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Yusef Komunyakaa: Nos sentábamos en la silenciosa brutalidad

Yusef Komunyakaa,


Las cartas de amor de mi padre    



Los viernes abría una lata de Jax 
al volver de la fábrica, 
& me pedía que le escribiera una carta para mi madre 
que enviaba postales de flores del desierto 
más altas que hombres. Él rogaba, 
prometiendo no volver a golpearla
nunca más. A mí me alegraba en cierto modo
que ella se hubiera ido, & a veces quería
incluir un recordatorio: que la “Polka Dots & Moonbeans”
de Mary Lou Williams
jamás deshinchó los moretones.
Su delantal de carpintero siempre lleno
de clavos viejos, un martillo de orejas
colgando al costado & cables de extensión
enroscados en los pies.
Las palabras salían de debajo
de la presión de mi bolígrafo: Amor,
Cariño, Nena, Por favor.
Nos sentábamos en la silenciosa brutalidad
de voltímetros & terrajas,
perdidos entre las frases...
El reflejo de una cuña de cinco libras
en el suelo de cemento
arrastraba un crepúsculo hacia adentro
por la puerta del cobertizo.
Yo me preguntaba si ella se reía
& las sostenía sobre una hornalla.
Mi padre sólo sabía escribir
su nombre, pero podía mirar los planos
& decir cuántos ladrillos
llevaba cada pared. Ese hombre,
que robaba rosas & jacintos
para su jardín, se paraba ahí
con los ojos cerrados & los puños ovillados,
escribiendo con trabajo una sola palabra,
casi redimido por lo que trataba de decir.


Traducción: Gerardo Gambolini
Otros poemas de YUSEF KOMUNYAKAA, aquí
Enlaces: Círculo de poesía
Imagen: The New York Times

Yusef Komunyakaa


Nunca sabemos    




Se tambaleó por un momento 
entre la hierba alta, como si estuviese bailando 
con una mujer. Nuestros cañones 
se pusieron al rojo vivo. 
Cuando me acerqué,  
un halo azul de moscas volaba sobre él. 
Cogí de sus dedos
la foto deteriorada.
No hay otra manera 
de decirlo: Me enamoré. 
La mañana empezaba a clarear,
menos para un mortero lejano
y para algunos helicópteros que despegaban
                    en alguna parte.
Le metí la cartera en el bolsillo
y le di la vuelta para que no siguiera 
besando el suelo.


Yusef KomunyakaaOtros poemas de YUSEF KOMUNYAKAAaquí
De: "Dien Cai Dau", Valparaíso Ediciones
Imagen: thedocumentarygroup.com


Yusef Komunyakaa: Podemos mirar un árbol de mirlos

Creer en el acero, poetas norteamericanos actuales


Creer en el acero    




Las colinas que mis hermanos y yo creamos   
nunca encontraron su balance, y les tomó años 
descubrir cómo funcionaba el mundo. 
Podemos mirar un árbol de mirlos
y decir cuántos de ellos habitaron sus ramas,
pero con el chatarrero
nunca resultaron nuestras cuentas.
Semanas de levantarse y gruñir
nunca sirvieron de mucho,
pero no podíamos dejar
de creer en el acero.
Camiones y carros abandonados
yacían sujetos al suelo
por sólidos y nostálgicos racimos de uvas,
fuertes como una docena de aparceros.
Retornamos con nuestro carretillo
que se quejaba bajo una nueva carga,
pues vivían mejor los lirios
en su lánguida tierra de Agosto.
Entre botellas y papeles,
el humo de la fundición borró los
atardeceres,
y no podíamos creer que el acero
inclinara a los hombres tan cerca de la tierra,
como si el mineral bajo su aliento
se trajera abajo el cielo gris. 
A veces sueño cómo nuestras colinas
se hunden en un océano de metal,
cómo todo se convierte en ancla
de un barco de guerra o de un bombardero,
sobre los árboles en flor,
demasiado rojos para mirarlos.


Otros poemas de YUSEF KOMUNYAKAAaquí
Versión: Gustavo Solárzano Alfaro
Imagen: www.styleweekly.com



Believing in Iron



The hills my brothers & I created

Never balanced, & it took years
To discover how the world worked.
We could look at a tree of blackbirds
& tell you how many were there,
But with the scrap dealer 
Our math was always off.
Weeks of lifting & grunting 
Never added up to much,
But we couldn‘t stop
Believing in iron.
abandoned trucks & cars 
Were held to the ground
By thick, nostalgic fingers of vines
Strong as a dozen sharecroppers.
We‘d return with our wheelbarrow
Groaning under a new load,
yet tiger lilies lived better
In their languid, August domain.
Among paper & Coke bottles
Foundry smoke erased sunsets,
& we couldn‘t believe iron
Left men bent so close to the earth
As if the ore under their breath
Weighed down the gray sky.
Sometimes I dreamt how our hills
Washed into a sea of metal,
How it all became an anchor
For a warship or bomber
Out over trees with blooms
Too red to look at.

Yusef Komunyakaa




NO puedo sacar los ojos del desnudo   
en la ventana de un tercer piso a las 3 de la mañana. 
Donde ella está ya es de día 
en Copenhague y la Atlántida, 
y apostaría el misterio contra mi vida 
que está escuchando Bouncing with Bud.
Contoneándose con el ir y venir de los dedos por las teclas,
ella está al borde de algo grandioso
caído ahora en decadencia y confusión.
No creo que sea un anuncio visto por la ventana
de una fachada, podría ser la modelo de un pintor
tomándose una pausa luego de estar horas
sentada en la misma pose, en diálogo con tonos de rojo
rogando que la sombra de Bud no se aleje rengueando
golpeada por bastones policiales. Me pregunto si sabe
que la floración llenó el cuarto y la dejó sola
como estoy yo esta noche bajo un puñado de polvo cósmico,
una puerta cerrada con tablas y guardada por dos leones



poesía norteamericana actualYUSEF KOMUNYAKAA (1947, Bogalusa, Louisiana, Estados Unidos de Norteamérica)
Traducción: Gerardo Gambolini en www.farovacio.blogspot.com
Imagen: Pen American Center en Flickr

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