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Dalia Taha


TÚ     




¿Recuerdas tu primera noche en este mundo? 
No fue en El Cairo, París, 
Kinshasa o Buenos Aires tu primera noche. 
Podrías haber nacido en un pueblo tranquilo junto al río 
o junto a un rascacielos 
pero tu primera noche fue en la faz de la tierra. 
Lo que rodea el lugar de tu nacimiento 
no son las ciudades ni las localidades adyacentes 
ni siquiera los países o los continentes vecinos 
sino las galaxias y los planetas. 
Probablemente tu nombre se decidió hace meses
y hubo quien empezó a atribuirte algunas características:
nervioso, tranquilo, reflexivo o sabio
pero tú eres un ser extraño
más cerca del espacio que nosotros.
Contigo no podemos superar la confusión de los primeros momentos
de la llegada del invitado
preguntando por el viaje
esperándote en la sala de parto
o encontrándote en plena calle.
No sabemos exactamente cómo llegaste hasta aquí
ni podemos decirte: “la casa es tu casa”
hasta ahora no sentimos eso
y aunque actuábamos como si poseyéramos este lugar
somos invitados como tú
en este mundo.
Este es un buen momento para recordarlo
y esta es tu primera noche
en la faz de la tierra.
No estabas aquí cuando llovía esta mañana
pero la hierba aún está mojada fuera.
Entonces no sabías lo que era el tiempo.
Los días, las semanas y los meses no significaban
nada.
Después de eso
todo se repetirá,
tus palmas se cerrarán y se abrirán
y empezarás a distinguir la noche del día.
Tus ojos se acostumbrarán a los matices de los colores
luego empezarás a fijarte en las caras de la gente durante mucho rato
de alguna forma.
La ciencia hasta ahora no lo comprende.
Dirás tus primeras palabras
y los mayores te pedirán que las repitas
y por alguna razón también
eso será maravilloso.
Luego el río, el rascacielos
y el rápido tren subterráneo tendrán nombre.
Entonces creerás que posees este mundo
o cosas en él, como tu hermana
o tus hijos
y podrás hacer la guerra
o arrancar los árboles.
A pesar de todo, por muy cruel que seas,
en algunos momentos de tu vida algo te sacudirá
y te recordará tu primer hogar
la vista de las colinas, por ejemplo,
pero eso llegará a su debido tiempo
ahora eres frágil y desconcertante,
todavía no tienes una vida
todos te observan.
Esta es tu primera noche en la faz de la tierra
y el ambiente es como de fiesta
por eso todos te consideran un regalo
pero si repetimos esta frase lo suficiente
“Esta es tu primera noche en la faz de la tierra”
descubriremos que en realidad eres un viajero
que acaba de llegar a una posada
en medio de una tormenta
pero las puertas de la posada siempre están abiertas
nunca se cierran
y tanto tú como la tormenta
entraréis.

 

LA POETA QUE AMA LAS COLINAS Y A VECES LA VES CAMINANDO POR LAS CALLES DE LA CIUDAD DE R SIN UN OBJETIVO CONCRETO




Tú no puedes verlas.
Tengo moratones en los ojos de mirar las colinas.
Están dentro,
bajo la piel,
en el lugar más cercano de lo que se llama alma.
Las colinas son algo extraordinario y lejano
especialmente las que están en la ruta de Jericó a Ammán.
Desde un taxi
parecen una hilera de almas
o un francotirador
que contempla la ruta del desierto.
Todo encaja como una ecuación matemática:
los vivos están en un lado
y los muertos en otro
pero allí, sobre esas colinas
los imagino saludándonos
e intentando bajar a la carretera
donde los coches brillan y desaparecen en el viento
como sus gritos ahogados,
donde los camiones pesados transportan las piedras
por el carril derecho a la luz del atardecer
turnándose,
donde el viento es el verdadero conductor
que nos arrastra tras él
con nuestros cuellos vueltos hacia atrás.
Ahora puedo entender que todo empezó desde aquí,
desde una tierra árida y seca.
Después de eso todo es mera casualidad:
los árboles, los ríos, los insectos, la forma de las nubes, la hierba
y los puentes colgantes.
Todo terminará también aquí
sin llevarse nada de todo este mundo
salvo el enigma del comienzo.
Estoy fascinada con las colinas,
no puedo dejar de mirarlas
como si intentara recordar dónde nos conocimos
como si tuviera su nombre en la punta de la lengua
e intentara extraerlo
desde un valle profundo en mi interior.
Desde mi niñez creo
que si miro algo el tiempo suficiente se moverá.
Por supuesto, eso nunca ha sucedido
pero las colinas parecen estar a punto de empezar a caminar hacia mí.
Miro solo las gotas de luz
que brillan sobre ellas
como cien ojos abiertos al mismo tiempo.
Mis maletas están en el maletero
y aquí,
y en el aire caliente del Valle
siento que lo que han doblado mis manos hace poco
no era mi ropa
sino almas
y lo que ven mis ojos
surgiendo del parabrisas del coche
no son colinas
sino la escabrosidad del camino por el que hemos
venido
antes de llegar a este mundo
desnudos y cubiertos de sangre
y finalmente capaces de
gritar.





