Señal de identidad
Me niego a habitar mi nombre en el nombre de mi padre
y de mi propio espíritu que en él se guarece.
Me niego a negar este rostro que como bandera enarbolo,
esta voz que proyecto en el vacío de mis muertos,
estos gestos que encarno inmerso en estas raíces por las que me nutro y soy
Me niego a negarme desasociándome de este mortal que exhibe sus flaquezas.
Me niego a volver la mirada destruir mis tambores,
impugnar mis dioses, ignorar mis colores.
Si a mi memoria erigieran monumento alguno,
que sea dolmen al amor que profesé,
no obelisco a la desidia o al desamor.
En estas aguas
Hay en estas aguas
un lugar donde saltan delfines
y vagan mansos manatíes.
Un lugar donde se confirma el valor de la vida,
las formas del delirio,
las perplejas márgenes del miedo.
Allí reposan esencias del silencio,
envejecimiento del tiempo,
urgencia de ti
de que me completes
de que termines de forjar
esta sonora diadema de luz
que mi sed irá a calmar.
Extranjero
Ya no navega sonámbulo por los mares interiores
buscándote, amor.
No escudriña las rayas de sus manos,
por quién sabe cuál secreto
para encontrarte.
No le sirve ya la ciega guitarra,
el herido bandoneón,
ni el piano de derritiéndose en notas lastimeras.
¿Para qué este reloj gelatinoso?
¿Para qué paraguas si no llueve ni hace sol?
Hoy todo es diferente.
Tu silbante corazón envejece junto al mío,
ajado de distancia y espera.
Cascada de luz,
origen del asombro.
Dulce gozne de lo irreversible.
Norberto James Rawlings (1945, San Pedro de Macorís, República Dominicana)
Fuente: www.artepoetica.net
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