5
siempre tuvimos un fantasma en el cerebro.
escribimos para alguien imaginario. ¿hablamos
solos? dicen que sí. recordamos el verano.
el mes de abril. tal vez alguna palabra, un golpe
sordo y breve en la tierra. ahora te recuerdo,
decimos. pero no oímos más que la pluma
royendo el papel. respuesta incorrecta,
decimos; no hay recompensa para esto.
7
comprendemos el significado de la palabra greda
y no conocemos la paz. qué será de nosotros
alcanzados por la gracia de las pequeñas cosas, de reír
demasiado o demasiado pronto. qué de cruzar
un puente de piedra en contacto físico directo
con dos impostores. no sería nuestro sueño perfecto.
ni se pareció a otro recuerdo. tampoco lectura
para el prójimo. algún día el personaje de un libro
le va a contar nuestra historia a un extraño mientras
los dos esperan en aquella estación la llegada del tren.
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no sólo te interesaba el humo de tu tabaco,
no sólo barrías delante de tu puerta.
tampoco te dedicaste a conceder entrevistas
por subalternos motivos de publicidad,
ni a apoderarte de una tesis, de tus penas
sentimentales y tus malas digestiones
para intentar un libro social. o de realismo
sucio destinado a jóvenes ociosos y educados
(que hacen, hicieron o harían sus pogromos,
su aguda selección de amigos y secuaces,
en el desbande de banderas, conchabos
y subsidios del erario). y esperabas muchas
aventuras de la vida. con sereno esplendor.
para que no se apagase el sol y la continua
dilación del azul. desde el año diez de la república,
decimoctavo mes de ventoso, veintiséis
de febrero, diez y media de la noche.
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hablemos del río, de la primera vez
que nos asustó la absenta, de tu amor
taciturno y siempre amenazado. de tu amor
a cualquier costo. mientras sonreímos,
como una vieja lección aprendida,
mientras se marchita un ramo de violetas,
en un vaso, a nuestro lado, entre el papelerío.
y la firme suavidad de un cuerpo joven
nos llena la boca de saliva. habrá quien dirá:
ya no leemos poesía, excepto a Wilde. despedirse
en la realidad era esto. sólo un candil encendido
y su tristeza correspondiente. al final no
aprendimos ni olvidamos. sólo guardamos
el debido silencio.
De: "Mi recherche", Barnacle 2022
Otros poemas de ALBERTO CISNERO, aquí
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1 Comentarios
¡¡Me encantó!! Gracias, Pedro.
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