al acecho de algo que ya era tu mirada
serpentea bajo el rocío; es aún temprano
el cuerpo no despierta una taza y otra de
café no aplazan el cansancio ni callan el
rabioso canto de la carne bajo los árboles
volvés a tu casa decidís quedarte allí
sin demasiadas pretensiones sólo
esperar la llamada de alguien
que en otro tiempo te vestía
de sierva o nodriza para reinventar cada
amor cada dolor; “ el problema no es la
libertad sino encontrar una salida “ te decís,
la radio anuncia próxima invasión de abejas
producto del indeclinable cambio climático,
se acostaba con el juez, quien luego la
prostituía para que el mundo sepa y
entienda de una vez cómo hay que
tratar a las mujeres;
ellas corren como lobos enfebrecidos
beduinas a punto de perecer en la mitad
del desierto;
no es sencillo todo esto el resto de los
mortales duerme o grita en silencio
vos intentás abrir otra puerta
una grieta interrogar las cicatrices
aún abiertas desaparecer entre
la gente salir
VII
eterna la música de una palabra,
guerra que se vuelve absurda
y prolongada / ni adentro ni afuera
sólo un testigo muy pocas veces invocable;
te acomodás sobre la almohada no hay
mejor posición que aquella que se encuentra
y en el mismo instante se pierde pensabas
se siente en los brazos los tobillos se hinchan
las venas a punto de estallar el infinito de un
cuarto sutil imagen para lo que muere;
desordenaste los recuerdos / otra vez es otra
noche y la misma el cielo arquea su boca
de azufre pronto sudestada quizá todo acabe
de una vez para recomenzar los esclavos canten
al fin sus deseos sin ser apaleados tu pena y la mía
aquí como peces heridos que vierten su sangre
inocente en círculos sobre todas las costas
se pierden alojan el mar
VIII
minding me to know that I`m glad
Sufjan Stevens
oís sol moribundo siete cisnes
tocan la puerta melodía de lobos
hambrientos por detrás se abren
el pecho muestran su secreto
luz tenue quién violentaría
este instante sino un rostro
desde siempre amado y
perdido conmoción mis
hermanas se han alejado
como agua que corre
busca huracanes cojo
cazador tanto bosque encinto
de malvones te abruma sopla
viento fuerte aquí aliento redime
voz muñeca ronca bocanada
se tuerce hasta dar en el blanco
distancia es aquello que merece
cada lobo al subir la montaña
más empinada ya sin pelo
sombra o presa que
alcanzar
De: "Poemas de amor y guerra"
Imagen: wwwlabioslibres.blogspot.com