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T.S. Eliot / Attilio Bertolucci

T:S:Eliot: No con una explosión, sino un gemido
Un fotograma de la película un día en la vida de Oblomov, de N Mijalkov

Los hombres huecos    


El Sr. Kurtz ha muerto 
 (J. Conrad) 
"un penique para el viejo Guy" 



Somos los hombres huecos  
Somos los hombres disecados 
Recostados uno en otro 
Rellena de paja la cabeza. ¡Ay! 
Nuestras voces resecas, cuando 
Juntos susurramos 
Son quedas y nada significan
Como viento en el pasto seco
O patas de raras en el vidrio roto
De nuestra seca bodega

Figura sin forma, sombra sin color,
Fuerza paralizada, gesto sin movimiento;
Aquellos que han cruzado
Con la mirada fija, al otro Reino de la muerte
Nos recuerdan -si lo hacen- no como violentas
Almas perdidas, sino sólo
Como los hombres huecos
Los hombres disecados.


II



Ojos que no me atrevo a encontrar en sueños
En el reino de sueño de la muerte
Esos no aparecen:
Allí los ojos son
La luz del sol sobre una columna rota
Alli, hay un árbol que se agita
Y las voces son
En el canto del viento
Más lejanas y más solemnes
Que una estrella evanescente.
No esté yo más cerca
Del reino de sueño de la muerte
Vista yo también
Esos disfraces deliberados
Piel de rata, piel de cuervo, palos cruzados
En un campo
Comportándome como lo hace el viento
No más cerca
No ese encuentro final
En el reino del crepúsculo.



III



Esta es la tierra muerta
Esta es la tierra del cactus
Aquí se levantan las imágenes
De piedra, aquí reciben
La súplica de la mano de un muerto
Bajo el titilar de una estrella evanescente.

Asi es
En el otro reino de la muerte
Despertar solo
A la hora en que estamos
Temblando de ternura
Labios que besarían
Hacen ruegos a la piedra rota.



IV



Los ojos no están aquí
No hay ojos aquí
En este valle de estrellas moribundas
En este valle hueco
Esta quijada rota de nuestros reinos perdidos

En éste, el último de los lugares de encuentro
Vamos a tientas juntos
Y evitamos hablar
Reunidos en esta playa del rio crecido
Sin ver, a menos
Que los ojos reaparezcan
Como la estrella perpetua
Rosa multifoliada
Del reino crepuscular de la muerte
La sola esperanza
De hombres vacios



V



Aqui bailamos en torno al tunal
en torno al tunal, en torno al tunal 
Aquí bailamos en torno al tunal
A las cinco de la mañana


Entre la idea
Y la realidad
Entre el impulso
Y el acto
Cae la Sombra

                               Porque Tuyo es el Reino

Entre la concepción
Y la creación
Entre la emoción
Y la respuesta
Cae la Sombra
                              
                              La vida es muy larga

Entre el deseo
Y el espasmo
Entre la potencia
Y la existencia
Entre la esencia
Y el descenso
Cae la Sombra

                             Porque Tuyo es el Reino

Porque Tuyo es
La vida es
Porque Tuyo es el

Así termina el mundo
Así termina el mundo
Así termina el mundo
No con una explosión, sino un gemido.



The hollow men



I

We are the hollow men
We are the stuffed men
Leaning together
Headpiece filled with straw. Alas!
Our dried voices, when
We whisper together
Are quiet and meaningless
As wind in dry grass
Or rats' feet over broken glass
In our dry cellar

Shape without form, shade without colour,
Paralysed force, gesture without motion;

Those who have crossed
With direct eyes, to death's other Kingdom
Remember us -- if at all -- not as lost
Violent souls, but only
As the hollow men
The stuffed men.

II

Eyes I dare not meet in dreams
In death's dream kingdom
These do not appear:
There, the eyes are
Sunlight on a broken column
There, is a tree swinging
And voices are
In the wind's singing
More distant and more solemn
Than a fading star.

Let me be no nearer
In death's dream kingdom
Let me also wear
Such deliberate disguises
Rat's coat, crowskin, crossed staves
In a field
Behaving as the wind behaves
No nearer --

Not that final meeting
In the twilight kingdom

III

This is the dead land
This is cactus land
Here the stone images
Are raised, here they receive
The supplication of a dead man's hand
Under the twinkle of a fading star.

