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Mara Pastor

Poesía puertorriqueña

Tu viaje a Egipto    


Its past was a souvenir 
Wallace Stevens
 
Es tu cumpleaños 
y en el Cairo te dicen 
“we like Americans”, 
y tú me dices 
“nunca vengas a Egipto” 
porque hay varios 
nombres para el asalto. 
 
Cuántos colmillos 
más sobre nosotros,
dicen todos a coro.

Cuentas que un solo hombre
triste en una tienda
de artesanía turística
que supo que eras hijo
de otro hombre triste en otra tienda
de artesanía turística

te regaló tu nombre
escrito en egipcio sobre un papiro
el día de tu cumpleaños.
Sentado en su puesto
de baratijas (papiros
y nefertitis allá,
garitas y coquíes acá)
esperando que alguien
le converse,

no por el afán
de las mercancías, sino
para olvidar que se está ahí.

Simetrías del mercado

global, -o la arena hace
lo mismo en todas partespor
donde se fugan
la soledad y la depresión
de los señores
que no pidieron dedicarse

al turismo. Fuiste a Egipto
y la anécdota más tierna
es esta foto que me enseñas,
el retrato con este otro padre
y asombrada te digo
que se parece al nuestro.



Carta a Maduk




La electricidad no nos permite
cruzar las paredes.
La gravedad es una fuerza torpe.
Los relámpagos nos sobreviven.
Todo esto he aprendido de ti
pero eso no impide mirar la estática de la tele vieja,
de esos televisores
que ya no reciben ni en los basureros.
Ceniza de Big Bang. Ven, astrónomo,
y cuéntame tus abismos.
Esa estática que nos choca
en la cabeza siempre que remendamos
un comienzo. Dicen que la radiación
es antimateria. Por eso nos mata.



La mirada se cansa en el monitor


Un café se enfría.
Tantas horas juntos sin hablarnos.
Cuántas veces la física nos falla.
Dejemos de escribir en rectángulos.
Hay un universo en la esquina
haciendo tiempo.



MARA PASTOR (San Juan, Puerto Rico)
De: "Poemas para fomentar el turismo, La secta de los perros, 2011
Enlaces:  EG | Círculo de poesía | Editorial Municipal de Rosario | Latinale
Imagen en Latinale

Poemas de Madeline Millán (New York/México)

Poeta Madeline Millan con fondo de rosas rojas


1

La ciudad azul 


“A mí, Hasan, hijo de Mohammad el alamín, a mí, Juan León de Médici, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un papa, me llaman hoy El Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy. Me llaman también El Granadino, el Fesí, El Zayyati, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía […] y en Granada vive aún mi inocencia”.

Amin Maalouf, Leo Africanus

Ve a Ispahn y conoce la mitad del mundo
El camino se tornará tormentosamente bello
La ciudad azul pertenece a la ruta de la seda
Tan suave tu paso que al llegar los pétalos de la rosa
Sabrán a chocolate miel y naranja sobre el rojo
Cuando llegues darás a luz el poema del atardecer
Para entonces regresar parecerá imposible
Los viajeros no tienen casa ni una sola ruta
La otra mitad del mundo está en Xaouen, allí desnúdate
Ama como aman los valientes, ve a morir a otras tierras
La ciudad azul no te pertenecerá por un segundo
La inocencia llévala en ti más allá de Granada



2


Un hombre con faldas


درد کی دوا پائی دردِ بے دوا پایا
((ishq se :tabii((at ne ziist kaa mazaa paayaa 
    dard kii davaa paa))ii dard-e be-davaa paayaa
Por la pasión, el temperamento encuentra el sabor de la vida, una cura para el dolor, un dolor sin cura.    (Ghalib)


Debajo de una falda escocesa
Los soldados y gaiteros no llevan nada
Tampoco el chivo verde 
De origen incierto por su pelo rubio
Mi hombre alto y esbelto
Después de estar desnudo
Sale de la cama y se amarra a la vida
Con su lungi a cuadros
(No vayas a decir lingam, me advirtió)
Pero yo sigo confundiendo las palabras
Para esta escena final luce camiseta azul
Con palabras urdu grabadas en negro
Sus sandalias devoraron las calles
de Delhi ahora de regreso a las mías
En la suela sus días va contando 
Un hindú fingidor de identidades
Lleva escondido un animal erecto 
Y se viste durante el intermedio 
Teatral de quince minutos y yo 
En la pura desnudez me quedo
Somos actores intercambiando los sexos
De vuelta con nada más que su lungi 
La serpiente asoma la cabeza
Entre bastidores, vigilante se viene
Con todo y lengua bífida
Reconoce el espacio entre unas piernas 
Es ordinariamente fácil meter la mano y abrir
La tela por donde unos dedos hurgan
No hay siquiera un nudo en la cintura
Solo un embrollo de algodón
Tocaron las campanas tres veces 
Llaman para volver a escena
El intermedio termina pero el telón no sube
Solo baja, se desliza, y cae



