seguro de sí mismo
Calímaco de Cirene
posa sus ojos en un universo errante
no lo apabulla el contenido
lo desvela esa necesidad de tenerlo a mano
de darle un orden
una alfabética forma de registrar la memoria
con sus dedos acaricia
metafóricamente
cada estantería
cada pinakoi
y lo conmueve el murmullo de nombres
de creencias y ritos
huellas ancestrales que depuran
los guijarros de una raza
alejándose del simio
más tarde
reordena con paciencia los rollos
y del catálogo
navegan a sus anchas las voces del hombre nuevo
para él
no es utópico pensar que el mundo
quede reducido a esas tablas
para él no hay idiomas
lengua o balbuceo
que detenga la comprensión de lo vivido
satisfecho
exhausto pero íntegro
Calímaco descansa al terminar el día
sabiendo que la luz
no solo proviene de los astros
sino que cada lámpara
estalla seminalmente en la escritura
entonces
el bibliotecario duerme...
y en su sueño
el fuego lo desborda
condena a la ceniza toda pretensión del saber
una historia que
por humana
merece ser habida
lejos de las premoniciones
el hombre de Cirene despierta
la mañana le devuelve la algarabía de los pájaros
y el mar
eterno e imponente
se cuela nuevamente en su nariz
con ese mismo olor
de las cosas perdurables...
Piero De Vicari (1963, San Nicolás, Provincia de Buenos Aires, Argentina)
Fuente: http://poesiadevicari.blogspot.com.ar/
Imagen: Facebook de PDV
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