Poesía para comer
“Escucha, la poesía debería ser tan natural
como el pequeño tubérculo que se alimenta de estiércol
y crece lentamente desde el rústico suelo
hasta esa flor blanca de una belleza inmortal.”
“¡Natural, demonios! ¿Fue Chaucer
el que habló una vez del prolongado sudor
que corre como sangre en la creación de un poema?
Déjaselo a la naturaleza, y el verso se desparrama,
débil como la enredadera, si acaso llega a romper
la férrea costra de la vida. Hombre, debes transpirar
y rimar apretando las tripas, si quieres construir
una carrera con tus versos.”
“Hablas como si el sol
jamás hubiera sorprendido a la mente
avanzando a tientas por su camino brumoso.”
“El sol es algo que requiere una ventana
antes de entrar en un cuarto oscuro.
Las ventanas no aparecen porque sí.”
Eso decían dos viejos poetas,
encorvados sobre su cerveza en la niebla baja
de una taberna, mientras la charla ruidosa
seguía a su alrededor, en prosa fluida.
Poetry For Supper
'Listen, now, verse should be as natural
As the small tuber that feeds on muck
And grows slowly from obtuse soil
To the white flower of immortal beauty.'
'Natural, hell! What was it Chaucer
Said once about the long toil
That goes like blood to the poem's making?
Leave it to nature and the verse sprawls,
Limp as bindweed, if it break at all
Life's iron crust. Man, you must sweat
And rhyme your guts taut, if you'd build
Your verse a ladder.'
'You speak as though
No sunlight ever surprised the mind
Groping on its cloudy path.'
'Sunlight's a thing that needs a window
Before it enters a dark room.
Windows don't happen.'
So two old poets,
Hunched at their beer in the low haze
Of an inn parlour, while the talk ran
Noisily by them, glib with prose.
El otro
Hay noches tan silenciosas
que puedo oír a la pequeña lechuza
a lo lejos y a un zorro que aúlla
a millas de aquí. Es entonces cuando
me echo en la cama, despierto,
escuchando el oleaje nacido en algún punto
del Atlántico,
subiendo y bajando, subiendo y bajando,
ola tras ola contra la larga costa
del pueblo que está sin luz
y sin compañía. Y me
viene la idea
de ese otro ser que
también está despierto,
dejando romper nuestras plegarias contra él,
no como esta, unas pocas horas,
sino durante días, años, la eternidad.
The Other
There are nights that are so still
that I can hear the small owl calling
far off and a fox barking
miles away. It is then that I lie
in the lean hours awake listening
to the swell born somewhere in
the Atlantic
rising and falling, rising and falling
wave on wave on the long shore
by the village that is without light
and companionless. And the
thought comes
of that other being who is
awake, too,
letting our prayers break on him,
not like this for a few hours,
but for days, years, for eternity.
La vista desde la ventana
Como una pintura enfrente de uno,
pero menos transitoria, atemporal; esos colores
se renuevan día a día con variaciones
de luz y distancia que ningún artista
logra ni insinúa. Y está el movimiento,
el cambio, cuando la luz del sol
cura lentamente los moretones de las nubes,
o la cuando la nieve tapa
un humor sombrío, pero dorado al atardecer
para alegrar el corazón. A lo largo de la historia
el gran pincel jamás descansó
ni el cuadro se secó; sin embargo ¿qué ojo,
mirando fríamente, o como miramos ahora,
con la lente de las lágrimas, vio alguna vez
esa obra y no estaba terminada?
The View from the Window
Like a painting it is set before one,
But less brittle, ageless; these colours
Are renewed daily with variations
Of light and distance that no painter
Achieves or suggests. Then there is movement,
Change, as slowly the cloud bruises
Are healed by sunlight, or snow caps
A black mood; but gold at evening
To cheer the heart. All through history
The great brush has not rested,
Nor the paint dried; yet what eye,
Looking coolly, or, as we now,
Otros poemas de R.S. THOMAS, aquí
Traducción: Gerardo A. Gambolini
Enlaces: Linne Magazine | Universidad Rodin
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