3


Buscadores de oro/Gold Diggers



Yo sé lo que el oro hace en los corazones de los mortales
     Howard en El Tesoro de la Sierra Madre (John Huston)
                                                              

Ese tiempo que ya no queda nos da a escoger lágrima o risa.
Como el oro al final del celuloide vuela lejos del fardo conteniendo los sueños.

Al tocar tierra se rompe y del suelo pasa al aire o en la nada se dispersa.
Libre entre los cuatro caminos va volando El Tesoro de la Madre Sierra. 

Somos como esos actores finales y de segunda, sobrevivientes felices. 
Con los bolsillos bien rotos, el corazón remendado sostiene la última monedita del amor. 

4

Humphrey Bogard ha muerto 
Bien morido está con sus botas bien puestas
Todos somos él y sus dos cuates 
Manos vacías, risa loca a borbotones
Epifanía ante el río que lava la arena 
Dorada de la Sierra Madre

Como ellos, nos asimos al caballo del adiós 
Desde lejos venimos para volver a empezar
Qué más da si el reloj cabalga al minutero
Se agarra del estribo, y segundo a segundo va trotando

Nadie ha visto esta réplica del filme 
La cámara es lúcida y erótica en el sur 
Sus protagonistas pasan la edad de los cuentos
Había una vez dos amantes ochentosos
Y ciertamente lo son a los ochenta

El tiempo es oro, aquí en la sierra como el cielo
Lo sé yo de sobra, acentuó el viejo Howard



5


Los tres hermanos




Los ojos de él son amarillos 
Mis ojos de mí son verde monte
Los ojos del segundo fueron azules 
Por llorón a los cinco se le pusieron grises
Miramos de ese modo 
En colores poco convencionales
Nunca claros del todo
Híbridos de algo, de una madre
A ciencia cierta, germen de trigo
Descendientes de islas canarias
Tres somos, común denominador 
Una santísima saudade 
y ese amor por el mar



Llegó en tiempos de La Guerra y la Paz


“Pierre estaba en lo correcto cuando dijo que debíamos creer en la posibilidad de la Felicidad si queríamos ser felices, y ahora lo creo. Dejad que los muertos entierren a los Muertos, pues mientras yo viva, debo vivir y ser feliz”

Leo Tolstoy 


Estoy hablando del amor, así sin avisar
A los puertos cuando el mundo del siglo XXI 
Era una pandemia y todo era de puertas adentro
Solo más solitarios que lobos esteparios 
Errantes por los montes de Washington Heights
Empezamos a imaginarnos uno al otro
Máscara sobre nariz, boca y corazón
Cada uno enmascarado de silencios y de un gran ojo
Por esas calles del Caribe en el alto Manhattan
Como no nos conocíamos, no todo parecía oscuridad 
Caminando por esas tierras, las bombas y los misiles 
Pasaban por mi lado y por el tuyo las palomas del parque
Durante los meses de abril y mayo música de las esferas 
Dominicanas y boricuas de merengue y salsa
El cuerpo del hombre negro e invisible de Waldo Emerson
Escultura de padres que no llegaron nunca
Entre los árboles atravesando su cuerpo también caminábamos
Desconocidos, pero conociéndonos desde antes
A ciencia cierta inventé la forma en que llegarías, 
dudé si a pie o en bici porque un taxi costaría ese gran ojo de la cara
¿Serías la insólita abeja frente a los claustros medievales de la 190?
¿O la luciérnaga japonesa en mis noches sin abrazo?
Sé que estabas con vida y yo con mis seis sentidos alerta
Busqué tu voz entre los sobrevivientes cuando las ambulancias
y los cacerolazos celebraban la vida a las 19 horas del norte
Yo mismo respiro como un Viktor Frankl
En busca de sentido pero, después de encontrarlo, vienes tú
La gran respuesta fuera de los campos de la muerte
Somos tal vez como judíos o árabes de cuna 
universales rojos por decisión, azules por Darío y por raros
He de creer que preguntarse en las noches, si mañana será mañana
O el ayer lo imaginamos en la distopía invertida de un sueño 
No importa si la solución final es dormir en paz o en guerra
Morir así como esas abuelas meciéndose en la silla
Vivir así como esas madres cantándole a su propia niño
Acunándose hasta que un día gatea, corre y vuela
Aquí es el lugar dentro del cielo azul orgásmico
Mojado porque los pájaros hacen el amor en el aire
Con las alas abiertas de par en par, estoy hablando del amor 
La felicidad anunciada que imaginamos está aquí
La pluma cayendo a tierra, El Ángel Levine, solo existe
Si lo imaginas primero y si en verdad crees en ángeles
Y el amor en los tiempos del virus, en tiempos de guerra
Imagínalo primero, hablo del amor que toca a la puerta




