Mostrando las entradas con la etiqueta Héctor Giuliano. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Héctor Giuliano. Mostrar todas las entradas

Héctor Giuliano: Extraviado en el espacio



EL balde azul 
que no es azul 
ni siquiera balde, 
no es sólido, 
ni evanescente,  
tampoco imagen; 
no responde  
a las aguas termales 
ni a la disfunción incierta 
que la materia  
envanece y desvanece, 
no encaja como trivial 
soporte técnico; 
huidiza costura 
que se pierde en agujazos 
sin ton ni son, 
en las desventuras matemáticas 
que pretenden el trofeo,
tanto
la dinámica de fluidos
y el resto óseo 
extraviado en el espacio. 
Allí,
en la punta de la mesa,
patológico,
sin explicación.



poesía argentina, extraviado en el espacio
Otros poemas de HÉCTOR GIULIANOaquí

Héctor Giuliano: Odio los pianitos de películas navideñas

poesía argentina



Suave, 
muy muelle, 
ponía mi mano 
en tu panza.  
Entibiaba  
ese frío  
que nacía de adentro,  
que rezumaba   
algo   
entre las finas   
suturas   
y los costurones   
de afuera.  
Fibroma, dijeron,   
cambiaron la versión  
tras la macro  
y el estudio patológico. 
"Otra cosa". 
"Muy seria, casi grave", 
"...que puede ser muy grave".
El horror del horno,
el cobalto
en ese recinto de plomo
y descarnados molares.
La palma en la panza.
El estupidísimo candor
del querer quedarnos,
de prolongar 
el fértil cargamento
que la vida,
sin más,
desgana y apaga.
Odio
los pianitos
de películas navideñas,
el celofán 
de leños en la estufa
y un vaso con licor,
los rostros llorosos,
y el pianito 
ahogado en una nota,
el melodrama,
la halterofilia pasional,
su destino 
de fáciles destierros,
y nada de nada.
Es más,
y ahora que atino
a releer,
no sé cómo escribiré
el próximo renglón.
"Recomendamos
estudios frecuentes,
análisis elegíacos,
biopsias en coacción
y circunstancia,
escurridos tejidos
y los rubores 
de un tercero",
agrego
por decir algo.
Y mi manos
sobre el vientre
que le fuera arrancado
a la muchacha que reía,
la que bailaba ante un espejo,
la que ocultara
facas y chumbos
en aquella noche
filosa de muerte,
cascos, cueros,
jeeps con reflectores.
y lo que aquí 
despojo
sólo es 
aquello
que sobra del kitsch,
carreras de caballos
y el viejo borracho
tirado en una zanja,
no hay pelos de Ovidio
ni puertos nerudianos,
páncreas aéreos,
exteriores.
Esta desazón
que muerde los cabales
y la dulce mano
y el dulce regocijo
minutero
del desastre.
Y miro esto,
patas arriba,
desuello,
aburrida mariconería,
y no quiero poner
que lloro,
porque no lo haré,
así venga Butler Yeats
y su equilibrada
belleza de ramas trenzadas.


Otros poemas de HÉCTOR GIULIANOaquí
Enlaces: poesía.ar | Otra iglesia es imposible

Héctor Giuliano: Más tarde, turbado pero sereno.

Héctor Giuliano



Hoy, 
asado en el calor 
y la feliz iniciativa, 
di de baja  
al 95 % de mi biblioteca .
Un camioncito de la Recuperadora 
cargó si mayores penas 
tanto cartón y papel. 
Un siesta de 42°
movida y agobiante.
Pesaron la venta,
me dieron unos pesos,
me requirieron  agua fresca,
nos estrechamos las manos
y allá se fueron.
Pasta de celulosa
y algunos químicos
será nueva iglesia.
Picado por las moscas
del apuro,
arrojé a la basura
52 grabaciones
de folclore cuyano
recopilado 
durante 50 años
en rincones, parrales
y fiestas, 
por mi compadre Paco.
En el 2000,
obtuvo con malas artes
una jubilación como anestesista,
y se largó 
a repartir Herba Life.
Las deudas lo consumieron,
enloqueció de repente,
un útero maternal
le flameó la sienes
y un buen día terminó 
en el hospicio.
Severo diagnóstico
y medicación crónica.
Las canciones incluían
versiones distorsionadas,
o sea, enriquecidas,
de Buenaventura Luna,
Tunduco Pérez y cuántos más.
Un tesoro en vías
de cantares de gesta.
Más tarde,
turbado pero sereno
bebí mi último trago
y 47 cuadernos de poemas,
rellenos y relatos 
corrieron igual suerte.
Así también
aquel querido trabajo
que Omar Cao
calificó como "sentido fugado".
Y no se crean que no lloré.
Lo hice con un trapo en la boca
mientras el sudor y los mocos
me hacían arder la nariz y los ojos.
Querrán saber,
por ahí por curiosos,
por ahí por indiferencia,
u otra causa que adivino
pero no diré,
cuál era la composición
del 5% rescatado;
como buen caballero,
me mantendré en decoro y silencio.
Gracias por no preguntar.
Así es la vida.
De todo hay
y de nada hay.