Is it like this
In death's other kingdom
Waking alone
At the hour when we are
Trembling with tenderness
Lips that would kiss
Form prayers to broken stone.

IV

The eyes are not here
There are no eyes here
In this valley of dying stars
In this hollow valley
This broken jaw of our lost kingdoms

In this last of meeting places
We grope together
And avoid speech
Gathered on this beach of the tumid river

Sightless, unless
The eyes reappear
As the perpetual star
Multifoliate rose
Of death's twilight kingdom
The hope only
Of empty men.

V

Here we go round the prickly pear
Prickly pear prickly pear
Here we go round the prickly pear
At five o'clock in the morning.

Between the idea
And the reality
Between the motion
And the act
Falls the Shadow
For Thine is the Kingdom

Between the conception
And the creation
Between the emotion
And the response
Falls the Shadow
Life is very long

Between the desire
And the spasm
Between the potency
And the existence
Between the essence
And the descent
Falls the Shadow
For Thine is the Kingdom

For Thine is
Life is
For Thine is the

This is the way the world ends
This is the way the world ends
This is the way the world ends
Not with a bang but a whimper.



Eliot a los doce años (De una fotografía)




Hoy un viento caliente recorre la tierra,
no árido ni seco como será más tarde,
arrastrando las hojas de cobre en un sonido
que imita al del infierno prepara el purgatorio

y su sueño otoñal. Ahora es marzo 
con el sol que te hace entrecerrar 
los ojos hondos, sus sombrías violetas,
sobre los que se encrespa el pelo despeinado

cuanto permite, o manda, la etiqueta 
de la Nueva Inglaterra, exiliada en las costas
meridionales: y jamás de frente
la querrás combatir. Pero vencerla ―

si hoy la amarga boca adolescente tal
propósito y empeño sugiere mientras contra
el muro de ladrillos el fotógrafo
finge tu ejecución y las rodillas

languidecen culpables por la cálida
estación y la edad ― y ya vencida
y vacía a la orilla del tiempo abandonarla,
reluciente, querrá decir vivir y escribir 

hasta el enero cruel, invierno de los huesos.



Eliot a dodici anni (Da una fotografía)




Oggi un vento caldo corre la terra, 
non arido non secco come sarà più tardi,
trascinando foglie di rame in un suono 
che imita l’inferno prepara il purgatorio 

e la sua sonnolenza autunnale. Questo 
è marzo con il sole che ti fa 
stringere gli occhi fondi, brune violette 
su cui s’aggrondano i capelli scomposti 

quanto permette, o esige, l’etichetta della 
Nuova Inghilterra esule su rive 
meridionali: e tu mai di petto 
vorrai combatterla. Vincerla — 

se oggi l’amara bocca adolescente tale
proposito e impegno significa mentre 
contro il muro di mattoni il fotografo 
finge la tua esecuzione e i ginocchi 

illanguidiscono colpevolmente al tepore 
della stagione e dell’età — e vinta 
abbandonarla vuota sulle rive del tempo, 
e lucente, vorrà dire vivere e scrivere 

sino al gennaio inclemente, all’inverno delle osa.


T.S. ELIOT / ATTILIO BERTOLUCCI
Traducción del inglés: Gerardo Gambolini
Traducción del italiano: Pablo Anadón
Fotograma de la película Un día en la vida de Oblomov, de N Mijalkov

T.S. Eliot: Sobre un fondo de atenuados tonos de violines

Retrato de una dama      

Has cometido —
fornicación: pero fue en otro país 
y, además, la muchacha ha muerto. 
— Marlowe, El judío de Malta [IV, 1]




Entre el humo y la niebla de una tarde de diciembre 
dejas que la escena se arme sola —como ha de parecer— 
con un “He reservado esta tarde para usted”; 
y cuatro velas tenues en la sala oscurecida, 
cuatro círculos de luz dibujándose en el techo, 
un atmósfera de tumba de Julieta 
preparada para todas las cosas a decir, o no decir.
Fuimos, digamos, a escuchar al polaco de moda
transmitir los Preludios, por el cabello y los dedos.
“Tan íntimo, este Chopin, que creo que su alma
debería resucitar sólo entre amigos,
dos o tres, que no tocaran la frescura
manoseada y cuestionada en las salas de concierto.”
— Y la charla así va derivando
entre deseos vacíos y lamentos elegidos con cuidado
sobre un fondo de atenuados tonos de violines
mezclados con débiles cornetas,
y comienza.

