Poema de año nuevo
Tan mortal como el otro,
tan reciente,
es un año tan año que da pena,
que da llanto y da rabia.
Eso eso simplemente: tan pequeño,
tan efímero rostro, tan escaso,
tan difunto y floral,
que lo veo pasar desenrollando
variados arrebatos, diminutas acciones,
coyunturas y brindis,
como el buen empleado de oficina,
impasible escribano de los muertos,
que dejará a su vez un almanaque,
una silla y un sueldo para otro.
Minúsculas reyertas con sus golpes de mano,
los gestos estruendosos y las revoluciones,
los precarios destinos navegando en la gota
del año inmemorial que se repite,
me ponen melancólico, irritable.
Sin embargo a mí esto no me arredra,
no me me estorba empezar todo de nuevo:
ordené mis carpetas,
discipliné el declive de mis años,
esta gran inquietud que me atenaza,
y me dispuse a ser,
a ser nomás un hombre,
con el desbarajuste que sostengo,
con mi gran ansiedad desaforada,
y así compaginados mis recelos,
metodizada el ansia, con mi tormento en regla,
yo me pues a vivir entre mis deudos,
a caminar entre vecinos,
para vivir nomás, vivir si esto es posible,
solamente morir,
vivir y estar cayendo.
Máximo Simpson (1929 / 2017, Buenos Aires, Argentina)
De: "Poemas del Hotel Melancólico", Editorial Amistad (Premio Fondo Nacional de las Artes) 1963