fotografía de un café
leamos los (puntos suspensivos)
como lo que completa la fotografía de un café
y sus circunstancias. en el agua
ondularon palabras y más.
no habría forma más perfecta de seguir
ese curso que nadie ha limpiado
ni limpiará. la cercanía es impensada
para aquello que acontece sin memoria
de un trayecto. de todos modos
basta con el relámpago de saberse en un lugar seguro.
un refugio que el cuerpo reconoce
más allá de toda referencialidad.
las ventanillas del día hicieron un salto imposible.
el punto de descenso nos podría causar gracia
dentro de unos años. ahora no es otra cosa:
la luz sobre el café contornea
universos cerrados para el mundo
Otros poemas de DIEGO L. GARCÍA, aquí
De: "(fotografías)", Zindo&Gafuri Ediciones, 2018
Imagen en Facebook
Peinados de otra época en un bar para no ser nada.
para cruzar en la parte ambiental como quien deja enfriar el café.
la mueca de una camarera que sirve un vaso
con la historia congelada en sus movimientos.
es todo nuevo y viejo a la vez.
hay una fascinación por empujar la materia
hasta los bordes de su lectura.
nadie observa los mejores detalles:
el juego de dislocar aquello
que cumple una función a su renta
para no pagar de más esas torceduras
en las caras menos familiares. fuman.
se trata de poner en relieve una minoría
pero sólo para que el paisaje sea sustentable.
un imperio puede ser un pequeño error en una escena
que sale en primera toma.
así: colonizar cualquier juicio sin proteínas o arder
en una pila de cartas mal enviadas
UNtipo en musculosa tras una persiana:
el dibujo de una porción de tarta
en un plato amarillo se incrusta en alguien más atrás.
es difícil distinguir superposiciones
cuando todas las letras se leen espejadas.
limpia el polvo de sus productos.
tire-empuje.
bajo techo el umbral giratorio de un pronombre
advierte el peligro.
cada extra es un gangster
dispuesto a dispararle a los suyos
EL mejor vendedor tiene una cortina detrás.
su nombre es el de una planta que crece en las ventanas
de bangladesh los días feriados.
la hora de los agradecimientos. un corte comercial.
el aplauso del público
lleva en andas cada frase de superación.
son azules las personas de las luces.
un contrabajo empieza a anexar viejos con barba blanca
y chicas orientales.
es afuera o adentro?
las conversaciones dicen
todo está bien. todo está bien
De: "Las calles nevadas", Barnacle, 2020
(gugleo) se trataba del episodio 9
de la segunda temporada titulado
Tren de carga. willie recuerda que
cuando tenía 17 años recorrió el
país viajando en trenes de carga.
es su secreto. no quiere que sus
hijos copien el (mal)ejemplo. un
derecho típico de la paternidad
temerosa del buen civil: evitarse
en la autoflagelación del encierro
propio. pero quién más que alguien
que proviene de afuera realmente
de afuera para cortar la ley? suena
una armónica vagabunda y oímos
“no hay como una estación de trenes en la noche”
algo vive en esa huida
que titila en el fondo oscuro del cielo
la diversión es una píldora para mirar
otra guerra en 3d mientras el mundo
se rompe las caderas por patinar en el
hielo con las zapatillas agujereadas.
en el retrovisor: una mesa con mantel
de hule y un helicóptero ardiendo en
saigón en manos del pequeño johnny
no es gracioso ver cómo se achicharran
los huesos plásticos de los chinos?
escribiré una canción para explicarte
de qué se trata la vida. tendrá un final
tan jugoso como esos folletos de la iglesia
cada post quiere convencerte
de tu capacidad de mutación
hacia una zona de neutralidad.
hacer lo correcto. dicen los
avisos publicitarios. pero
si se trata de leer no debería
ser bueno? mirá aquel
rostro de ojos azules cómo
sonríe. como si entráramos
en un templo todo se vuelve
milagrosamente protector.
iré a poner unas tostadas
en la máquina y cuando regrese
el mundo habrá cambiado
a una plantilla elegante
reconstrucción de las viandas pasadas)
un miami beach con ron cubano
tapa de revista
un peso por cargar el televisor hasta
las gomas quemadas
como un amigo, como un viejo enemigo
se canta en las vidrieras
sánguche presidencial para el escenógrafo
que barre el fondo de la piscina
bronceado el canónico
da su campanada vip
la época
un táper olvidado en el fondo de la heladera
Otros poemas de DIEGO L. GARCÍA, aquí
De: "Una cuestión de diseño", Barnacle, 2018
LA barba de leopoldo II moja en la sopa un rostro negro
que no vuelve / no
los diamantes ya no pueden
cruzar el mediterráneo
sin los huesos del hijo
de otro hijo / así leopoldo
no rema ni se pone
el salvavidas naranja
MONEDA-ojo de propina
sin distancia para mirar
porque “Indépendant” significa para él
que su barba flota a salvo / a tiempo
para contar todo lo que hay que contar todo
aquel cuerpo que le pertenece
aunque ya se vea un poco arruinado por
el agua / qué pena / qué otra cosa
podría tener algún sentido para nombrar
a un Estado / su propiedad / como otros
que también hacen señas en altamar
¿los ves?
la ley del revólver miramos
mientras la lluvia nos revuelve entre las bolsas
de basura con la cara de quien ha clausurado el ojo
entre varas espesas / neuronas menores
equipadas para borrar hasta el respiro
si la escena no saliera
como en su sueño más empalagoso
el bigote pegoteado
en la miel del western dice
en este lejano oeste / sur nos quedamos
a cultivar campos de exterminio
donde las palabras simulan
una granja arcádica /
el verdadero creyente no descansa de
producir embutidos
que disparan por él
EL doctor strangelove puede caminar
sobre la muerte / puede
bailar en el rebote de esquirlas
contra madres perforadas
porque su lengua
es la lengua dada
pasea por nuestras vidrieras y piensa
que ha sido muy corto
el tiempo que dedicó a oler
el café en la mañana
algunos caen a su lado
en charcos transparentes
de vida líquida
dos de azúcar en el noticiero vip
qué otra cosa
podría preocuparlo
interferencia en concierto
ya han desalojado
las partituras
aquel pibe que apedreaba el dictado
dirige la danza en la esquina
no tiene porqué
pero es demasiado
larga la telenovela policial
¿quién has sido
en todas esas escenas?
la cacería
es una caja china que te encuentra
en el vacío de cada eslabón
DIEGO L. GARCÍA (1983, Berazategui, Provincia de Buenos Aires, Argentina)
De: "Esa trampa de ver", Añosluz Editora, 2016