“No sabe cuánto significan mis amigos para mí,
y qué raro, qué raro y extraño es encontrar,
en una vida hecha de tantos, tantos fragmentos
(y eso por supuesto no me gusta... ¿lo sabía? ¡Usted no es ciego!
¡Es tan perceptivo!),
encontrar un amigo que tenga esas cualidades,
que tenga y ofrezca
esas cualidades de las que vive la amistad.
Cuánto significa para mí decirle esto...
sin esas amistades... la vida, ¡qué cauchemar!”

Entre el devaneo de los violines
y los solos fugaces
de cornetas entrecortadas,
un sordo tambor en mi cerebro
empieza a martillear absurdamente
su propio preludio,
caprichoso y monocorde,
que es al menos una clara, definida “nota falsa”.
— Tomemos aire, en un trance de tabaco,
admiremos los monumentos,
discutamos los últimos sucesos,
pongamos en hora nuestro reloj con un reloj de la calle
y sentémonos un rato a tomar nuestra cerveza.


II

Ahora que las lilas están en flor
tiene un jarrón de lilas en la sala
y gira con los dedos una lila mientras habla.
“Ah, amigo mío, usted no sabe, usted no sabe
lo que es la vida, debería retenerla entre sus manos”;
(girando lentamente cada tallo)
“La deja fluir de usted, la deja fluir,
y la juventud es cruel, y no tiene remordimientos
y se ríe de las cosas que no puede ver.”
Yo sonrío, por supuesto,
y sigo tomando el té.
“Pero con estos atardeceres de abril, que por alguna razón
me traen a la memoria mi vida enterrada, y París en primavera,
me siento inmensamente en paz, y encuentro que el mundo
es espléndido y joven, después de todo.”

La voz prosigue como el terco disonar
de un violín roto, en una tarde de agosto:
“Siempre estoy segura de que usted
entiende mis sentimientos, segura de que siente,
de que tiende su mano, al otro lado del abismo.

Usted es invulnerable, no tiene talón de Aquiles.
Seguirá avanzando, y cuando haya triunfado
podrá decir: en este punto muchos fracasaron.

¿Pero qué tengo yo, qué tengo yo que ofrecerle,
amigo mío, qué puede usted recibir de mí?
Sólo la amistad y la comprensión
de alguien que se acerca al final del camino.

Yo estaré sentada aquí, sirviendo el té a los amigos...”

Tomo el sombrero: ¿cómo compensar cobardemente
lo que ella me dijo?
Me verán en el parque, de mañana,
leyendo los chistes y la página deportiva.
Observo en particular:
una condesa inglesa sube al escenario,
matan a un griego en un baile de polacos,
otro estafador de bancos que confiesa.
Mantengo la compostura, el dominio de mí mismo,
excepto cuando un organillo, mecánico y cansado,
reitera una gastada tonada popular
con aroma a jacintos del jardín,
evocando cosas que otros han deseado.
¿Están bien o están mal estas ideas?


III

Cae la noche de octubre; regreso igual que antes
excepto por una leve sensación de incomodidad,
subo la escalera y giro el picaporte
y siento como si hubiera subido a gatas.
“Así que se está yendo al extranjero... ¿Y cuándo vuelve?
Pero esa pregunta no tiene sentido.
Difícilmente sepa cuándo volverá,
hallará tanto que ver...”
Mi sonrisa cae de golpe entre los adornos.

“Quizás me pueda escribir.”
Mi aplomo se reaviva por un instante;
esto es lo que esperaba.

“Me estuve preguntando con frecuencia últimamente
(¡pero el principio jamás sabe el final!)
por qué no hemos llegado a ser amigos.”
Yo me siento como alguien que sonríe, y al volverse
observa de repente su expresión en un espejo.
Mi aplomo se desvanece; estamos verdaderamente a oscuras.

