Creo que Piglia es el que cuenta que una vez en que hablaba de poesía con Germán García este tapó una copa con la mano y la saco de la mesa. "La poesía habla de la copa que no está", dijo. Si fue así, y pido que me corrijan, y sobre todo si Germán García tiene razón, la poesía es siempre elegía. Incluso en la épica y en la oda. Se citaron hace poco aquí unos versos sentimentaloides, muy conocidos, de Neruda, de aquel Poema XX de "Veinte poemas de amor y una canción desesperada". Todos recuerdan el viento de la noche que gira en el cielo y canta, por no decir el ya desgastado "Puedo escribir los versos más tristes esta noche". Para mí, pese a algunas buenas imágenes, el poema podría dormir en el armario de la cursilería, si no fuera por una idea que sí me pareció misteriosa: "Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise." Antes de evocar su sentimiento, que por ser pasado debería estar muerto, Neruda dice: "Como para acercarla mi mirada la busca. / Mi corazón la busca, y ella no está conmigo." ¿La amaba o la ama? ¿No la quiere o la sigue queriendo mucho? Corrigiendo levemente a Germán García diría que la poesía es lo que está a medio camino de no ser, o a medio camino de ser, lo cual es lo mismo. Añoranza de lo que sucedió -o mejor dicho, está a punto de dejar de suceder- y de lo que no ocurrió -o mejor dicho, está a punto de ocurrir-. La poesía existe, como tal, en un cruce de caminos fantasmales.
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Imagen en China Daily
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1 Comentarios
Siempre lúcido y punzante Aulicino👏👍
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