Luis O. Tedesco






XIV (Relato sobre Noemí) 







Aire de la vida, no supiste jugar. 

No fue mía la seda de tus noches.

El sueño animal y el ruego del alma

no te conmovieron, no vino a mí

la pausa feroz del beso inolvidable.

Aire de la vida, alondra gris

de tela muerta, callejera

sangre de la imagen: no corras,

no te vayas, podríamos hacer algo

todavía, podríamos querernos

una vez, siquiera una vez, imaginar

vientos de mar en la carne palpitante...

Tras el oscuro romance que te nombra

todo lo que miro se detiene, perseguido.


Otro poema de Luis O. Tedesco, aquí
Fuente: Huellas en la ciénaga

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