MADELINE MILLÁN (Coamo, Puerto Rico)

Jonatan María Reyes: Una calle sin salida


1.10     



abrimos varias sillas  
de playa en el balcón 
nos echamos Off 
en todo el cuerpo 
ahuyentamos algunos 
mosquitos. las sillas 
son de plástico 
son frágiles, pero 
más frágil es el 
tendido eléctrico. 
zumba como si 
estuviese hecho de  
todos los mosquitos  
que espantamos.  
al menos la nevera 
de foam sigue firme 
y retiene el hielo 
como lo que habita 
en un segundo plano 
y exige de la forma 
otra resistencia 



ESTO NO ES UN BARRIO     


1.


nos dimos por vencidos
y comenzamos a seguir el olor 
del camión de basura 

no sabemos por qué
pero será por algo 


2.


la calle nos travistió
los sentidos

nos meció en sus machinas


3.


una tarde repleta de polillas 
un abanico en movimiento
para soportar el verano

un cambio en el sentido
de la permanencia

cayendo la tarde 
le arrancamos 
el estampado a las paredes

la humedad muerde 
como un perro salvaje


4.


una calle sin salida

objetos que se ven elásticos
a cierta hora de la sombra

un poste de luz que succiona 
toda clase de insectos

todo parece un flashback
o un meme bien pendejo


5.


un verano vaporoso
al borde de una piscina
donde entra gente 
a esa agua podrida 

cuando salen
ya no son gente 


6.


un gringo ahogado en la piscina
un muerto en otro idioma 
intraducible 

al mismo tiempo en la misma piscina

una familia come presas
de pollo antes 
de que se enfríen  


7.


los chinos salen 
del casino

se van esquivando luces

hablan bajo
por los bordes


8.


un game boy, linternas,
vicks, alcoholado, insecticida 
una nevera de plástico
más comida chatarra, queroseno
sándwiches de mezcla

todo con lo que podamos
improvisar

por si las moscas


9.


sacar la pizza congelada
del freezer, sacarla de su ataúd
de cartón, quitarle el plástico 
meterla en el microondas
mirar su rotación 

ablandarnos hasta
disolvernos

volver a creer en algo
fingir esperanza
dar vueltas


10.


arrancarnos los pellejos
aún tiernos

también por si las mocas


11.


lavar los platos, estrujar la esponja 
en ese proceso sentir 
cada nervio del cuerpo

poner a una canción 
de bad bunny

vaciar el cenicero

cruzar tripeando en ketchup 
el umbral de la puerta

jurar no volver a hablar
del fin del mundo


//

1.8


hace mucho calor.
en la tele transmiten
una película de ninjas.
pizza congelada
gira dentro del viejo
microondas saca chispas.
no hay rutas de escape
sí hay una escalera
de incendios
que a veces se traba.
abajo hay un callejón
rodeado por una cerca
de alambre de púas
el cual aún sujeta entre
sus dientes metálicos
esos restos del barrio
que el mundo no quiso



JONATAN MARÍA REYES
nació y se crio en Santurce, Puerto Rico. Ha publicado los libros Data de otro ardor (Verbum, España, 2018), Databending (Barnacle, Argentina, 2019) y Lo común tambien cruje (La Impresora, Puerto Rico, 2020/Herring Publishers, México, 2020). Obtuvo el XI Premio Internacional de Poesía “Gastón Baquero” y es finalista de varios premios de poesía. Algunos de sus textos han sido traducidos al italiano, griego, inglés, francés y portugués. A veces edita la revista de poesía Low-fi ardentía.
Otros poemas de JONATAN MARÍA REYES, aquí

Jonatan María Reyes

Jonatán Reyes


|00|12|     




el vértigo aviva las cosas inanimadas 
como un desliz es una hora errónea. 
quién sabe. sólo sabemos que nunca 
llega la hora / sino que hay que llegar 
a ella / sí / claro está. hay que llegar 
como una colisión / llegar y meterse 
en sus concavidades / y ser cardumen 
brazada / delta / lo que sea / y sellar 
la cáscara / bucear. 

