Analgesia
(Eliminación reversible de la sensación de dolor)
Los perros a la entrada del taller mecánico
se frotan contra la pared tibia panza arriba con las patas abiertas a la luz y el pelaje áspero de grasa. No tenemos plata pero tenemos tiempo y a veces se consigue (en veranoparticularmente)que ese tiempo paseplácido.
Una mirada de adiós desde el tren en marcha
Una mirada de adiós desde el tren en
marcha
querría ser una mirada especialy es como todas, este lugar que ocupamosahora, vacío de nosotros,inicia el movimiento de retrocesode replegarse en la memoriapara al mismo tiempo molestardando la señal de queseguirá existiendo,otros habitantes lo recorreráncomo a alguien que quisimosy el paisaje se irá modificando,el recuerdo entonces cada vez más
inexacto
no por desgastesino porque el original va a cambiar.Lo último que veasserá también lo primero que veascuando regreses(you are leaving
Las Pirquitas we are already missing you).
Por otra parte siempre hemos vivido en
esta ciudad
y cuando un domingo pasamos junto a
barcos varados
y puentes color óxido,y al bajar del auto vemos que el ríoes algo negro, espeso,destilando burbujas entre manchas clarascomo salivazos en expansión(“se ha formado sobre el agua una capaanaeróbica
donde criaturas impensablesse desarrollan y existen sin oxígeno”)entonces no hay pena por el lugar lejanoni gestos significativos en la última miradasería inútil si no hay límitespara entrar o salir.Otros poemas de LAURA WITTNER, aquíImagen: Facebook (Latinale, 2013)
Estamos en un living oscuro
Donde quiero todo menos lo que tengo.Sin zapatos, en el piso, tomando vinoen vasos de cristal, ponen música fuertey me pregunto: ¿por qué nosotros nuncaponemos esta música?La posibilidad del placer me estáhaciendo levitar
y la imposibilidad del place me marea.Voy a asomarme a la ventana a tomar aire,pero no hay más, aquí, que la estrechaconfluencia
de patios traseros y escaleras para inendio,la ausencia de sonido mordazmente agitadapor la música mágica, una oscuridad deafueras de la ciudad
apenas conocida. Así que necesito ir a la calle.Me pongo los zapatos, salgo,bajo la luz marrón que el piso a cuadrosse chupa como esponja,
y mientras tanto pienso, pienso.¿Por qué nosotros nunca ponemos esta música?Me paro en la vereda congelada. No hay olores.No puedo distinguir la ventanaDe donde vengo. Un grupo de hombres en la sombrame vuelven al temor. Ay, pero, gracias.Otros poemas de LAURA WITTNER, aquíDe: "La tomadora de café", Ediciones Vox, 2005Imagen: www.festivaldepoesiarosarioenfotos.blogspot.com
La fiesta
Levantaron la compuerta del baúl
y salimos arando hacia el fondo del cielo.Carreras, equilibrios y verticales-puenteen ámbitos que se levantaban y caíana nuestro paso, según nuestra voluntad:galerías con arcos y columnas,infinitos gimnasios con pisos de madera,tinglados ásperos con reverberaciones,y así...
Figuras finas y flexibles, fuimos, en esa tela inmensa
donde el mayor esfuerzo del pintor había estado en la luz:llegar al tipo exacto de luz con el óleoy de paso atrapar la blandura del aire;el punto exacto, en óleo, de esa consistencia.
A los grandes los volvimos a ver
dos o tres veces a lo largo del día.Por el momento no eran más que una ideao varios pares de sombras demarcantes:esto es centro, esto es suburbio y lo del medio es no-terreno,sin saber que tragábamos aire casi ilegalmentede y en cada una de esas franjassiempre a punto de pasar a ser otros.
Todo cambió cuando corrieron el toldo con la noche.
Sin la velocidad de los espacios abiertos
nos subsumimos en zonas apretadas,pozos a compartir con las luciérnagas.
Tanta luciérnaga en los ojos,
tanta humedad y reflejos estelares–como el confeti o el rocío de sal,o ese humo abrillantado de las grandes explosiones– funden los cinco sentidos en un sexto.Pispeamos desde ahí a nuestros padres en sombras:y resultó que se habían puesto a administraruna fluida intimidad en la que cada recovecoservía de altarcito para un símbolo.
Tierna es la noche, parece, nos dijimos.
O qué nos podemos haber dicho.
Salvo que sí, hay una subcorriente
nocturna, como en cualquier día de playabajo la sólida costa, por las venas iodadastranscurre lo decapitado en general.Otros poemas de LAURA WITTNER, aquíDe: "Balbuceos en una misma dirección", inédito Imagen: Facebook