Toda la tarde
Toda la tarde las sombras han estado construyendo
una ciudad propia de las calles,
corrigiendo con cuidado las perspectivas
con diagonales oscuras, y reduciendo
veredas a plataformas, franjas de luminosas
escalerillas, como si fuera un barco
esta contra-ciudad. Pero los inclinados, negros
encabalgamientos como escaleras para asalto
trepan a las fachadas y las atan a la tierra,
confunden salidas para incendio que ya están enredadas
en vapuleadas ambigüedades. Tocas
las movedizas formas para saber cuál sitio es cuál
y te tiznas un dedo con ceniza del tiempo
que sopla a través de ambas, la sombra en la penumbra
y en la luz, que recorre los caminos
para agujerear las paredes, elevarse por patio y escalera
y deslustrar el pináculo azteca del Chrysler.
Desde la autopista
Las gaviotas se amontonan para comer de la basura
que se descarga, camión por camión,
sobre un montículo que tres carreteras
han aislado:
cuando las semillas se hundan y se enreden
este abono movedizo donde las gaviotas
rebuscan el sustento invernal
se transformará en cerro -para los halcones
un terreno de caza, pero no tendrá nombre:
jamás nadie irá allí. ¿Cómo
lo recuperaremos, una forma que nos pertenezca?
Ya que no engendrará fantasmas
sino sólo -bajo la zambullida e inspección
de las alas del halcón- los huesos de pequeñas presas,
su resplandor de sodio en las tardes de invierno
inaccesible como el Edén...
CHARLES TOMLINSON (1927, Sotoke-on-Trent, 2015, Gloucestershire, Inglaterra)
De: "Notas de Nueva York", 1984
Traducción: Laura Wittner
Enlaces: Richard Swigg: La insistencia de las cosas
Imagen: www.theguardian.com
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