SIN NARDOS
Mi madre
guardó la cortesía
y el amor a los nardos
hasta los últimos momentos:
al entrar, la enfermera
nos dijo en voz muy baja
que no le convenían esas flores;
nosotros, a un gesto de mi madre,
que era adivina,
sin chistar las retiramos,
como lo hacíamos
cuando llegaba a la casa un amigo
al que le producían los nardos
desazón y tristeza.
Los nardos eran las flores de mi madre
por su olor y su blancura,
por su forma y sus tallos;
también por sus recuerdos.
En sus fiestas sabíamos
que nardos y pasteles,
el humo del tabaco
y el sabor del café
se mezclarían,
siempre que no llegara
ese amigo
que asociaba,
como la enfermera,
como si a la muerte la guiaran
ciertos olores
y la extraviaran otros
más sutiles,
como si la muerte no supiera,
como nadie,
el camino y la hora.
NIEBLA
Los sueños de los pájaros
deben anidar por siempre en una nube
como las ramas que acunas tú esta mañana.
Esta intimidad en la que estoy me envuelve.
Un día, tan sólo un día más, lo necesito
para saber quién soy, qué escondes.
No escampes, no abras tu ser,
no dejes ver detrás de ti lo que no eres.
Este sopor, este pudor tan míos están en ti;
un día, tan sólo un día más en tu interior.
No hay paz parecida a ti sobre la tierra,
niebla rasante que tocas mi ventana.
ESTA LUZ
En el fondo del patio se serenan
el helecho, la hierba, el moscardón
que hace seis horas era el calor y la energía sorda.
Descansa la luz de todo el día
alrededor de los objetos, fuera del lustre,
ausente del vigor, tranquila.
Descansa la luz de sí misma en la tarde
y da a lo que roza una dignidad dorada y enfermiza.
La luz descansa en la luz
y adopta una calidad de baño de oro y de madera.
El gato prefiere esta luz,
se esconde el cazador mejor en esta luz,
pero a mí me gusta el vigor y el moscardón zumbando.
Esta luz es la antesala de la otra,
que es la antesala de la otra,
que es la antesala de la noche.
La luz del mediodía es ella misma.
En esta luz de las seis hay una que contiene
el hilo de seda que ahorcará a este día.
Yo desconfío de esta luz que como el gato
se mueve hermosa y lentamente.
ANTONIO DELTORO (1947 / 2023, Ciudad de México, México)
Fuente: Lexia | FractalEnlaces: Letras Libres | Otra iglesia es imposible
Imagen: El Universal