Fuego en las colinas
Los ciervos saltaban como hojas que flotan en el viento
bajo el humo, frente a la estruendosa ola de la maleza en llamas;
pensé en las vidas más pequeñas atrapadas.
La belleza no es siempre adorable; el fuego era bello, el terror
del ciervo era bello; y al descender por la pendiente
tras el fin del fuego, un águila se posaba
en la punta de un pino calcinado,
insolente y ahíta, envuelta en las plegadas tormentas de sus hombros
había venido desde lejos por la buena caza,
con el fuego como batidor para atraer la presa; el cielo era
de un azul implacable y las colinas implacablemente negras,
el gran pájaro sombrío dormitaba implacable entre ellas.
Pensé, con dolor pero convencido:
La destrucción que hace bajar un águila del cielo es mejor que los hombres.
Fire On The Hills
The deer were bounding like blown leaves
Under the smoke in front the roaring wave of the brush-fire;
I thought of the smaller lives that were caught.
Beauty is not always lovely; the fire was beautiful, the terror
Of the deer was beautiful; and when I returned
Down the back slopes after the fire had gone by, an eagle
Was perched on the jag of a burnt pine,
Insolent and gorged, cloaked in the folded storms of his shoulders
He had come from far off for the good hunting
With fire for his beater to drive the game; the sky was merciless
Blue, and the hills merciless black,
The sombre-feathered great bird sleepily merciless between them.
I thought, painfully, but the whole mind,
The destruction that brings an eagle from heaven is better than men.
ROBINSON JEFFERS (1887, Allegheny / 1962, Carmel-by-the Sea, California, Estados Unidos de NA)
Fuente: Rialta
Enlaces: Jordi Doce | Círculo de poesía
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