Nos movemos entre lo sublime y lo abyecto, pero también en las fronteras, donde pareciera no haber lugar para las definiciones. Somos lo mejor y lo peor de la especie, pero quizá no haya nadie bueno o malo, en términos absolutos; en cierto modo todos somos criminales y víctimas, analfabetos y cultos, animales-y-racionales, apasionados e indiferentes, vitales e intelectuales, convencionales y transgresores, realistas y soñadores, certeros y equivocados, esclavos y libres. Somos imperfectos, incompletos, frágiles. Nuestros mayores logros son nuestros mejores fracasos. Pero lo seguimos intentando, siempre. Lo intentamos riéndonos de todo, incluso de nosotros mismos. Lo intentamos porque lo que nos hace grandes es que no podamos llegar. El péndulo oscila lentamente entre el cielo y el infierno, pero se detiene en el medio. De eso se trata el ser humano, después de todo, ¿no?
Imagen: www.taringa.net
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