Este es un poema de "Sonata popular en Buenos Aires", el primer libro de Julio Huasi, prologado por Raúl González Tuñón.
El barniz lírico sobre la miseria convierte al texto en una pieza arcaica, pero es su mundo mítico el intérprete que nos recuerda el sonido del trueno. Algo sucedía en el horizonte, como en una obra de Chéjov.
"Cada vez que nos toca retornar en el tiempo al principio de una época de poesía, nos encontramos con el mito verdadero y original. Remontando el camino de la civilización de cualquier pueblo, vemos a sus distintas expresiones de vida colorearse siempre más de miticidad, hasta que llega el momento en que nada se hace ni se piensa ya en el ámbito de la tribu que no dependa de un modelo mítico.
Cesare Pavese en "El oficio de poeta", Ediciones Nueva Visión, 1970
Entre el hollín tengo un violín encantado
II
Coreutas Volanderos
Los gorriones actores declaman sobre la tabla celeste de la lluvia
la gran tragicomedia de los tiempos,
bambalinas de hollín,
leves e inasibles cortinados de humo grisazul que emanan de las
dársenas y fábricas
Los rodean.
El escenógrafo tiene barba y fuma toscanos
y escupe sobre el mundo.
La obra no tiene actos ni cuadros ni fin y nadie recuerda su comienzo.
Oh teatro enorme de la vida!
... Ellos siguen declamando y nadie los aplaude.
Sólo los pétalos de la lluvia
besan sus plumajes ásperos y tibios...
Hay una orquesta también, hay una orquesta.
En la fonda húmeda de zapatos mojados y aroma de ajo y cebolla y
vino y tabaco ordinario y sobretodo viejo y reloj antiguo donde
las moscas cagaron sobre las horas, un bandoneonista ciego cara de niño toca viejos valses y Sentimentales tangos y el sonido volador pájaro oscuro se parece a la inmensa voz hundida del Río de la Plata...
Ay órgano de la catedral callejera, oh música de la musa negra que
se esconde en las chimeneas.
Hay un coro de bailarinas también, hay un coro de bailarinas.
Están danzando en las madreselvas de mayo
con blancas pollerinas y verdes zapatitos de trapo.
Yo soy balancinero y las gordas moscas
huyen del olor de mi mameluco.
¡Já, já!
Les dí en el clavo.
Suenan las sirenas
Y el futuro entra pesadamente por los portones,
...Ellos siguen declamando y nadie los aplaude.
Sólo que alguna vez
el drama será más bello.
JULIO HUASI (1935 / 1987, Buenos Aires, Argentina)
Fuente: "Sonata popular en Buenos Aires", Cuadernos de Cultura, 1959