Tú, poesía palestina
DALIA TAHA
(1986, Berlín, Alemania)
Traducción: María Luisa Prieto
Fuente: Revista Banipal
Enlace: Brown.edu
Imagen en Banipal
Dalia Taha es una dramaturga, poeta y narradora palestina. Nació en Berlín en 1986 pero creció en Ramalla, Palestina. Se graduó en Arquitectura en 2009 en la Universidad de Birzeit, Palestina, y tiene un Máster en dramaturgia por la Universidad de Brown. Fue miembro del consejo editorial de la revista “Yaraat”. En 2007 se publicó su novela “El adivino negro”. Su primera obra de teatro, “Kefiya made in China” fue producida por The Flemish Royal Theatre y la Fundación Qattan en 2012. Se estrenó en Bruselas y luego se llevó a Palestina, donde realizó una gira por siete ciudades en la Ribera Occidental. Además de eso, dos escenas de la obra se escenificaron en el teatro Mohammed V de Rabat, Marruecos. La obra se publicó en cuatro idiomas: árabe, inglés, francés y flamenco. En 2013, Dalia recibió la beca para jóvenes artistas para viajar a Kinshasa y a Hannover para asistir a los festivales de teatro en ambas ciudades. Otras de sus obras de teatro son: “Fuegos artificiales”, “No hay nadie entre tú y yo”, y “Hambre”. Además, ha publicado poemas que han sido traducidos al inglés, francés, alemán y sueco. Su poemario “Biografía de los habitantes de la ciudad de R”, al que pertenecen los poemas aquí traducidos, se publicó en Amman en 2021. 
María Luisa Prieto es licenciada y doctora en Filología Árabe por la Universidad Autónoma de Madrid, con premio extraordinario de licenciatura y de doctorado. En la actualidad es profesora titular de Lengua y Literatura árabes en la Universidad Complutense de Madrid. Ha realizado numerosas investigaciones dentro del campo de la literatura árabe contemporánea y ha publicado más de treinta obras literarias traducidas del árabe, la mayoría de ellas del premio Nobel Naguib Mahfuz, y también de otros autores como Mahmud Darwish, Nizar Qabbani, Adonis, Jabra Ibrahim Jabra, Gassán Kanafani o Hanan al-Shaykh. También ha traducido poemas de Abd al-Wahhab al-Bayati, Badr Shakir al-Sayyab, Fadwa Tuqan, Muhammad al-Magut, Muin Basisu, Nazik al-Malaika, Samih al-Qasim, Wadih Saadeh, Abu l-Qasim al-Shabbi, Sargon Boulus, y de poetas clásicos, entre ellos al-Jansá, Abu Firás al-Hamdani, Ibn Zaydún, Ibn Hani, Ibn Hazm, Ibn Jafaya, Ibn Arabi e Ibn Zamrak. Es editora de la página de poesía árabe poesiaarabe.

Maya Abu-Alhayyat


Sin dinero     



Sin un centavo vivo en un puesto de control, 
las pequeñeces me hacen feliz, 
como cuando pasa un día entero sin que 
vea un solo soldado, 
sus bostezos aburridos. 
Allí escribo mi nueva novela 
sobre el carnicero 
que quiso ser violinista, 
mezquino y vulgar, 
sus manos le fallaron, favorecieron 
las afiladas y relucientes cuchillas.
Te puedes imaginar lo lúgubre que puede ser
estar en la indigencia, sin un centavo,
vivir en un puesto de control,
conocer la felicidad
en las nimiedades, saltarse el turno
de un poeta locuaz o pasar jornaleros
aniquilados con sacos de plátanos
a la espalda, bolsas de guayaba,
y envases de leche Tnuva.
Estoy en la indigencia Durante años
he estado viviendo en una tumba
pero no he visto ni ángel ni demonio,
solo más que mi parte de soldados dormidos.



