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Jotaele Andrade: No habrán otros días más hermosos no te apures vida

Jotaele Andrade


Todavía




la pequeña dentellada que nos da la muerte:
su marca azul contra la carne
no es tan diferente al pie sobre el insecto
al golpe en la frente de la res
cada mano ejecuta su pequeña coreografía
sobre los objetos y el amor
cada ojo se ocupa de una parte del cielo
y asimismo los pies que separados
dan un paso
habitamos
un día
el estruendo:

caballos
multitudes

sábanas golpeadas sobre los tendederos
motores

zumbidos
ladridos
pianos que envuelven la herida del aire

no habrán días más hermosos que estos

no sucederán otros días más terribles
que esa bala
o ese cuchillo
entrando en la carne

cada invierno es el mismo invierno
que bosteza su frío
y te arrincona
junto a la rumorosa nostalgia del leño encendido

a la imprecisa tibieza de otros años
donde se confunden los pechos amados
y las débiles voces
de la infancia:

no habrán otros días más hermosos
no te apures vida
no acudirá otro cielo a tu encuentro
otro perro llevando la injuria de la muerte hasta tu mano
no bebas de un golpe esas aguas
hay un mar que te excede
una sal que frota tu herida de nacer
para gastarte en el dolor de tu existencia
yo te digo: no te apures vida
no hubieron todavía días tan hermosos


Otros poemas de JOTAELE ANDRADEaquí

Jotaele Andrade: El roce de la rama contra el muro


El trabajo de la memoria 




el día exhala una sed casi humana

y en el patio
el cachorro de perro y yo
somos la íntima
memoria
en que el instante se reconoce y sucede

yo

me estoy en la sed
como está el fervor de la brasa
en su combustión

él

cava un pozo

arroja negra tierra

que
fugazmente
ennegrece el aire

cuando acaba

hunde su boca en el agujero
y saca
un hueso
marrón

al que da vueltas y lo arroja

y vuelve a tomarlo

y a arrojarlo

nuevamente

yo lo miro hacer


veo su alegría de perro que roe un hueso

y pienso que así es el trabajo de la memoria



La música hace demasiado ruido





todo cuanto es música

y tiene un  ritmo
un compás

y crece y decrece

como el fuego en los pastizales del verano
como la cucaracha aplastada por mi pie

se  reúne en una misma

interminable
canción

digo que todo es música

el ronroneo del gato ante el alimento
los golpes del corazón
cuando el amor o el pánico

es música mi pie desnudo sobre el vidrio trizado

de la memoria

y el gemido inconsolable de las crías huérfanas


todo

todo música

la lluvia y le grito de quien ha visto lo indecible

o la tragedia

el roce de la rama contra el muro

el hilar de las arañas sobre la presa
y el zumbido
insistente de las moscas
sobre lo corrupto
el golpe del fruto contra el suelo
la sombra monótona de las cosas

cualquier nombre repetido

en el mantra
desesperado de la ausencia

digo que el mundo es una música que hace demasiado ruido




Cualquier brasa inicia la catástrofe
simple es existir
dejar que la música impregne
de volumen el silencio
medir el peso de la escarcha
en el árbol
mientras atizas los leños
y mantienes a raya los demonios
domésticos
del fuego
conoces los objetos que te rodean:
la máscara africana
y su madera que guarda
el rostro en blanco de un espíritu
la vajilla
las esculturas en cuyas formas
se ha hecho leve el mármol
la mesa donde apoyas
tus pies desnudos
tan familiar y tibia
tan llena de tu existencia tu casa
te alberga como a un molusco
que entre sus paredes nacaradas
piensa que está lejos la catástrofe
entonces una brasa salta
y cae en la alfombra
como esa liebre que hace una semana
saltó
dentro de la cerca
y sobre la que se abalanzó raudo el mastín de la casa



Jotaele AndradeOtros poemas de JOTAELE ANDRADEaquí
 Imagen: www.laprimerapiedra.com.ar

Jotaele Andrade


Jotaele AndradeEl regocijo doloroso del amor 



¿qué es este brinco 
amada 
en que el corazón ladea 
hacia el abismo? 

