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Charles Simic: Siempre fuiste para mí más real que Dios.


La vida de los alquimistas




El gran esfuerzo fue siempre el de borrarse a sí mismo
y reaparecer como algo totalmente diferente:
la almohada de una joven enamorada,
una bola de pelusa que pretende ser una araña.
El tedio oscuro de lluviosas noches de campo
hojeando los escritos de adeptos ilustres
que dan consejos de cómo proceder para transmutar
una fantasía de tiempo en eternidad.
El verdadero maestro, uno de los recomendados,
necesita unos cien años para perfeccionar su arte.
Entretanto, conformarse con el esoterismo exiguo de la sartén,
el olor a aceite de oliva y ajo flotando
de una habitación vacía a otra, la gata negra
frotándose contra tu pierna desnuda,
mientras arrastras los pies hacia la luz distante
y el tintineo de vasos en la cocina.



Al Destino




Siempre fuiste para mí más real que Dios.
Armando el decorado para una tragedia,
remachando los clavos,
con solo unos pocos amigos íntimos invitados a presenciar.
Para pasar por buen vecino, volviste renga a una hermosa chica,
atropellándola con una motocicleta.
Puedo pensar en un millón de ejemplos similares.
Ídem: Cómo nosotros dos nos seguimos encontrando.
Una máquina de chicles que adivinan la suerte en Chinatown
puede tener la respuesta,
una puerta vieja que chirría al abrirse en una película de horror,
un mazo de naipes que dejé en una playa.
Puedo sentirte acurrucado junto a mí, a la noche,
con tu aliento caliente, tus manos frías –
y yo como un piano ya viejo,
oscilando, fuera de la ventana, colgado en la punta de una soga



Naranja de sangre




Está tan oscuro que parece que se acerca el fin del mundo.
Creo que está por llover.
Los pájaros en el parque hacen silencio.
Nada es lo que parece ser,
tampoco nosotros.

Hay un árbol tan grande en nuestra calle
que podemos todos escondernos en sus hojas.
No necesitaremos ropa siquiera.
Me siento vieja como una cucaracha, dijiste.
Yo, en mi mente, soy un pasajero de buque fantasma.

Ahora, ni siquiera un suspiro detrás de la puerta.
Si han dejado un niño sobre nuestro umbral,
debe estar dormido.
Todo ríe nerviosamente en los bordes de todo
con una sonrisa serena.

Es porque en este mundo hay cosas
que no se pueden evitar, dijiste.
Justo entonces, oí a la naranja de sangre
rodar de la mesa y con un golpe seco
quedar en el suelo, partida en dos



The Lives of the Alchemists



The great labor was always to efface oneself,
Reappear as something entirely different:
The pillow of a young woman in love,
A ball of lint pretending to be a spider.
Black boredoms of rainy country nights
Thumbing the writings of illustrious adepts
Offering advice on how to proceed with the transmutation
Of a figment of time into eternity.
The true master, one of them counseled,
Needs a hundred years to perfect his art.
In the meantime, the small arcane of the frying pan,
The smell of olive oil and garlic wafting
From room to empty room, the black cat
Rubbing herself against your bare leg
While you shuffle toward the distant light
And the tinkle of glasses in the kitchen.


To Fate



You were always more real to me than God.
Setting up the props for a tragedy,
Hammering the nails in
With only a few close friends invited to watch.
Just to be neighborly, you made a pretty girl lame,
Ran over a child with a motorcycle.
I can think of a million similar examples.
Ditto: How the two of us keep meeting.
A fortune-telling gumball machine in Chinatown
May have the answer,
An old creaky door opening in a horror film,
A pack of cards I left on a beach.
I can feel you snuggle close to me at night,
With your hot breath, your cold hands--
And me already like an old piano
Dangling out of a window at the end of a rope.


Blood orange



It looks so dark the end of the world may be near.
I believe it's going to rain.
The birds in the park are silent.
Nothing is what it seems to be,
Not are we.

There's a tree on our street so big
We can all hide in its leaves.
We won't need any clothes either.
I feel as old as a cockroach, you said.
In my head, I'm a passenger on a ghost ship.

Not even a sight outdoors now.
If a child was left on our doorstep,
It must be a sleep.
Everything is teetering on the edge of everything
With a polite smile.
It's because there are things in this world
That just can't be helped, you said.
Right then, I heard the blood orange
Roll on the table and with a thud
Lie cracked open on the door



Al destino, poesía norteamericana
 Otros poemas de CHARLES SIMIC, aquí
 Traducción: Adam Gai
 Imagen: University of Arizona








Charles Simic: Luego la besé en la nuca con delicadeza

Repollo


Repollo




Estaba a punto de partir el repollo en dos,
pero hice que se lo pensara dos veces cuando le dije:
«El repollo es un símbolo del amor misterioso».

