significante hay que romper con las codificaciones, encontrar líneas de fuga. Encierra los estados de cosas en la red de los significantes y luego vierte las palabras con la estructura complex de la realidad. Este proceso origina la trascendencia. En nombre de ella se predica la verdad, la unidad, la inmovilidad y la cuasi-perfección:
“Remedida” con la palabra ¿Mi país? en el poema “profesión de fe”, “escribir es este acto de magia, donde mis vísceras son lo único que extraigo del sombrero”, al igual “escojo el signo de la cruz” del poema “testimonio”, “para el himen de mis parpados” del poema “Tutankamon se confiesa”.
La forma en que construyen los versos, las estrofas, los poemas hasta llegar a un todo permanente y profundo. Asimismo, el uso de los lenguajes de la tecnología con la naturaleza, conforman con eficacia el contenido de un estilete original y único dentro del marco de la literatura hispanoamericana.
Otro rasgo estilístico, es el desdoblamiento, que significa entre la voz del poeta/hombre se abre la realidad que se estructura en el interior y exterior, va originada por la trascendencia de la verdad fenomenológica, en ciertas delimitaciones molares y territorialidades, donde la metáfora irrumpe el significante, porque la palabra misma nombra cosas, o las cosas nombran al significante, las dos cosas implican agnominación. Esta implicatura de nombrar y crear el espacio inmanente del lenguaje mismo, donde adquiere líneas fugaces, el lexicón, el diccionario, lo enciclopédico, logra distancia, y a la vez se acerca al ser-estar, para que el poema, trascienda el ontos y la episteme, además del neoexistencialismo retórico que atraviesa ciertos niveles de las capas textuales. De tal forma, los significantes codifican lo que van “representando”.
En esa aprehensión de la sociedad y de la naturaleza, el devenir material captura códigos. Un ejemplo es como la orquídea, por ejemplo, adquiere forma de avispa- hembra atrayendo así a la avispa-macho que, seducida por el disfraz, se posa en la superficie de la flor y se impregna de polen. Luego esparcirá ese polvo vital en otras orquídeas, fecundándolas. Parecería que la flor imitó a la avispa. Pero, en realidad, capturó su código aumentando su valencia: devino momentáneamente avispa lo expresa Deleuze. La cosa misma, el objeto, el sujeto, el personaje subyacen en el fondo del poema, se desdobla, cambia del espacio y del tiempo..."

En https://archivos.latribuna.hn/2022/12/04/h2o-de-javier-vindel/

Naturalizada   


¿Puedo arrancarme la tierra como si fuera un corcho? 
Derramo todo durante el almuerzo. Mi padre nunca aprendió a nadar. 
Sé que ya he dicho demasiado. 
Mira, van apareciendo las maravillas. Mira, los chicos 
ven Vice de nuevo. Brillos y citas pegajosas. 
Les gusta entender. Les gusta jugar al abogado del diablo. 
Mi padre juega fútbol. Hace mucho calor en Gaza. 
No es lugar para una trenza de niña. Bajo 
ese ascensor de hospital. Cuando esto termine. 
Cuando esto termine, no habrá más que silencio.
Los colegas me felicitarán por el alto al fuego
y estiraré mis dientes hasta convertirlos en un país.
Como si no llevara a Al Jazeera al baño.
Como si no rezara en árabe entrecortado.
Está bien. Les gusto. Les gusto en un museo.
Les agrado cuando escupo a mi padre de mi boca.
Hay un silbido. Hay un misil golpeando la tierra como un puño.
Dibujo un mapa de Pantene en la cortina de la ducha.
Rompo un Clonazepam con los dientes y nado.
El diario dice tregua y los supermercados C-Mart
vuelven a vender semillas de granada. Metáfora tonta.
Arruiné la velada. Me dieron una vida. ¿Es frívolo esto?
Los domingos son días de tarot. Los martes son para tacos.
Hay una gotera en el baño y la arreglo
en treinta minutos exactos. Toda esa agua de sobra.
Todos esos números al costado de la pantalla.
Aquí está tu matemática. Aquí tu opinión en caliente.
Ese número no es un número.
Ese número es una primera palabra, un apodo, una canción de cumpleaños en junio.
No debería tener que decirte eso. Aquí está tu testimonio,
aquí tus vacaciones en la playa. Imagina:
dejo de correr cuando estoy cansada. Imagina:
aún queda el mes de junio. Dime,
¿qué página editorial va a garantizar su muerte en la agonía?
¿Qué editor? ¿Cuál es la línea roja? ¿Qué bolsillo?
Qué tierra. Qué sacudida. Qué silencio. 


Naturalized



Can I pull the land from me like a cork?
I leak all over brunch. My father never learned to swim. 
I’ve already said too much. 
Look, the marigolds are coming in. Look, the cuties
are watching Vice again. Gloss and soundbites.
They like to understand. They like to play devil’s advocate.
My father plays soccer. It’s so hot in Gaza.
No place for a child’s braid. Under 
that hospital elevator. When this is over.
When this is over there is no over but quiet. 
Coworkers will congratulate me on the ceasefire
and I will stretch my teeth into a country.
As though I don’t take Al Jazeera to the bath.
As though I don’t pray in broken Arabic.
It’s okay. They like me. They like me in a museum.
They like me when I spit my father from my mouth.
There’s a whistle. There’s a missile fist-bumping the earth.
I draw a Pantene map on the shower curtain.
I break a Klonopin with my teeth and swim.
The newspaper says truce and C-Mart
is selling pomegranate seeds again. Dumb metaphor.
I’ve ruined the dinner party. I was given a life. Is it frivolous?
Sundays are tarot days. Tuesdays are for tacos.
There’s a leak in the bathroom and I get it fixed
in thirty minutes flat. All that spare water.
All those numbers on the side of the screen.
Here’s your math. Here’s your hot take.
That number isn’t a number.
That number is a first word, a nickname, a birthday song in June.
I shouldn’t have to tell you that. Here’s your testimony,
here’s your beach vacation. Imagine:
I stop running when I’m tired. Imagine:
There’s still the month of June. Tell me,
what op-ed will grant the dead their dying?
What editor? What red-line? What pocket?
What earth. What shake. What silence.


HALA ALYAN (1986, Carbondale, Illinois, Estados Unidos de NA)
Traducción: Juan Carlos Villavicencio
Publicado en Descontexto. Le incorporé el poema en idioma original.
Imagen en CN Traveler

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