no puede ser 
la dulce muerte 
porque tu corazón y el mío 
son el colibrí 
aleteante 
y la flor abierta 

ni tampoco la súbita maleza 
del espanto 

pesa 
amar y ser amado 

no la disputa y acaso la pérdida 
y ya no esperarte 
entre las alamedas y el sueño 
en las esquinas 
donde 
enmohece 
la memoria 

pesa con su música 
de pájaros enloquecidos 
por la luz 

de manos que se multiplican 
y nada toman 
al final del día 

mi amor 
mi amor 

qué cruel sosiego 
este dolor 
indescriptible 
de lo que está unido 

tan intenso como un coagulo de sangre en la nieve 

como cuando cantan los ángeles del cielo y del infierno 

al unísono 



En toda catástrofe hay un milagro 



mientras cepillaba mis últimos dientes 
y muelas 

la podredumbre de las caries y de los besos muertos 
y las palabras 
de amor que no diré nunca 
y las otras 
enraizadas a lo indecible 

y la noche afuera era un niño 
frío 

y caído entre las cosas 

un cabello sobresalía 
colgado de otro cabello 

es lenta la calvicie 
me dije 

y lento 
irse cayendo 
entre muelas 
cabellos 
fatigas 
cotidianidades 

tomé la hebra 
frágil 
quebradiza 

qué modo de irse despojando 
de uno 
pensé 

mientras la dejaba caer sobre la blancura del lavabo 

fue bajando con una velocidad 
asombrosa 
hacia el mármol 

una hebra negra y curvada sobre sí misma 
cayendo verticalmente 
una parte de mí yéndose a estrellar 

cayendo 
como un bólido 
hacia un blanco estruendoso 

y deteniéndose 
de un modo abrupto 
a unos milímetros del lavabo 

podría referir 
las conjeturas 
la búsqueda de razones para semejante espectáculo 

pero mi corazón gozaba 
de ver 
aquel cabello 
flotando 
como si hilos invisibles 
lo sostuvieran 

oh misterio 
oh dicha de estos oscuros sucesos 

para que el poeta diga que en toda catástrofe hay un milagro 



Tenebrae factae sunt 



no fue una marmota 
malherida 
con que tropezamos 
y muere bajo nuestra mirada adusta 
y desconcertada 

no 
aquel día fue como si el mundo estuviera poblado 
sólo 
de marmotas agonizantes  

de bocinas estruendosas 

fue como si rompieran a pedradas nuestros huesos 
como si los músculos estallaran por un esfuerzo sobrehumano 

ominoso es el corazón de lo que amamos 

ahora 
en la pálida luz de la memoria 
es el carbón de tus días 
quien chisporrotea de pronto 
y enciende 
su íntimo recinto 

acaso es la piedad filial que nos reúne nuevamente 

acaso he aprendido a amarte 
como a un brazo amputado 

a cantarte como se le canta a un niño herido 
para siempre 
en la instancia fúnebre de la noche 



Perro con  bolsa de desperdicios 



y en la acera 
un perro callejero hacía rodar una bolsa de basura 

husmeaba un poco y luego 
otra vez 
con su hocico 
hacíale dar otra vuelta 

supuse 
con cierta lógica 
que había sido tomado por el espíritu 
de un escarabajo pelotero 
o por el mismo Ra 
de quien cuentan tomó el insecto esa costumbre 

los miré intrigado 
alejarse un poco 
bolsa y perro 
rodando 

hasta que su pericia 
olfativa 
encontró lo que buscaba 
y se concentró el perro 
en rasgar el nylon 

pensé en dios 
en la muerte 

pensé 
sobre todo 
en la vida 

en estar ahí 
dentro de una bolsa de desperdicios 
mientras hurga 
una boca hambrienta 



La ganancia de un hombre 



he ganado conmigo 
la reliquia dudosa 
del estremecimiento de la mano rozando el oro de aquello 
que se fuga 

y he perdido conmigo la majestuosa corona de la espuma 
arriba de la ola 
la algarabía del bosque y el estruendo de la gota al estrellarse 

pocas cosas gana un hombre 
acaso su polvo 
pero ya se ha desvanecido para entonces 

ni siquiera la materia en que su historia se escribe 

pero tú no saldrás de mi amor 
hasta que el día reviente su caballo 


JOTAELE ANDRADE (1974, La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina)

Jotaele Andrade: Da un sonido agudo como una dentellada sobre un cuerpo invisible