Otros poemas de HÉCTOR GIULIANOaquí
Imagen: Antonio Berni

Héctor Giuliano: Una claraboya indicaba el ciclo solar, las estaciones, la beatitud terrena


Mi viejo 
tenía cabeza hueca.
Andaba de jarana en jarana.
Así fueran fríos, lunas, túnicas,
o la fusión de un vino y una baraja.
Arar, podar, pasar las rastra,
eran tareas que apenas 
 cubrían diez liras 
desvanecidas en  el puchero diario.
Se le dio por no  escuchar
las tentaciones del primo Pietro
que lucía sus dones fascistas, su marcial fragilidad
sus camisas negras y sus cachiporras lustradas,
y sus desbordes sexuales,
un regalo providencial;
hizo un tapón a  su trompeta acústica,
chorreaban
como bostezos y condecoraciones de lata 
las rogativas de su hermano Ettore
para que se incorporara 
a la "causa nacional" de  los partisanos;
tampoco lo estremecían
los exprimidos sacrificios anarquistas
del loco Bartlat
en las espesuras de fugas y bosques.

Mi abuelo,
síndaco del pueblo,
lo acuciaba,
para que, al  menos,
creara belleza.
Y se le dio por el dibujo.
Lo vieran:
" dimensión constructiva",
delgadas y gruesas líneas,
papel de arroz, seda o algodón,
pluma fina y de rebote ladeado.
Catalogaba las langas,
las nieves y parvas,
el rastro del otoño en verano, 
en memorables bríos luminosos,
tierno y contento,
arrancado por instantes.

Y esto convocaba
las moderadas flotaciones
que borraban ordeñes,
riegos, siembras
y tantos macaneos
que ponían porosa
la nitidez de la vida.
Mi viejo 
renovó la oquedad,
y por ello
casi pierde las manos.
Fue atrapado en Yugoslavia.
La patrulla del Tercer Reich,
precisa y a las carcajadas.
Un camión de ayes, hambre
y excrementos,
lo depositó en púas y alambres.
Un campo de trabajos forzados,
sobre la ruta 167,
sur- norte alemán,
hoy autopista paralela
de llanuras polacas.

Ahí las bondades de Rousseau
se ahogaban en el humo pegajoso.
Hornos donde el caucho
se convertía en cubiertas y ruedas de aviones.
Un subsuelo gigante
donde el fulgor o la negrura
que se filtraba de una claraboya
indicaba el ciclo solar,
las estaciones, la beatitud terrena.
Y se le dio 
por hacer caricaturas 
que celebraban
sus compañeros de infortunio. 
Para Navidad del 44,
no tuvo mejor ocurrencia
que pintar a la  carbonilla un rostro de Stalin.
Severo, ojos de fuego y crueldad,
confrontados a quien lo mirase.
La suerte no corre pareja,
no roza la monotonía. Es o no es.
De repente un taconeo,
después un arrancón de pelos,
remezones de golpes,
y ahí nomás,
las manos sobre una mesa.
El oficial nazi,
calificado blando 
por los prisioneros,
le descargó de azotes 
sobre muñecas y dedos
con la varilla de remover las coladas.
Y de ahí, 
nada permaneció inerte,
ni objetos ni formas,
ni núcleos compositivos o de orden.

Alta y remota,
la tumba volaba.

Cinco años más tarde,
en el barco que lo trajo a Buenos Aires,
todavía le costaba agarrar el tenedor
y llevárselo a la boca.

No hay conclusiones,
sólo la saga de "Crepúsculo"
y ese  jardín de gente magullada
saltando en el vacío.


Héctor Giuliano
Otros poemas de HÉCTOR GIULIANOaquí

Héctor Giuliano



NO soles ni escalpelos
Que impiden el paso
De carros triunfantes,
En el zócalo de la tierra
Sombras y mentiras granizan.



LEÍ



la realidad sus partes
sustancia de vastas superficies
me enfrasqué
descripción puntual de apariencias
efecto sobreimpreso
variantes incompatibles
prolijo valor explicativo
transición del modo verbal
gracioso cuello renacentista
refutación de Astrea.
Descolgué una oreja
dubitación codificada
virtud dormitiva.




Wake up!




Escamas en el cuerpo amenazado,
Amarillos repliegues;
Ya no hay hijos
Tan vivaces que gocen
De perros desgarrados.




DENTRO de tu corazón
El arroyo
Fluye.
Soneto
Que lastima
El alba en Persépolis.

Piamonte, Argentina, poesía argentinaHÉCTOR GIULIANO (1947, Murazzano, Piamonte, Italia. Reside en Argentina)





Designed by OddThemes | Distributed by Blogger Template Redesigned by PRD