Hernán Lucas | El poeta ocasional

Hernán Lucas






Praga estaba regalada en 1994,

Ingrid y Bettina que venían

de Londres la carísima

se daban la gran vida ahí

aunque no dejaba de ser un problema no saber

checo. Ingrid no pudo calmar su antojo de pollo,

por ejemplo, ni aun dibujándoselo a la moza,

ni agitando los codos como alas

delante de sus ojos

azules e ignorantes como zafiros.

Pero una noche disfrutaron por igual

el poder de sus dólares

y  la ignorancia del idioma.

En un restorán decidieron guiarse

sólo por los números:

Betti le señaló al mozo el postre más caro fue

como poner en marcha maquinarias olvidadas:

instrumentos especiales traídos

por hombres repentinamente graves

manteles de otro blanco larguísimos

preparativos que encerraban

la gran promesa del postre, y ahí

Betti empezó a callarse, porque del postre en sí

                                                   no se acordaba.





De “Grieta de oro rápido” (inédito)







Paz da la cabeza al piso

y deja su pie en el zócalo, de la peluquería

rompe la crisma, estrella

el peinado flamante

deja a la gloria zumbando

en el filo de las tijeras.







La ruina

de lo que vos creíste

que era tu audacia

no es un lago bajo el sol,

pero un cambio

en el ánimo del cielo

también la irisa.




“En el cráneo una leonera” (inédito)





Hernán Lucas (1974, Buenos Aires, Argentina)

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