De You Can Be the Last Leaf de Maya Abu-Alhayyat, traducido del árabe por Fady Joudah (Minneapolis: Milkweed Editions, 2022).


Penniless



Penniless I live at a checkpoint,
trifles make me happy,
like when a whole day passes without me
seeing a single soldier,
his bored yawning.
There I write my new novel
about the butcher
who wanted to be a violinist,
mean and vulgar,
his hands failed him, favoured
the sharp glistening blades.
You can imagine how gloomy it can be
to be destitute, penniless,
to live at a checkpoint,
to know happiness
in trifles, skipping a loquacious poet’s turn
in line, or passing wiped out
day labourers with banana sacks
on their backs, guava bags,
and containers of Tnuva milk.
I’m destitute. For years
I’ve been living in a tomb
but have seen neither angel nor devil,
just more than my share of sleepy soldiers.





MAYA ABU-ALHAYYAT  (1980, Beirut, Líbano)
De: "You Can Be the Last Leaf" traducido del árabe por Fady Joudah (Minneapolis: Milkweed Editions, 2022).
Fuente: Cordite
Traducción al español por plataforma digital
Enlace: Círculo de poesía
Imagen en Arab News

Muin Basisu

A una turista


A una turista     




Perdón, señora. Ha venido cuando 
Las manos de los poetas han sido cortadas. 
¿Qué hay para vender en el Este? 
Nosotros hemos vendido a una turista vieja 
que ha llegado antes 
la tumba de Saladino 
y la ciudad de Hittin. 
Hemos vendido los jardines de Babel, 
las flores y capullos en los mercados del mundo, 
hemos vendido los dedos y los anillos. 
No nos queda más que las pirámides, 
¡y qué pesadas son sus piedras! 
La esfinge está herida, 
morirá si no abandona esta tierra, 
si no se quita de su frente el cuchillo. 
Perdón, señora. Hemos vendido el último ataúd, 
hemos arrojado al río el último tintero 
y hemos degollado al último gallo que cantaba. 
No nos queda más que Dios, 
que corre cual gacela verde perseguida por 
todos los perros de caza
y galopantes mentiras.
Le perseguiremos. Cazaremos a Dios para usted.
Los que vendieron al poeta, señora,
venderán también a Dios



Las palabras




En su vocabulario no había árboles
ni flores.
En su vocabulario no había pájaros.
Sólo sabía lo que le habían enseñado:
matar a los pájaros,
y mató a los pájaros,
odiar a la luna,
y odió a la luna,
tener un corazón de piedra,
y tuvo un corazón de piedra,
a gritar: "¡Viva lo que sea!"
"¡Abajo lo que sea!"
"¡Muera lo que sea!".
En su vocabulario no había árboles,
en su vocabulario no había
tú ni yo
porque él debía matarnos
a ti y a mí.
Sólo sabía lo que
le habían enseñado:
matarnos a ti y a mí.



MUIN BASISU (1926, Gaza, Palestina / 1984, Londres, Reino Unido)
Fuente: Facebook de Hugo Toscadaray
Enlaces: Poesía árabe | La caina