o también / digamos
                                     que nosotros 
somos la hora que / nos alargamos 
astillamos 
    y que a su vez nos descolonizamos
que la hora es nuestra propia 
                        y hermosa desolación.

venidera sí la nauseabunda sensación
cuando nos enteramos / a contratiempo
que el pegamento se terminó.  sí / 
siente el levitar intrincado 
                             siente la fecha cómo
se despega                                 
                  mira los dígitos a media ruta

mira el punto de cierre / allí dilatándose
siente la anémona que revienta bajo la piel.



|00|19|



hoy saliste de la máquina e imitaste
el zumbido del cuerpo cuando revienta 
en lo profundo

hoy saliste de la máquina 
trenzada y telepática / con tu huella 
impresa en el augurio lábil de los días 

y te sentí interferencia / te sentí brizna
de otra rauda que se tuerce maleza

te sentí danza nada más 
                             sobre esa loseta
trastocada / de frente 
al cénit que te inventa / de un sólo golpe.



|00|24|



hemos  predicho esta zona fingida
la insensatez de lo que se despega
la herida viva hasta su trascendencia

pero / digamos que seguimos siendo
perros de sol que se descascaran con
el trueno / que el silencio dispone
lo insólito a la redonda / que 
la belleza irradia en su derrumbe

esta clarividencia que nos vincula es 
la dilatación de tu cuerpo cuando se
tuerce en el mío / desliz de tu carne 
reproducción de un futuro que sutura
las cáscaras como si fuesen augurios

diríase la nada es el dorso de otra caricia
la corteza retiembla en su traslado
el ramaje nos presagia / que un fin fuese
absurdo / pues la vida reinicia en su trance.

De: "Databending", Barnacle, 2019


JONATAN MARÍA REYES (1984, San Juan, Puerto Rico)
Ha publicado los libros:Actias Luna(2013), SunnySonata (2014), Aduana (2014), Filmina (2016), Perdíamos la gracia y el verano (2017) y Data de otro ardor (2018).
Su poesía fue publicada en diversas revistas internacionales de literatura y poesía, de Colombia, Argentina, Venezuela, España, Grecia, Italia, Brasil, Ecuador, Estados Unidos, Chile, Bolivia y México. Su libro El oleaje que nos deshace resultó finalista del Premio Internacional de poesía Francisco de Aldana. En 2018 recibió el Premio Internacional de Poesía Gastón Baquero por su poemario Data de otro ardor.
Ha sido traducido al italiano, griego, inglés y portugués.
Es director y editor de la revista de poesía Low-fi ardentía

Pedro López Adorno

Interludio


Interludio sureño    



Puede ser la hoguera de la casualidad, 

el paladar de un vacío. Fugaz en el hallazgo 
los cuerpos aterrizan. Episodio, 
contemplación, abismo, 
melodía, seducción, 
la metáfora de pájaros sedientos 
que en la orilla zozobran. Puede 
ser el gran olvido sobre la miel de 
los glúteos. Temblores 
de cielo 
entre sílabas y no hay mejor 
poema que esa pareja 
de enemigos en el lecho. Puede 
ser esa línea recta que lleva 
al amor a New Orleans y del Mississippi
superfician los dones de la sombra, las salchichas
y mariscos testigos de la primera
cópula. Puede ser. Siempre
puede ser la blancura de la página la dueña
de ese jazz que sólo desde y sólo
hacia (o viceversa) puede ser sin
ser 
asfixia.



Cómo pasar la noche en Baton Rouge



El cielo

parcialmente nublado
inicia su descenso. Debe uno
seguir la inscripción
del I-10. Acelerar el desvelo.

Una pareja. Se hace imprescindible una pareja. Del piso
13 al más allá. El delirio
de las primeras sombras. El drama.

Por ese piso 13 de leyenda
transmigra lo que tan in-
condicionalmente se desea aunque uno erre
el tiro 70 veces 7.
Como diría desde Chillán mi
querido Gonzalo
si aterrizara en este abismo.

Tendrá uno que apoyar su sin razón
en un Fonseca Porto.

Con jambalaya y zumo de cangrejos
la cultura gastronómica
aroma el incienso que exuda
la piel cuando la miel
roza el clima de los vientres.

Solemnidad y jolgorio del cielo
si a media noche
se trata de salchichas tan conscientemente
concebidas. Sólo hacen falta
el resplandor del Fonseca,
los óleos, la levedad del sinfín,
para que el deseo sea lo que haya paladeado 
el destino.


PEDRO LÓPEZ ADORNO (1954, Arecibo, Puerto Rico. Reside en New York, USA)
De: www.catedradepoesia.blogspot.com
Imagen: Código CDMX

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