“Porque todos lo decían, todos nuestros amigos,
¡todos estaban seguros de que nuestros sentimientos
nos unirían tanto! Yo misma apenas si lo entiendo.
Ahora debemos dejárselo al destino.
Me escribirá, al menos.
Quizás no sea demasiado tarde.
Yo estaré sentada aquí, sirviendo el té a los amigos.”
Y yo debo adoptar una forma diferente cada vez
para hallar expresión... bailar, bailar
como un oso bailarín,
chillar como un loro, parlotear como un mono.
Tomemos aire, en un trance de tabaco —

¡Bien! ¿Y si ella muriera una tarde,
una tarde gris y neblinosa, un anochecer amarillento y rosa;
si muriese dejándome sentado pluma en mano
con la niebla que baja a los tejados;
dudando, por un buen rato,
sin saber qué sentir o si comprendo
o si soy sagaz o necio, tarde o muy temprano...
no llevaría ella la ventaja, al fin y al cabo?
La música concluye con una “cadencia moribunda”,
ya que hablamos de morir —
¿Y tendría yo derecho a sonreír?



Portrait of a lady


Thou hast committed —
fornication: but that was in another country
and besides, the wench is dead.
—Marlowe, The Jew of Malta [IV, 1]


I

Among the smoke and fog of a December afternoon
You have the scene arrange itself —as it will seem to do—
With “I have saved this afternoon for you”;
And four wax candles in the darkened room,
Four rings of light upon the ceiling overhead,
An atmosphere of Juliet’s tomb
Prepared for all the things to be said, or left unsaid.
We have been, let us say, to hear the latest Pole
Transmit the Preludes, through his hair and finger-tips.
“So intimate, this Chopin, that I think his soul
Should be resurrected only among friends
Some two or three, who will not touch the bloom
That is rubbed and questioned in the concert room.”
—And so the conversation slips
Among velleities and carefully caught regrets
Through attenuated tones of violins
Mingled with remote cornets
And begins.

“You do not know how much they mean to me, my friends,
And how, how rare and strange it is, to find
In a life composed so much, so much of odds and ends,
(For indeed I do not love it ... you knew? you are not blind!
How keen you are!)
To find a friend who has these qualities,
Who has, and gives
Those qualities upon which friendship lives.
How much it means that I say this to you—
Without these friendships—life, what cauchemar!”

Among the windings of the violins
And the ariettes
Of cracked cornets
Inside my brain a dull tom-tom begins
Absurdly hammering a prelude of its own,
Capricious monotone
That is at least one definite “false note.”
—Let us take the air, in a tobacco trance,
Admire the monuments
Discuss the late events,
Correct our watches by the public clocks.
Then sit for half an hour and drink our bocks.

II

Now that lilacs are in bloom
She has a bowl of lilacs in her room
And twists one in her fingers while she talks.
“Ah, my friend, you do not know, you do not know
What life is, you should hold it in your hands”;
(Slowly twisting the lilac stalks)
“You let it flow from you, you let it flow,
And youth is cruel, and has no remorse
And smiles at situations which it cannot see.”
I smile, of course,
And go on drinking tea.
“Yet with these April sunsets, that somehow recall
My buried life, and Paris in the Spring,
I feel immeasurably at peace, and find the world
To be wonderful and youthful, after all.”

The voice returns like the insistent out-of-tune
Of a broken violin on an August afternoon:
“I am always sure that you understand
My feelings, always sure that you feel,
Sure that across the gulf you reach your hand.

You are invulnerable, you have no Achilles’ heel.
You will go on, and when you have prevailed
You can say: at this point many a one has failed.

But what have I, but what have I, my friend,
To give you, what can you receive from me?
Only the friendship and the sympathy
Of one about to reach her journey’s end.

I shall sit here, serving tea to friends....”

I take my hat: how can I make a cowardly amends
For what she has said to me?
You will see me any morning in the park
Reading the comics and the sporting page.
Particularly I remark An English countess goes upon the stage.
A Greek was murdered at a Polish dance,
Another bank defaulter has confessed.
I keep my countenance, I remain self-possessed
Except when a street piano, mechanical and tired
Reiterates some worn-out common song
With the smell of hyacinths across the garden
Recalling things that other people have desired.
Are these ideas right or wrong?


III

The October night comes down; returning as before
Except for a slight sensation of being ill at ease
I mount the stairs and turn the handle of the door
And feel as if I had mounted on my hands and knees.

“And so you are going abroad; and when do you return?
But that’s a useless question.
You hardly know when you are coming back,
You will find so much to learn.”
My smile falls heavily among the bric-à-brac.

