Ha quedado allá lejos, cálida, la vida
el color de mis ojos, el tiempo
ardiendo al final de cada viento
Manos vivas, buscándome…
Permanece la caricia que no encuentro
más, salvo entre dos sueños, la infinita
sapiencia mía en retazos… Y vos, palabra
que trasmutabas la sangre en lágrimas.
Siquiera cargo un rostro conmigo
ya traspasado en otro rostro
como espera en el vino y consumido
en los inflamados silencios…
Vuelvo sola…
entre dos sueños allá lejos, veo el olivo
rosado en jarrones plenos de agua y luna
del largo invierno. Vuelvo a ti que te hielas
en mi leve túnica de fuego.
È rimasta laggiù, calda, la vita,
l’aria colore dei miei occhi, il tempo
che bruciavano in fondo ad ogni vento
mani vive, cercandomi…
Rimasta è la carezza che non trovo
più se non tra due sonni, l’infinita
mia sapienza in frantumi. E tu parola
che tramutavi il sangue in lacrime.
Nemmeno porto un viso
con me, già trapassato in altro viso
come spera nel vino e consumato
negli accesi silenzi…
Torno sola…
tra due sonni laggiù, vedo l’ulivo
roseo sugli orci colmi d’acqua e luna
del lungo inverno. Torno a te che geli
nella mia lieve tunica di fuoco.
Traducción: Ángel Faretta
Imagen en Il foglio litterario
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