Idea fija (*)
Ninguna mujer quiere ser fruta al alcance de la mano,
dice mi noviecita encantadora, pero yo no hago discriminaciones
y me gustan todas las frutas, estoy tentado a enumerar cada tipo
aquí mismo, dentro y fuera de estación,
porque incluso el mero decir los nombres me da placer,
tanto como decir tu nombre.
No soy el único apasionado--- también toda mi familia,
somos un poco chiflados al respecto,
podemos pasar horas hablando sobre el melón
o discutiendo sobre cuántas cajas comprar
cuando hay Peach-O-Rama en el mercado Metropolitan.
Una vez hasta viajé medio día en mi coche para llegar a Pence Orchards
donde me encontré con Bert Pence y le saqué fotos,
Él me vendió tres cajas de duraznos a precios de mayorista.
Fue tan bueno conmigo, como lo fue aquel durazno Freestone de finales del verano
que arranqué mientras caminaba de vuelta por el huerto
en el calor de agosto a las puertas de entrada,
que no se parecían en nada a las Puertas del Infierno.
Al contrario, yo estaba en el cielo, allí en Yakima.
Todavía puedo oler ese durazno singular, que estuvo generosamente
al alcance de la mano, era la definición de al alcance la mano,
cayó en mis manos, como tú…
o tal vez como yo en las tuyas...
pero eso fue hace meses.
Cuando ayer pasé por los puestos,
en lo que debería haber sido el primer día de la primavera,
todos los productos habían sido cubiertos con mantas pesadas
para mantener el calor y mitigar el daño.
Hoy la temperatura ha bajado tanto
que alguien pensó en retirar la fruta por completo y guardarla.
¿Con este extraño clima que estamos teniendo, ¿te veré de nuevo?
No me puedo controlar.
Traducción: Adam Gai
(*) CB escribe desde la perspectiva de un hombre
Categorías del entendimiento
Estudio lo no expresado.
"¿Qué?", pregunta mi hijo.
"¿Qué estás mirando?"
Pero no existe explicación.
Sólo puedo hablar de la forma en que la luz
cae, el modo en que la sábana de algodón
se extiende sobre su cuerpo mientras duerme o descansa
o se disuelve, tocándolo con
sus propias cosas perdidas, su olvido.
Traducción: Jonio González
De: "Into Perfect Spheres Such Holes Are Pierced", Alice James Books, 2004
Idée Fixe
No woman wants to be low-hanging fruit,
my glamorous girlfriend says, but I’m indiscriminate
and love all fruit, I’m tempted to list each kind
right here, in and out of season,
because even just saying the names gives me pleasure,
as does saying your name.
I’m not alone with my passion — my whole family,
we’re a little off in this regard,
we can spend hours talking about cantaloupe
or arguing over how many flats to buy
when it’s Peach-O-Rama at the Metropolitan.
Once I even drove half a day to get to Pence Orchards
where I met and took photos of Bert Pence,
who sold me three boxes of peaches at wholesale prices.
He was so good to me, as was the late-summer freestone
I picked as I walked back through the orchard
in the August heat to the entrance gates,
which were nothing like the Gates of Hell.
On the contrary, I was in heaven there in Yakima.
I can still smell that single peach, which was profusely
low-hanging, it was the definition of low-hanging,
it fell into my hands, as you did —
or perhaps as I did into yours —
but that was months ago.
When I walked past the stands yesterday,
on what should have been the first day of spring,
all produce had been covered with heavy blankets
to keep it warm, to mitigate harm.
Today the temperature dropped so low
someone thought to remove the fruit entirely and stash it away.
With this strange weather we’re having, will I see you again?
I can’t help myself.
Categories of understanding
I’m studying the unspoken.
“What?” my son asks.
“What are you looking at?”
But there is no explaining,
I can only speak the way light
falls, the way the cotton sheet
lays itself over his sleeping or resting
or dissolving body, touching him with
its ephemera, its oblivion.
CATHERINE BARNETT (1960, Washington D.C., Estados Unidos de Norte América)
Fuentes: Poetry Foundatión | Facebook Jonio González
Imagen: Guernica
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