Mourid Barghouti

Poesía palaestina


NO TENGO NINGÚN PROBLEMA     




Me observo: 
no tengo ningún problema. 
Mi aspecto es bueno 
y para algunas muchachas 
mi cabello gris incluso puede ser atractivo; 
mi gafas están bien hechas. 
mi temperatura corporal es de treinta y siete grados exactos, 
mi camisa está planchada y los zapatos no me hacen daño. 
No tengo ningún problema. 
Mis manos no están esposadas, 
aún no me han hecho callar, 
no he sido sentenciado, hasta ahora, 
ni me han disparado a causa de mi trabajo; 
se me permite visitar a mis parientes en la cárcel, 
se me permite visitar algunas de sus tumbas en ciertos cementerios. 
No tengo ningún problema. 
Todavía no estoy impresionado porque a mi amigo 
le ha salido un cuerno en la cabeza.
Me gusta su habilidad para ocultar la evidente cola
bajo la ropa, me gustan sus serenas zarpas.
Podría matarme, pero lo perdonaría
porque es mi amigo;
puede herirme de vez en cuando.
No tengo ningún problema.
La sonrisa del presentador de la televisión
ya no me pone enfermo
por la noche y durante el día.
Ello se debe a que
llevo encima mis documentos de identidad, aun
en la piscina.
No tengo ningún problema.
Ayer, mis sueños tomaron el tren nocturno
y no supe cómo decirles adiós.
Oí que el tren tuvo un accidente
en un valle árido
(sólo el conductor sobrevivió).
Di gracias a Dios y me tranquilicé
porque tengo pequeñas pesadillas
que espero acaben convertidas en grandes sueños.
No tengo ningún problema.
Me observo, desde el día en que nací hasta ahora.
En mi desesperación recuerdo
que hay vida después de la muerte;
hay vida después de la muerte
y no tengo ningún problema.
Pero pregunto:
Oh, Dios mío,
¿hay vida antes de la muerte?



I HAVE NO PROBLEM



I look at myself:
I have no problem.
I look all right
and, to some girls,
my grey hair might even be attractive;
my eyeglasses are well made,
my body temperature is precisely thirty seven,
my shirt is ironed and my shoes do not hurt.
I have no problem.
My hands are not cuffed,
my tongue has not been silenced yet,
I have not, so far, been sentenced
and I have not been fired from my work;
I am allowed to visit my relatives in jail,
I'm allowed to visit some of their graves in some countries.
I have no problem.
I am not shocked that my friend
has grown a horn on his head.
I like his cleverness in hiding the obvious tail
under his clothes, I like his calm paws.
He might kill me, but I shall forgive him
for he is my friend;
he can hurt me every now and then.
I have no problem.
The smile of the TV anchor
does not make me ill any more
and I've got used to the Khaki stopping my colours
night and day.
That is why
I keep my identification papers on me, even at
the swimming pool.
I have no problem.
Yesterday, my dreams took the night train
and I did not know how to say goodbye to them.
I heard the train had crashed
in a barren valley
(only the driver survived).
I thanked God, and took it easy
for I have small nightmares
that I hope will develop into great dreams.
I have no problem.
I look at myself, from the day I was born till now.
In my despair I remember
that there is life after death;
there is life after death
and I have no problem.
But I ask:
Oh my God,
is there life before death?


MOURID BARGHOUTI (1944, Dayr Ghassana / 2021, Amán. Cisjordania)
De:"Midnight and Other Poems", Arc Publications, Todmorden, Lancashire, 2008. Traducción del árabe al inglés, Radwa Ashour. Traducción del inglés al castellano, Jonio González.
Enlace: Poemas del alma (Biografía)
Imagen: Quds News Network

Mahmud Darwish


Mahmud Darwish
2. Asiento en un tren



Pañuelos que no son para nosotros. Amantes del último minuto. Luces de la estación. Rosas que pierden un corazón en busca de un abrigo para la ternura. Lágrimas que traicionan a las aceras. Mitos que no son para nosotros. Desde aquí, ellos han partido. ¿Tenemos a alguien allí para que se alegre a la llegada? Lirios que no son para nosotros porque besaríamos los raíles. Viajamos en busca del vacío pero no nos gustan los trenes cuando sus estaciones son nuevos exilios. Lámparas que no son para nosotros porque veríamos a nuestro amor de pie, esperando el humo. Tren rápido que corta los lagos. Y en cada bolsillo, las llaves de una casa y la foto de una familia. Los pasajeros del tren regresan con su gente, pero nosotros no regresamos a ninguna casa. Nosotros viajamos en busca del vacío para encontrar la rectitud de las mariposas. Ventanas que no son para nosotros y saludos en todas las lenguas. ¿La tierra era más clara cuando cabalgábamos en los caballos antiguos? ¿Dónde están los caballos, las vírgenes de los cantos y los himnos de la naturaleza que estaban en nosotros? Yo estoy lejos de mi lejanía. ¡Qué lejano está el amor! Las chicas nos capturan, rápidas como ladrones de mercancías. Olvidamos las direcciones en las ventanillas de los trenes. Nosotros, que amamos diez minutos, no podemos regresar a ninguna casa familiar, no podemos atravesar el eco dos veces.


MAHMUD DARWISH (Al Birwa, Palestina, 1941 / Houston, EUA, 2008)
De: "Es una canción", 1986
Imagen: carlinronquillo

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