O por lo menos eso dijo un tal Charles Fourier,
que además de eso dijo otras cosas raras y maravillosas,
tanto que la gente le llamaba loco a sus espaldas.

Luego la besé en la nuca
con delicadeza,

y entonces ella partió el repollo en dos
de un solo tajo.



Cabbage



She was about to chop the head
In half,
But I made her reconsider
By telling her:
“Cabbage symbolizes mysterious love.”

Or so said one Charles Fourier,
Who said many other strange and wonderful things,
So that people called him mad behind his back,

Whereupon I kissed the back of her neck
Ever so gently,

Whereupon she cut the cabbage in two
With a single stroke of her knife.


Otros poemas de CHARLES SIMICaquí
Extraído del Facebook de Martín López-Vega
De: "El mundo no se acaba", Vaso Roto Poesía, 2013
Traducción: Jordi Doce
Imagen: Aaron Clamage

Dos poemas de Charles Simic




Guerra



El dedo tembloroso de una mujer
recorre la lista de los caídos
la noche de la primera nieve.
La casa está helada y la lista es larga.
Todos nuestros nombres están incluidos.



El antiguo mundo



Yo creo en el alma; por el momento
da lo mismo.
Recuerdo una tarde en Sicilia.
Las ruinas de un templo.
Columnas echadas en el pasto como amantes desnudos.

Las aceitunas y el queso de cabra tenían un sabor delicioso
y lo mismo el vino
con el que brindaba por la llegada de la noche,
las golondrinas lanzándose como dardos,
el viento y la luna sarracenos.

Oscurecía. Había algo
duradero antes de las palabras:
la comida nocturna de los pastores…
una efímera blancura entre los árboles…
la eternidad espiando al tiempo.

La diosa yendo a bañarse en el mar.
No debía ser seguida.
Estas rocas, estos cipreses,
tal vez sean sus antiguos amantes.
Oh, si fuera yo uno de ellos, me susurró el vino.



War



The trembling finger of a woman
Goes down the list of casualties
On the evening of the first snow.

The house is cold and the list is long.
All our names are included.



The Old World



I believe in the soul; so far
It hasn't made much difference.
I remember an afternoon in Sicily.
The ruins of some temple.
Columns fallen in the grass like naked lovers.
The olives and goat cheese tasted delicious
And so did the wine
With which I toasted the coming night,
The darting swallows,
The Saracen wind and moon.
It got darker. There was something
Long before there were words:
The evening meal of shepherds . . .
A fleeting whiteness among the trees . . .
Eternity eavesdropping on time.

The goddess going
to bathe in the sea.
She must not be followed.
These rocks, these cypress trees,
May be her old lovers.
Oh to be one of them, the wine whispered to me.

Otros poemas de CHARLES SIMICaquí
Traducción: Adam Gai
Enlaces: http://web.uchile.cl/archivos/uchile/revistas/autor/simic/seleccion.html


Charles Simic | No había nadie más en el parque, sólo árboles desnudos con una infinidad...

El poeta ocasional



Una carta




Queridos filósofos, me pongo triste cuando pienso.
¿Les pasa a ustedes lo mismo?
Justo cuando estoy por hundir mis dientes en el noumenon,
una novia de mi juventud viene a distraerme.
“Ni siquiera está viva”, pongo el grito en el cielo.

La luz de invierno me desvió del camino.
Vi camas cubiertas con idénticas sábanas grises.
Vi hombres sombríos sosteniendo a una mujer desnuda
mientras la bañaban con el agua fría de una manguera.
¿Para calmarle los nervios o como castigo?

Fui a visitar a mi amigo Bob que me dijo:
“alcanzamos lo real cuando superamos la seducción
de las imágenes”
Me llené de alegría hasta que me di cuenta
que tal abstinencia no me era posible.
Me quedé atrapado mirando por la ventana.

El padre de Bob estaba llevando el perro a pasear.
Andaba penosamente, el perro lo esperaba.
No había nadie más en el parque,
sólo árboles desnudos con una infinidad de formas trágicas
que hacían que fuera difícil  pensar.



A Letter




Dear philosophers, I get sad when I think.
Is it the same with you?
Just as I’m about to sink my teeth into the noumenon,
Some old girlfriend comes to distract me.
»She’s not even alive!« I yell to heaven.

The wintry light made me go out of my way.
I saw beds covered with identical gray blankets.
I saw grim-looking men holding a naked woman
While they hosed her with cold water.
Was that to calm her nerves, or was it punishment?

I went to visit my friend Bob who said to me:
»We reach the real by overcoming the seduction
     of images.«
I was overjoyed, until I realized
Such abstinence will never be possible for me.
I caught myself looking out the window.

Bob’s father was taking their dog for a walk.
He moved with pain; the dog waited for him.
There was no one else in the park,
Only bare trees with an infinity of tragic shapes
To make thinking difficult.

