Puntada con hilo
Cuando enhebrás una aguja
a veces el hilo que se enhebra se afina
por zonas diminutas.
Hay que mojarlo con la lengua
para que entre en el ojo de la aguja.
A veces no entra.
El ojo puede ser grande
y entonces parece que es fácil enhebrar.
Es fácil. Pero después
la punta te abre
un redondel grande en la tela
en la trama.
Y el nudo que amarra costura
al final del hilo se pierde
pasa como agua.
Las agujas que sirven
son las de ojo chico:
para costuras a mano
para ruedos finos
para puntada escondida.
Una costura a mano se resuelve así:
levantás un hilo de la trama visible
das la lazada arriba
(esa tela no se verá,
no importa si picás grande)
terminás el punto abajo
(queda un ángulo agudo)
en otro hilo de la trama visible.
Es como los dos caminos: el ancho y el difícil.
¿Te acordás de las figuritas difíciles?
Pocas había. Muchos sobres había que comprar.
Si el hilo es nuevo y no hay irregulares en el enrolle
tampoco quita que sirva una aguja de ojo grande.
Pasa lo mismo: la puntada corre y no queda.
Yo no quiero decir nada con esto.
Pero algo quiero decir.
El amor es un trabajo como cualquier otro.
Quinteros
Estaba lloviendo pero fuimos igual
el r12 navega la avenida en salticado
todos los autos salpican piedritas
los paseantes no se enojan
andan felices de sábado.
La calle se nubla, pica el agua
no se encuentra sitio para la poblada.
Al r12 hay que amarrarlo bajo un árbol
y lamentar no haber traído botas.
El galpón pintado promedia la manzana
entra y sale gente con bolsas desbordadas
la lluvia se nos pega entre la ropa.
Adentro el agua suena cortita
sobre los techos claveteados.
Las personas y las cosas se entreveran
entre los surcos de los puesteros.
Están desordenados pero invocan
arcoiris, banderines, fruta puesta
en montones de triángulos amigos.
Los que atienden son jóvenes
y tienen las manos gastadas.
Todos parecen parientes.
Los que compramos
nos vamos de boca
ay qué hermoso! ay qué barato!
Haber sabido antes
que las quintas no están lejos
y los surcos no son hendiduras
que sólo máquinas tocan.
Ésta es mi lista de compras:
berenjenas panzonas
primas gordas de las peras
remolachas con sus hojas
de venas rojas como garras
pimientos de dos colores
limones puntiagudos
jengibre raíz
para picantear fragante
un queso amarillo
que me pone loca.
No puedo más de encendida.
Nos quedamos esperando a la tía
bajo el agua afuera que nos moja.
La calle se llama alfonsina storni.
Pienso en frutillas y en coronda
en la poeta en medio del campo
cuando estudiaba para maestra.
Recaló un tiempo ahí en pensiones
y se fue con panza a buenos aires.
En el interior todo es posible.
Las cosas arman su revuelo
no se anticipa la felicidad
y pulsan en silencio
igual que los sembrados.
Analía Giordanino (1974,Ciudad de Santa Fe, Santa Fe, Argentina)
Fuente: www.puntadaescondida.blogspot.com