Amanecer de invierno
Amanecer de invierno
El techo de chapa del galpón
amaneció escarchado
y la humedad, al condensarse,
gotea sobre el piso.
Las cañerías se congelaron
y el agua caliente
no logra circular por ellas.
Mis manos y mis pies helados
confirman que el invierno
es más cruento de lo previsto.
Mientras enciendo la estufa,
el poema no escrito
aguarda que el corazón,
todavía adormilado,
acelere la sangre en las arterias
y empiece a hablar.
Un pequeño insecto
Un pequeño insecto con alas
se posa sobre el freezer.
Cuando me acerco a él,
ni siquiera intenta moverse.
Es evidente que no cree en el mal.
Iba a aplastarlo con el diario
que enrollé al efecto,
pero su fe en el mundo
me hace desistir de la acción.
Percepción de viejo
El tiempo –diría un poeta
de vena metafórica–
es como un tren que no se detiene
en ninguna estación:
corre tan velozmente
que, apenas abrimos la ventanilla
para ver el paisaje,
ya estamos arribando a destino.
Libro de poesía
Leo el primer poema
y no hallo una muchacha
dispuesta a seducirme.
Leo el segundo poema
y no hallo un taxi que me lleve
hasta el Paseo del Bosque.
Leo el tercer poema
y no hallo una pistola
para apuntarle al autor a la cabeza.
De manera que cierro el libro
y me pongo a mirar por la ventana:
afuera, la poesía de la calle
escribe su espléndida página diurna.