Preferiría estar leyendo
“Los perros grandes son como mariposas”, dice.
¿Y los pequeños? ¿como ballenas? ¿como elefantes? ¿como tortugas?
No es que no supiera que iba a llegar el invierno,
pero el otoño se prologaba con calorcito y dorados.
Podría haberse extendido un poco más.
Hace unos años arreglaron mi vereda
Los obreros acortaron las raíces de mi árbol,
del que llegaba hasta mi ventana
todavía joven y repleto.
Le sacaba fotos cada año.
Tendría que haber sospechado del otoño
cuando abría los párpados de la noche con relámpagos
y lluvia.
Claramente una invitación al invierno.
¿Escucharon como lo llamaba?
¿Vieron cómo le abría las puertas?
Mi padre al morir también abrió las puertas de mi noche
Llamó a mi vejez. Llamó a mi muerte.
Desde entonces me acosan con golpes y exigencias.
No se puede confiar en el otoño
Sigrid tiene un gran danés.
“Los perros grandes son como mariposas”, piensa.
“Ahora soy como la carnicera de Freud.
Siempre pido más”, piensa.
Las raíces de mi árbol fueron cortadas
finalmente se derrumbó sobre la calle.
Salió en todas las noticias.
Cayó recto y con un gran estrépito.
Rompió autos, pero tuvo gentileza.
¿No escucharon las noticias?
“La tierra —dice Louise— te alimentará, te cautivará
No te mantendrá vivo”.
Cuando paseo con mi perro miro los árboles
Conozco cada árbol de mi manzana.
Algunos tienen flores:
hay rosas chinas, rosas de la India, buganvillas
A otros lo llamo simplemente “árboles”.
Los obreros que se llevaron al mío
derribaron el siguiente.
“Era un bebé”, se lamentó alguien.
Quizás también le habían cortado las raíces.
Voy con mi perro y miro los árboles
cortados en rodajas como para hacer leña.
¿Quién llora por los árboles?
¿Por qué siempre pensamos
que no hicimos lo suficiente por nuestros padres muertos?
Como en una novela de detectives
cuando el protagonista intuye una trama importante
oculta tras otra superficial, se pregunta:
¿Qué es lo que no puedo ver?
¿Por qué siempre nos traiciona el otoño?
¿Cuánto vivirá mi perro pequeño?
¿como una ballena? ¿como un elefante? ¿como una tortuga?
Quisiera hibernar hasta octubre
O vivir en una habitación cálida
leyendo, leyendo, leyendo
tal vez mirando una película
“Es haragana”, decían mis padres.
“Sólo quiere estar tirada leyendo todo el día”
Las palabras con muchas aes son apropiadas
para las de mi calaña.
“¿Qué es lo que no estoy viendo?”, se pregunta Wallander.
¿Qué es lo que no quiero ver?
Detrás de un pez grande siempre hay otro más grande.
Lo supe cuando el otoño
nos traicionó con relámpagos y lluvia.
Y nos dejó allí, sentenciados,
a mí con mis árboles y mi perro
al gran danés y a Sigrid.
Todos mariposas.
LIDIA ROCHA (Trenque Lauquen, Provincia de Buenos Aires, Argentina)
Enlaces: Opcit
1 Comentarios
Profundo y esplendente poema Lidia. ¿Por qué siempre nos traiciona el otoño?...Saludo desde Córdoba
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