Praga estaba regalada en 1994,
Ingrid y Bettina que venían
de Londres la carísima
se daban la gran vida ahí
aunque no dejaba de ser un problema no saber
checo. Ingrid no pudo calmar su antojo de pollo,
por ejemplo, ni aun dibujándoselo a la moza,
ni agitando los codos como alas
delante de sus ojos
azules e ignorantes como zafiros.
Pero una noche disfrutaron por igual
el poder de sus dólares
y la ignorancia del idioma.
En un restorán decidieron guiarse
sólo por los números:
Betti le señaló al mozo el postre más caro fue
como poner en marcha maquinarias olvidadas:
instrumentos especiales traídos
por hombres repentinamente graves
manteles de otro blanco larguísimos
preparativos que encerraban
la gran promesa del postre, y ahí
Betti empezó a callarse, porque del postre en sí
no se acordaba.
De “Grieta de oro rápido” (inédito)
Paz da la cabeza al piso
y deja su pie en el zócalo, de la peluquería
rompe la crisma, estrella
el peinado flamante
deja a la gloria zumbando
en el filo de las tijeras.
La ruina
de lo que vos creíste
que era tu audacia
no es un lago bajo el sol,
pero un cambio
en el ánimo del cielo
también la irisa.
“En el cráneo una leonera” (inédito)
Hernán Lucas (1974, Buenos Aires, Argentina)