El viaducto, una aproximación
La sombra oblicua que recorta el viaducto
parece petrificada.
Los autos no logran un punto
de ascenso ni descenso
No es la luz al final del túnel,
sino emerger a la nada.
Melodramático el sesgo de tu mundo,
exagerado como un tano, me dirás,
pero no incluyas que exagero
el dolor de cabeza en persistente contraste
con la sombra y los autos.
Hiperbólico, diría yo,
afinador de palabras.
Diré lo que pienso
al emerger del viaducto.
Abba, otra vez
no me canso de escuchar The winner takes it all,
pero en los intervalos, el hastío, según mi versión,
pregunta si los cartílagos no se fatigan
o reposa el corazón.
Algo que decir,
el rastro, hoy miércoles o mañana,
que ilusione
acomodar las sillas al borde de la noche
y ventilar el humo.
No sigamos en este punto.
Sigo hacia este otro:
el fondo de la calle, extraña y miserable,
donde cruzan autos invisibles