Analía R. Giordanino | El poeta ocasional

Analía R. Giordanino




Puntada con hilo







Cuando enhebrás una aguja 

a veces el hilo que se enhebra se afina 

por zonas diminutas. 

Hay que mojarlo con la lengua 

para que entre en el ojo de la aguja. 

A veces no entra. 

El ojo puede ser grande 

y entonces parece que es fácil enhebrar. 

Es fácil. Pero después 

la punta te abre 

un redondel grande en la tela 

en la trama. 

Y el nudo que amarra costura 

al final del hilo se pierde 

pasa como agua. 



Las agujas que sirven 

son las de ojo chico: 

para costuras a mano 

para ruedos finos 

para puntada escondida. 



Una costura a mano se resuelve así: 

levantás un hilo de la trama visible 

das la lazada arriba 

(esa tela no se verá, 

no importa si picás grande) 

terminás el punto abajo 

(queda un ángulo agudo) 

en otro hilo de la trama visible. 



Es como los dos caminos: el ancho y el difícil. 

¿Te acordás de las figuritas difíciles? 

Pocas había. Muchos sobres había que comprar. 

Si el hilo es nuevo y no hay irregulares en el enrolle 

tampoco quita que sirva una aguja de ojo grande. 

Pasa lo mismo: la puntada corre y no queda. 



Yo no quiero decir nada con esto. 

Pero algo quiero decir. 



El amor es un trabajo como cualquier otro. 









Quinteros







Estaba lloviendo pero fuimos igual 

el r12 navega la avenida en salticado 



todos los autos salpican piedritas 

los paseantes no se enojan 

andan felices de sábado. 



La calle se nubla, pica el agua 

no se encuentra sitio para la poblada. 

Al r12 hay que amarrarlo bajo un árbol 

y lamentar no haber traído botas. 



El galpón pintado promedia la manzana 

entra y sale gente con bolsas desbordadas 

la lluvia se nos pega entre la ropa. 

Adentro el agua suena cortita 

sobre los techos claveteados. 



Las personas y las cosas se entreveran 

entre los surcos de los puesteros. 

Están desordenados pero invocan 

arcoiris, banderines, fruta puesta 

en montones de triángulos amigos. 



Los que atienden son jóvenes 

y tienen las manos gastadas. 

Todos parecen parientes. 

Los que compramos 

nos vamos de boca 

ay qué hermoso! ay qué barato! 

Haber sabido antes 

que las quintas no están lejos 

y los surcos no son hendiduras 

que sólo máquinas tocan. 



Ésta es mi lista de compras: 

berenjenas panzonas 

primas gordas de las peras 

remolachas con sus hojas 

de venas rojas como garras 

pimientos de dos colores 

limones puntiagudos 

jengibre raíz 

para picantear fragante 

un queso amarillo 

que me pone loca. 



No puedo más de encendida. 

Nos quedamos esperando a la tía 

bajo el agua afuera que nos moja. 

La calle se llama alfonsina storni. 

Pienso en frutillas y en coronda 

en la poeta en medio del campo 

cuando estudiaba para maestra. 

Recaló un tiempo ahí en pensiones 

y se fue con panza a buenos aires. 



En el interior todo es posible. 

Las cosas arman su revuelo 

no se anticipa la felicidad 

y pulsan en silencio 

igual que los sembrados. 







Analía Giordanino (1974,Ciudad de Santa Fe, Santa Fe, Argentina)

Fuente: www.puntadaescondida.blogspot.com


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