Hernán Lavín Cerda | El poeta ocasional

Hernán Lavín Cerda





Hernán Lavín Cerda






Sobre una cama ortopédica







Algunos dicen que Nonata Pedroso nació en Pernambuco, 

y ella jura que tuvo relaciones

con el espíritu de Nuestro Señor Jesucristo

sobre el abismo de luz de una cama ortopédica.



-Eres la puritana mística- me dijo Él

con una voz tan suave 

como el roce de las alas de un colibrí

por encima de mi pecho tan joven y lleno de leche.

Eres la puritana más láctea de todo el Universo, 

me dijo después de sonreír como una criatura de luz,

aquella criatura de mirada perdida

a la que acaban de rozar, más allá del crepúsculo,

con alas de colibrí que tiemblan como la cama ortopédica.



-¿Yo la puritana mística?- dijo Nonata entre sollozos.

¿Yo la ortopedia del puritanismo, la puritana más láctea?

Aunque ustedes no lo crean, juro que tuve relaciones 

con el espíritu de Nuestro Señor Jesucristo

sobre el bramadero de luz de una cama ortopédica.



Él me decía no puedo más, éste es el fin.

Yo le dije no te arrepientas, casi todo perdura.

Él me decía no puedes más, ¿por qué te has vuelto heroica?

Yo le dije lo que tú digas, pero no te arrepientas.



Él me besó tres veces, dijo no te apresures, éste es el fin.

Yo le mordí sus labios, tres veces, toda la luz del mundo 

en la trinidad de sus labios, pero no tuve el valor 

para decirle tu boca es mía, sólo mía.







El fantasma







Cuando murió Marcello Mastroianni, mi mujer se puso a llorar con un entusiasmo envidiable, como si nuestra galaxia, que nunca ha sido nuestra, se hubiese desprendido apocalípticamente de sí misma, evaporándose entre las nebulosas de otra galaxia.



–No te preocupes –le dije con una sonrisa de monje medieval–. Aquí estoy yo, no sufras tanto, no me atormentes y ya no llores así, a lo bestia. Ven y abrázame, amor mío, micifuz, Muñeca de los Espíritus, fucsia mía, ragazza, Minina del Perpetuo Socorro. Ven semidesnuda y tócame una vez más: recuerda que aún soy tu fantasma de carne y hueso. ¿Por qué no me abrazas y me besas con absoluta devoción, como en la primera noche del primer día? Tratándose de fantasmas, todos somos iguales. ¿Qué virtudes tiene aquel Mastroianni que no tenga yo?






Hernán Lavín Cerda (1939, Santiago de Chile, Chile)

Fuente: http://www.panoramacultural.net/?pag=2044

Imagen: www.humbral.blogspot.com


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