Lavado de la memoria
Deberíamos atrevernos a narrar con lujo
de detalles todo lo que nos pasa por la mente
en una especie de diario.
De este modo le ahorraríamos a la memoria venir
a auxiliarnos con su discurso torpe y lleno
de lagunas y ambigüedades
después que las cosas ya han pasado,
más tarde o más nunca
como si creyera ser la historia.
No importa que nos equivoquemos
o que, exagerando la nota, lo que testimoniemos
resulte la obra de un gran embustero.
Después de todo no se escribe sino sobre lo que
uno imagina. Así lo que nos imaginemos
sea lo único que en nuestras perras vidas
nos ha pasado.
JUAN CALZADILLA (1931, Alta Gracia de Orituco, Venezuela)
Imagen: Fundación Editorial El perro y la rana
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