Todo y nada
Habría que decidirlo más que decirlo,
decir, decir, obsesionado estás con ese decir,
Diletante. No quiero aparentar que caes
y desdecirme. Pero caes. Bien, a veces,
y no es por dártelas de trovador, de esos de manteles verdes
en presentaciones de autodidactas.
Hemos avanzado cual si se necesitara para hacerlo
nada más. Nada más que nada. Ni crees en el sentido,
y eso es decir mucho, un decir. Por si fuera poco,
por si la nada fuera poco, Diletante. Sísifo está azorado
con tus gestos de buena voluntad en el canal de la TV
que siempre evita, y que hoy de pronto se le puso enfrente
como una bailarina exótica, expósita.
No amedrentas, no sirves un excelente café
y no gustas de semillas de café doradas y cubiertas
de chocolate. Es decir, es un decir, vales
sorbete. ¿Madre? Eso ni se menciona. Y no sorbas, no es momento. No es
una invitación a tu baile de máscaras en un yate de lujo
como el de un Presidente habituado
al shopping en heladeras. Y esto, todo, la nada,
para decir poca cosa.
Carlos V. Castro (1975, Guadalajara, México)
Fuente: revistacritica.com/
Imagen: Revista Crítica