Un sonido agudo

Instrumento en el desván



has subido al desván
y olvidado por qué

pero ahí estás y recobras
partes de tu vida
olvidadas
en los trastos

viejas fotos
donde eres demasiado joven
para haber existido

juguetes
ropa
artefactos

el tiempo detenido
lleno de polvo
como una cosa

también un laúd
hace su estancia
casi como si entre todo lo inútil
lo arrumbado
lo que existe hundiéndose
dijera
aquí también cesa la música

mientras buscas el motivo
de estar ahí
envejeciendo entre las cosas
envejecidas

una cuerda
-una de la dos que conservaba
se corta

da un sonido
agudo
como una dentellada sobre un cuerpo
invisible
y levanta un poco de polvo
y se repliega como una víbora cortada en dos

miras la que ha quedado y comienzas a cantar y te bajas

así ocurren acaso las revelaciones

Otros poemas de JOTAELE ANDRADE, aquí
Fuente: ƒ de Bruno Di Benedetto
Enlaces: Buenos Aires Poetry | Evaristo Cultural | La aficíon del olvido

Escribir poesía –dice– se asemeja a tantear la nada tal como hizo la materia cuando todo era caos y confusión. Quien escribe tantea ese misterio para ir encontrando formas. En ese sentido la poesía es fragmentaria en el principio, y a medida que avanza el que escribe va encontrando las piezas de un artefacto, de un animal, de algo, que luego se convierte en una línea, luego en un verso. A ese proceso se lo podría denominar una arqueología del misterio, un misterio que sólo se muestra a través de los velos del pensamiento y del lenguaje. (En https://www.pagina12.com.ar/202206-la-poesia-es-eros-y-thanatos-haciendo-pogo)

Nuevos poemas en entradas viejas



Estos son poemas publicados en Facebook que los autores acceden tácitamente a incorporarlos en entradas históricas del blog.
Jotaele Andrade: "Cualquier brasa inicia la catástrofe..."
Diego Brando: "El tren de carga partió..."

Poemas inéditos de Raquel Jaduszliwer

Raquel Jaduszliwer


ARTE POÉTICA     



No importa. Tus oraciones de la noche, temprano en la mañana siguiente 
habrán sido molidas. Allá estará el mortero. Allá estarán tus restos, 
molida la orla de tu anhelo, 
en fragmentos lo que balbuceabas en la oscuridad 
 -la mirada en lo alto, dirigida más allá de los techos, perforando la bóveda, 
alcanzando el caudal del que quisieras formar parte-. Después 
vendrá la tarde, habrás hecho bastante, te ganarás el día,
te ganarás tal vez mirar hacia el torrente sanguíneo del crepúsculo
y otra vez, por la noche, elevarás tus oraciones.



Te escribo con los ojos cerrados.
No ha comenzado aún la creación del mundo,
aún no es día primero. El recuerdo es anticipación,
se adelanta a los dioses demorados que después vendrán.
No hay aquí. No hay allá. Nada hay organizado aún,
antes del comienzo de algún día primero. Se diría tal vez
que son las vísperas.  Hay una rara calma.
Es como una rama que ya se quebró y que, sin embargo
respira todavía el aire fresco.
Como una bailarina en el vacío, así se está.



Finales de la noche. Iluminada en velas,
la ciudad sueña con un destino incierto. 
Desde alguna ventana se ve una luz pequeña. Desde otra
ha llegado una música. Quizás no sea de aquí,
tal vez viene de lejos, de alguna aldea perdida,
absorta en la memoria que yace bajo una piedra única
entre todas las piedras,
enterrada tal vez bajo la sombra profunda de los bosques
o las alas oscuras de algún pájaro -Los pájaros,
flechas envenenadas
cruzando en diagonal el cielo, veloces, como en ráfagas. 



Aingresa el día, por el ojo que recibe la primera figura
a la que le abre su puerta. A esa primera línea,
a ese dibujo extraído de la noche en que estaba
el ojo se quedará prendado, se quedará prendido como el recién nacido
al pecho del maná. Ah las formas tempranas cuando todo está abierto.
La mañana promete: otro trazo, otro raso, la seda que envuelve de color
lo que antes no había. Porque todo era ausencia de luz y resumía
todas las ausencias de la que fuiste hecho, gorrión,
alto gorrión en vuelo, pájaro de esperanza.


Otros poemas de RAQUEL JADUSZLIWERaquí
Extraído del prólogo de Todos los lugares se llamaban promesa (Ed. Ruinas Circulares, 2023. Premio Rubén Reches)

“…Este trabajo, el de Raquel, su esfuerzo, su capacidad de provocar sucesivas imágenes resplandecientes, está al servicio de una paradoja: un ocaso que mengua, es decir, que se enciende, que vuelve a encontrar la energía. Del color melancólico pasa al rojo para hacerse luminoso como aquel mediodía justo, preciso y clásico, y por eso mismo inabarcable, del poeta Valéry. Diría yo que lo que hace Raquel -más que decir- es un trabajo para transformar el adiós, las despedidas, los fines y las clausuras, el daño irremediable de la edad. Volver fugazmente comprensible lo que nos da fuerza: la sensación de que somos la parte pensante del universo inmortal. Nuestra palabra es el ángel de la guarda de esa presencia nuestra”.

