Eduardo Ainbinder: ¡Parense derecho!




















Hace muchos poemas atrás - y la vida de un poeta puede medirse por el tiempo acumulado en versos - Eduardo Ainbinder escribió que "lo real no se parece a nada", y se echó a andar sin otro camino por delante que el de la fábula, pero entendida, no a la manera clásica, donde al final se eleva el gesto edificante, la enseñanza moral, con su espejo invertido que invita a abrazar al Bien habiendo contemplado el rostro del Mal. Como un pedagogo del escepticismo o un preceptor de la sospecha, Ainbinder desaira las categorías didácticas que ordenan la virtud, y revela en sus poemas el defecto de forma que anima la Creación: seres anómalos, lo decrepitud acechando a cada instante, lo horrendo como condición de la existencia. (...) *Sandro Barella en "¡Parense derecho!", Gog y Magog Ediciones, 2015















































































Primero:

Llegará el día en que podré exclamar

a mis seres queridos, personal doméstico, proveedores en general:

Vengo de renunciar y estoy en éxtasis.

Segundo: en la construcción de la Gran Obra

apenas soy un insignificante operario;

en cuanto mis superiores se distraen

aprovecho para no hacer nada,

cuando intensifican los controles

le soy infiel al trabajo con la mente.

Tercero: si fuera mi tarea bajarles el pulgar uno por uno

a objetos que se ofrecen a la contemplación estética,

no le ofrecería el mismo brazo a una anciana decrépita

para pasearla por las calles,

además, a qué moverse de casa si sólo el metal

también lo blandengue se amoneda y circula.

Cosas que respondí, cuando me preguntaron

si mi experiencia fue significativa.







Como todos sabemos







debido a su fragilidad,

las burbujas se llevan mal con todo el mundo:

con los más pálidos reflejos,

con el ensueño de los conejos,

con los fantasmas al paso,

con todo lo que se les interpone

sin quererlo o quizás adrede,

con lo más vago, lo más leve,

y hasta con aquellos seres

que en suma debilidad

todos los días destruyen

imaginariamente sus vidas

no sin antes preguntar 

si puede lo pasajero y fugaz

permanecer un poco más.

Y sin embargo deberían

declararlas incapaces de provocar

otro sentimiento que no sea

el de la humana simpatía.







De: "¡Parense derecho!", Gog y Magog Ediciones, 2015

Otros poemas de Eduardo Ainbinder, aquí

Imagen: fipr.com.ar

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