Al desnudo
Frente a ti han ido cayendo
uno a uno los velos que me cubren,
y el fulgor, la fábula arrebata que fui
como flor de sal en el agua
se han perdido.
Mira la antípoda impía de lo que deseaste,
bajo la luz que no tiene escudo ni vuelta
mírame las astillas del hombro
las uñas sin consuelo
la almendra del vientre trocada en
cuesco exangüe,
el sexo donde el deseo depositó su tibieza líquida
una medusa prensada entre tablas.
Desnuda estoy del desnudo que me disfraza
mis ojos ya no son el fanal de tus viajes nocturnos;
de mis senos no mana la lecha que te alimentaba
y en mis sienes no pastan furias ni caballos.
Ah las imágenes que perseguí y perdimos
la lumbre efímera, la imposible divisa destrozada;
pero al final del día mi corazón es la casa
donde te acojo
sin velos, con dulzura de amapola.
Coda
Nada quedará de tu presencia
que no sea el recuerdo:
pedazos de imágenes
rastros que otras presencias desvanecerán.
Nada quedará de esta tarde:
ni la felicidad que comienza
con el ruido de las cucharillas en las tazas
de café
entre paredes y platos descascarados
el sillón de mimbre a punto de sucumbir
bajo el peso de los libros
la ropa sobre la cama
y tras la ventana el azul ondeante
agujereado por los árboles.
Mañana escribiré sobre la muerte de los amantes
y recuperaré entre todos los momentos
el que nos salvó del miedo y su deriva
el más limpio
cuando dijiste que el amor no contradice
la ausencia del amor
y tus ojos se humedecieron
y acariciaste mi espalda
con la delicadeza
del que se aleja de puntillas.
SOLEDAD ÁLVAREZ (1950, Santo Domingo, República Dominicana)
Fuente: Acento
Enlaces: Moño hecho | Poesía.us | Revista Altazor
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