                                                                                                                                            Jorge Aulicino

Extraído de la contratapa de Ángel de la enunciación (Ed Barnacle, 2020)

“…En un lenguaje poético demoledor, como una lengua-tiempo que enuncia en todas sus instancias, se tantea en cenizas y se recuenta todo cuanto ésta acumula: muebles, árboles, seres, espacio y tiempo, hasta articular la memoria recuperada del fuego. Así una voz desde el futuro revela el pasado de nuestro presente pues, si la enunciación es lo-que-ya-no-es, Raquel Jaduszliwer en este libro dice lo-que-deja-de-ser-y-otra-vez-sucede-al-ser-dicho.

“la voz; me guardaría la voz/ para plegaria y canto (…) / eterna como no lo será nada de lo que lamenta.” Y, porque Rilke ya dijo “Todo ángel es terrible”, también se nos muestra la medida absoluta de la belleza, su esplendor y su desolación.

                                                                                                                                         Jotaele Andrade 

Acerca de Ángel de la enunciación (Ed Barnacle, 2020):

“…El libro de Raquel Jaduszliwer es un recorrido por aquellas zonas y círculos secretos que recuperan la voz del ángel, el que sobrevive. El mensajero que alumbra y crea sombras. Pero también es una reflexión sobre cada una de las palabras que se dispone sobre el papel, sobre cada sentido que las cosas oscurecen y olvidan. Hay una historia detrás de cada poema que resguarda el valor de la memoria y del fragmento y que busca una palabra que pueda sorprender. Una historia que nos devuelven esos “animales fabulosos” que lejos de tener o ser una palabra nos invaden como señales de una poesía en lo deshabitado y en lo nuevo.

Ángel de la enunciación es un libro donde se recrean los mitos, las herencias en un teatro de sombras y en la sombra; que limita cada imagen con el sonido impreciso del mar y del murmullo. Un libro para imaginar durante la noche”.
                                                                                                                     Reseñado por Lucas Margarit

Extraído del prólogo de En el bosque (Ed. Modesto Rimba, 2018)

…Una voz es un paso de gracia entre palabras avanzando. La voz agita el follaje y sube como un tallo desde la luz diezmada hacia la luz implacable del desierto que comienza más allá del bosque. No hay amparo para la voz que emiten estos poemas escritos con la delicadeza de una ofrenda horadada por la ferocidad del mundo. Hay una línea que condensa en mi memoria de lectora el aroma de este libro: así será tu alba/ sombra creciente pequeña luz en los peligros del follaje.

                                                                                                                                    Dolores Etchecopar


Cae una hoja del ciruelo, un poema de Jotaele Andrade

Una hoja del ciruelo


amanecía y yo me atareaba 
en ciertas cavilaciones 
 
en ciertos corajes 
en la sangre que es un vino 
que se agria 
 
el viento se esforzaba 
también 
entre las ramas 
 
ah qué pesado el andar 
entre las orillas 
briosas del pensamiento 
me dije 
 
qué atroz ir cargando 
las grandes preguntas 
 
la frágil permanencia entre la furia 
orgiástica 
de la vida y la muerte 
 
fue entonces 
que dio en caer una hoja 
del ciruelo 
 
no hubo un chasquido 

no sucedió el estruendo que provoca
un árbol
al caer

se desprendió
girando sobre sí misma
y fue
blandamente
a dar contra la tierra

a confundirse
sin más
entre todas las demás hojas
caídas

dentro de poco ella y las otras
se perderán
en el ciclo de las estaciones

y sin embargo cada vez que recuerde
el modo en que se recortó
en el horario encapotado del amanecer
la forma singular en que daba vueltas
sobre sí misma
esa hoja seguirá cayendo
conmigo

acaso
me digo
tal vez existimos para ser la memoria de estos sucesos




Otros poemas de JOTALE ANDRADEaquí
Fuente: Fb Ricardo Ruiz
Imagen en Página 12

Próximo encuentro: Jotaele Andrade


el día exhala una sed casi humana
y en el patio
el cachorro de perro y yo
somos la íntima
memoria
en que el instante se reconoce y sucede...

En "La rosa orgiástica", Añosluz Editora, 2016


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