Acerca de “La fuga del infinito mordido” de Susana Cella (Barnacle, 2021)
¿Es posible escribir en estos tiempos difíciles sobre azucenas marchitas y narcisos sin ceder a ninguna tentación lírica romántica? Sólo si existe la firme decisión de alcanzar un punto álgido en el que confluyan el raro privilegio de la reflexión nietzscheana y una poética expresionista, carne ausente, cráneos o mandíbulas falsas, jirones de nylon en osamentas secas.
¿Qué se propone esta mujer con su decir reactivo, en instantes hostil, por momentos con humor, más de una vez con ira? ¿Qué loca presunción le permite concebir la realidad sólo como lo que aparenta ser, apenas restos, lo que queda de cosas o de seres, fragmentos de un arbor textualis intenso, profundo, matorrales que encierran, asfixian, y de golpe se iluminan con un pensamiento incendiario que hace estallar con fuerza la pasión ardiente del poema?
Es evidente en Cella su inclinación por una estética que se va y vuelve del barroco al expresionismo, arte el primero que recrea con un saber del Cinquecento, pero que hoy es lengua de ruptura, estética que le permite diseminar figuras corrosivas entre endebles ramitas, tallos raquíticos con el puño apretado, sangrientas mordidas con fugas rantifusas, palabras reas corroyendo el infinito, dando dentelladas para tratar de encontrarle un sentido a la existencia.
Pero no hacerse ilusiones: nada propone. ¿Describe? No, tampoco. No trata de persuadir ni entretener ni contar ni su musicalidad surge en razón de una especie de felicidad. No. Sustrae. Quita el aliento. Vacía. Y vaya si juzga: condena, deshabita. Juega en juerga verbal. Juega de manos como las niñas con fuego, con la piel erizada y su esqueleto de falsa hembra de tiburón.
¿Todo eso la define? En absoluto. Hay más y más en cada fragmento, rajaduras mentales, goznes del cuerpo oxidados. ¿Y ella? ¿Es como de pronto se insinúa, fría y distante, o puro fuego viviente? Le apasiona la ambigüedad, es visible. Y el equívoco, la paradoja. Distrae, engaña, se aferra a sus imperfecciones, te hostiga, te cuestiona, te somete a un constante deslizamiento de los significados. ¿Con qué objeto? Acostillarte al piso, quemarte en pozos de cal viva. Es por eso el suyo un libro extraordinario. Complejo, barroco, sí. Pero sin ninguna referencia a lo divino, natural o artificioso. Sólo poemas que escudriñan el horror de una cuerda fina de arpa que es a la vez alambre de atar carne en un campo de exterminio. El desconsuelo y el sarcasmo de un Benn al que ciertamente supera y la inmensa sutileza de las cosas terrenas, la belleza desasida de toda humanidad.
No es este en realidad un comentario al que se le deba adjudicar autoría: se lo ha construido sin comillas pero con fragmentos de los poemas de Susana Cella, porque sólo así se puede transmitir la conmovedora, bruta experiencia que suscita la lectura de este libro, que llevará sin duda a cualquier sujeto pensante a un solipsismo cartesiano de difícil salida. Porque como ella juzga y dictamina: del otro lado, al atravesar la puerta, nada te aguarda, solamente agua reptando mal parida.
Acerca de Pablo Ananía
Nació en Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina.
Es ensayista, poeta y periodista.
Residió en México, Costa Rica y España. Vive en Buenos Aires, Argentina, y trabaja, vía internet, para medios y profesionales de México, Costa Rica, España Venezuela y Colombia.
Publicó, entre otros: Diccionario inmoral de los argentinos (Ed. Vergara, Buenos Aires, 2005), Hemos construido este país desde el principio al fin equivocados (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1999), Más milagro que muerte (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1994), Pensar sin pensar (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1992), La comedia continua (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1989), Ciudad Irreal (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1987), Tipos, observaciones (Editorial Ambigua Selva, Buenos Aires, 1981) y Tontas preocupaciones (Editorial Vos, Buenos Aires, 1963).
Acerca de Susana Cella (Buenos Aires, 1954)
Autora de los libros de poemas Entrevero (Sigamos Enamoradas, 2008) ,Tirante (Paradiso, 2001), Río de la Plata (La Bohemia, 2001), Eclipse (Zorra Poesía, 2005), De Amor (dientes, paredes arrugadas) (Zorra Poesía, 2006) El fondo (Barnacle, 2017) y La fuga del infinito mordido (Barnacle, 2021); las novelas El Inglés (Paradiso, 2000) y Presagio (Santiago Arcos, 2007), el ensayo El saber poético (Fac. de Filosofía y Letras UBA/ Nueva Generación, 2003), entre otros.
Publicó poemas y ensayos en revistas, capítulos de libros, antologías o ediciones en Argentina, Chile, Cuba, España, Estados Unidos, Francia, México y Uruguay. Traduce literatura en lengua inglesa. Fue becaria de la Universidad de Buenos Aires (1990-1998), y obtuvo la beca de ILE (Ireland Literature Exchange), Dublín, 2007.
Colabora en revistas y periódicos. Es doctora en Letras por la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, donde trabaja como profesora e investigadora.
Coordina el Espacio Literatura y sociedad del Centro Cultural de la Cooperación.