Stephen Spender: Agazapados edificios con su aire extraño detrás de los árboles,


El paisaje cerca de un aeródromo    




Más hermosa y suave que cualquier polilla 
Con antenas zumbantes cubiertas de piel tanteando 
 su inmenso camino 
a través del crepúsculo, el avión con sus motores 
 detenidos 
se desliza sobre suburbio,las mangueras fijas 
 en lo alto 
para indicar el viento. Dulcemente, plenamente, cae, 
alterando apenas las corrientes de aire marcadas.

Arrullados por el descenso, los viajeros a través del mar
y a través de tierra femenina gozando de sus fáciles miembros
en millas de suavidad, dejan ahora que sus ojos acostumbrados a mirar
penetren a través del crepúsculo en las afueras de esta ciudad
aquí donde la industria revela un borde raido.
Aquí pueden ver lo que se hace.

Más allá de la parpadeante luz de la torre de control
y el campo de aterrizaje, observan las avanzadas
del trabajo: chimeneas como descarnados dedos
  negros 
o figuras aterradoras y locas, y agazapados
 edificios
con su aire extraño detrás de los árboles, como rostros
 de mujeres 
destrozados por la pena. Aquí, donde pocas casas
gimen con una débil luz detrás de sus postigos,
ellos reparan en la inquietante sensación de queja,
 cual perro
dejado afuera, y temblando ante la luna extranjera.

En la última curva del amor, pasan sobre campiñas
detrás del aeródromo, donde los chicos juegan todo el día
tajando la hierba muerta: cuyos gritos, como pájaros salvajes
se asientan sobre techos próximos,
aunque pronto son ocultados bajo la ruidosa ciudad.

Luego, al aterrizar, oyen tañer la campana
llegando a través del paisaje de la histeria,
hasta donde, más ruidosa que todas esas baterías
y torres ennegrecidas contra ese cielo moribundo,
se yergue la Religión, la iglesia bloqueando el sol.



The Landscape Near An Aerodrome




More beautiful and soft than any moth
With burring furred antennae feeling its huge path
Through dusk, the air-liner with shut-off engines
Glides over suburbs and the sleeves set trailing tall
To point the wind. Gently, broadly, she falls,
Scarcely disturbing charted currents of air.

Lulled by descent, the travellers across sea
And across feminine land indulging its easy limbs
In miles of softness, now let their eyes trained by watching
Penetrate through dusk the outskirts of this town
Here where industry shows a fraying edge.
Here they may see what is being done.

Beyond the winking masthead light
And the landing-ground, they observe the outposts
Of work: chimneys like lank black fingers
Or figures frightening and mad: and squat buildings
With their strange air behind trees, like women's faces
Shattered by grief. Here where few houses
Moan with faint light behind their blinds,
They remark the unhomely sense of complaint, like a dog
Shut out and shivering at the foreign moon.

In the last sweep of love, they pass over fields
Behind the aerodrome, where boys play all day
Hacking dead grass: whose cries, like wild birds
Settle upon the nearest roofs

But soon are hid under the loud city.
Then, as they land, they hear the tolling bell
Reaching across the landscape of hysteria,

To where larger than all the charcoaled batteries
And imaged towers against that dying sky,
Religion stands, the church blocking the sun.


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Otro poema de STEPHEN SPENDER
Fuente: "Poemas 1928-1953", Editorial Losada, 1967
Traducción: William Shand y Alberto Gir
Imagen en npg.ork.uk

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