San Roque Ruralcity
Me despertó una llamada telefónica,
la voz me pedía un microscopio,
no tengo, respondí.
Sin volver a conciliar el sueño
recordé los pequeñísimos seres que se revelaban en el lente
cuando dictaba clases en San Roque Ruralcity,
recordé un par de mujeres, un bolso lleno de ropa interior,
y la otra parte del mundo que veía por el lente:
musiquilla, nada más que musiquilla.
Sin decoro
Todo comenzó sin decoro:
el árbol de pascua en el suelo,
y la casa se venía abajo.
Una buena tía nos ayudaba con el arriendo
y aun así la casa se venía abajo;
no era la bebida, no eran
los fines de semana frente al televisor.
Era algo parecido a la noche.
He perdido el trabajo
Así nos dijo papá en la mesa mientras
bebía y fregaba por el aseo de la casa;
no he vuelto a escuchar esa frase nuevamente.
Esto no es más que dinero, ¿cierto?
Ahora soy un cero a la izquierda, nos repetía.
Después le veía salir de casa con muchas intenciones,
lo que hacen los tipos que se quedan sin trabajo.
Le acompañé un par de veces a su antigua oficina.
Cada vez que volvía guardaba silencio, un gran silencio.
Si hoy estuviese frente a mí le diría que no se preocupara,
que hasta los planetas han sido dados de baja:
Mira a Plutón, allá debe estar guardando silencio,
un gran silencio.
¿Cómo te podría decir?
Nunca logré aprender un número telefónico
excepto el tuyo,
cosa que, se sabe
puede juntar a dos almas derrotadas
desde una cabina bajo la lluvia.
De: "Dónde iremos esta noche", Ediciones Unibicalistas, 2015
Imagen en Proyecto Patrimonio