ÚLTIMOS DÍAS DEL INVIERNO
Estas son las noticias de tu vida en declive:
un poco de caldo en la cocina
se hace a pasos lentos,
desde la otra pieza
viene la respiración de una mujer
tranquila, en cuyo sueño podrías ver
un paisaje equivalente al susurro que la olla
deja en el aire, y que la brisa del mediodía
hace circular por la casa.
Ayer nomás el clima era tan distinto
en la sala de espera del correo, de paredes blancas
y luz sepulcral, a tu lado había
un chillido de ratas, que después
resultó ser el roce de unas zapatillas
y la laca de una cancha de basket. "Si fueran negros,
sería distinta la cosa", dijo el que miraba
la transmisión de ratas en el celular
y en su cara iluminada viste pasar un invierno
que creías olvidado, mucho mejor que este.
Afuera de tu casa una espiral de hojas
levanta vuelo, no muy alto,
apenas lo suficiente para preguntarse
adónde llegarán, cómo estarán
después, las hojas, en dos o tres semanas,
y qué podría hacernos acordar de ellas
para asistir juntos al final del juego, si hubiera un final.
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