Traducción: Adam Gai
Otros poemas de CHARLES SIMICaquí
El noúmeno (del griego "νοούμενoν" "noúmenon": "lo pensado" o "lo que se pretende decir"), en la filosofía de Immanuel Kant, es un término problemático que se introduce para referir a un objeto no fenoménico, es decir, que no pertenece a una intuición sensible, sino a una intuición intelectual o suprasensible.
Imagen: Tierra adentro

Charles Simic: Meterme en una piedra

Charles Simic



Piedra



Meterme en una piedra
ese será mi modo de ser.
-que algún otro se vuelva paloma
o muerda con diente de tigre.
Yo seré feliz  siendo una piedra.

Desde afuera la piedra es una adivinanza:
nadie sabe cómo contestarla.
Pero, dentro, debe ser fresca y tranquila
aun si un chico la arroja al agua;
la piedra se hunde, lentamente, sin perturbarse,
hasta el fondo del río
donde los peces vienen a darle un golpecito
y escuchar.

He visto salir chispas
cuando dos piedras se frotan,
así que después de todo no es tan oscura por dentro;
Tal vez haya una luna brillando
desde alguna parte, como por detrás de una colina –
justo la luz suficiente para distinguir
los escritos extraños, los mapas estelares
sobre las paredes interiores.



Stone



Go inside a stone
That would be my way.
Let somebody else become a dove
Or gnash with a tiger’s tooth.
I am happy to be a stone.
From the outside the stone is a riddle:
No one knows how to answer it.
Yet within, it must be cool and quiet
Even though a child throws it in a river;
The stone sinks, slow, unperturbed
To the river bottom
Where the fishes come to knock on it
And listen.
I have seen sparks fly out
When two stones are rubbed,
So perhaps it is not dark inside after all;
Perhaps there is a moon shining
From somewhere, as though behind a hill–
Just enough light to make out
The strange writings, the star-charts
On the inner walls.

Otros poemas de CHARLES SIMIC, aquí
Traducción: Adam Gai

Charles Simic


Congregaciones de nubes




Parecía el tipo de vida que queríamos.
Frutillas silvestres y calma en la mañana.
Sol en todas las piezas.
Y nosotros desnudos en la playa.

Algunas tardes, sin embargo, nos encontrábamos
inseguros de lo que estaba por venir.
Actores trágicos en un teatro en llamas,
con pájaros volando alrededor de nuestras cabezas,
los oscuros pinos extrañamente calmos,
cada roca que pisábamos estaba ensangrentada por el atardecer.

De vuelta en la terraza tomábamos vino.
¿Por qué siempre el indicio de un final infeliz?
Nubes en apariencia casi humana
congregándose en el horizonte, lo demás encantador:
con el aire tan templado y el mar imperturbable.

Y de pronto la noche sobre nosotros, sin estrellas.
Vos prendiendo una vela, llevándola desnuda
a nuestra pieza, soplándola para que se apague rápido.
Los pinos delgados y los pastos en extraña calma.


Enlaces: CHARLES SIMIC
Traducción: Fabián Casas y Martín Gambatrotta
Imagen: Tammoor

Charles Simic: En un barrio antes llamado “La cocina del infierno”,


Paraíso     



En un barrio antes llamado “La cocina del infierno”,
donde un mendigo aseguraba haber tocado la lira de Nerón
mientras la ciudad ardía en el calor del verano;
donde una peluquera que se hacía llamar Cleopatra
empuñaba las tijeras del hado sobre mi cabeza
amenazando con cortarme las orejas y la nariz;
donde un hombre y una mujer paseaban desnudos
al atardecer por una de las más oscuras calles laterales.
Debo de estar soñando, me dije.
Era como encontrar una pareja de esfinges.
Esperaba que tuviesen alas, cuerpo de león;
él con el pecho tatuado estrafalariamente,
ella con sus enormes tetas balanceándose.
Ocurrió todo tan rápido, y fue hace tanto tiempo...
¿Sabes ese instante justo antes de que amanezca
en el que nada desearías más que acostarte entre sábanas frías
en una habitación con las persianas bajadas?
La hora en la que los hermosos suicidas
que yacen uno junto al otro en el depósito
se levantan y salen para ver la primera luz.
Las cortinas de los hoteles baratos vuelan a través de las ventanas
como gaviotas, pero todo lo demás está tranquilo...
El vapor asciende por las rendijas del metro...
Los cuerpos resplandecen de sudor... La locura, sí, pero podrías decir igualmente: el Paraíso.

CHARLES SIMIC (1938, Belgrado, ex Yugoslavia. Desde 1953, reside en Estados Unidos de NA) / 2023
De: www.cosmopoetica.es
Traducción: Martín López-Vega
Imagen: lamajadesnuda.com


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