“Perhaps you can write to me.”
My self-possession flares up for a second;
This is as I had reckoned.

“I have been wondering frequently of late
(But our beginnings never know our ends!)
Why we have not developed into friends.”
I feel like one who smiles, and turning shall remark
Suddenly, his expression in a glass.
My self-possession gutters; we are really in the dark.

“For everybody said so, all our friends,
They all were sure our feelings would relate
So closely! I myself can hardly understand.
We must leave it now to fate.
You will write, at any rate.
Perhaps it is not too late.
I shall sit here, serving tea to friends.”

And I must borrow every changing shape
To find expression ... dance, dance
Like a dancing bear,
Cry like a parrot, chatter like an ape.
Let us take the air, in a tobacco trance—

Well! and what if she should die some afternoon,
Afternoon grey and smoky, evening yellow and rose;
Should die and leave me sitting pen in hand
With the smoke coming down above the housetops;
Doubtful, for quite a while
Not knowing what to feel or if I understand
Or whether wise or foolish, tardy or too soon...
Would she not have the advantage, after all?
This music is successful with a "dying fall”
Now that we talk of dying"
And should I have the right to smile?






Otros poemas de
T.S. ELIOT, aquí
Traducción: Gerardo A. Gambolini
Fuente: Patricia Damiano

T.S. Eliot

Una partida de ajedrez     



La Silla en que estaba sentada, como un bruñido trono 
se reflejaba en el mármol, donde el espejo 
sostenido por columnas labradas con pámpanos y racimos 
entre los que un dorado Cupido atisbaba 
(otro escondía sus ojos detrás del ala) 
duplicaba las llamas de candelabros se siete brazos 
arrojando luz sobre la mesa mientras 
el centelleo de sus joyas, derramándose en rica profusión 
desde estuches de raso, subía a su encuentro; 
en frascos de marfil y cristal coloreado
abiertos, acechaban sus extraños perfumes sintéticos,
en ungüento, en polvo, o liquido, turbaban, confundían
y ahogaban los sentidos en fragancias; agitados por el aire
que se renovaba desde la ventana, ascendían
engrosando las alargadas llamas de las velas,
lanzando su humo hacia la laquearia,
agitando el dibujo del artesonado.


Enormes leños de un naufragio tachonados de cobre
ardían en verde y naranja, enmarcados por la piedra coloreada,
en cuya triste luz nadaba un delfín cincelado.
Sobre el antiguo manto de la chimenea se exponía
como si una ventana diera sobre la selvática escena,
la metamorfosis de Fiomela, por el bárbaro rey
tan rudamente forzada; sin embargo allí el ruiseñor
henchía todo el desierto con inviolable voz
y ella seguía gimiendo, y el mundo siguen aun,
"yag yag" a sucios oídos.
Y otros ajados muñones de tiempo
se narraban en las paredes; formas atónitas
asomaban, inclinándose, silenciando el cuarto cerrado.
Por la escalera se arrastraban pasos.
A la luz del fuego, bajo el cepillo, sus cabellos
se abrían en puntas de fuego
encendidos en palabras, luego se aquietaron en feroz calma.
"Estoy mal de los nervios esta noche. Sí, mal. Quédate conmigo.
Háblame. ¿Por qué no hablas nunca? Habla.
¿En qué piensas? ¿Qué piensas? ¿Qué?
Nunca sé en que piensas. Piensa."
Pienso que estamos en el callejón de las ratas
donde los muertos perdieron sus huesos.
"¿Qué ruido es ése?"
El viento bajo la puerta.
"Qué ruido es ése ahora? ¿Qué hace el viento?
Nada, otra vez nada.
"¿No sabes nada? ¿No ves nada? ¿No recuerdas
nada?"
Recuerdo
Perlas son éstas que fueron sus ojos.
"¿Estás vivo, o no? ¿No tienes nada en la cabeza?"
Pero
Oh Oh Oh Oh ese Shakespeherian Rag…
Es tan elegante
Tan inteligente
"¿Qué haré ahora? ¿Qué haré?
Saldré como estoy, y me pasearé por la calle
Con el pelo suelto, así. ¿Qué haremos mañana?
¿Qué haremos nunca?"
El agua caliente a las diez.
Y si llueve, un coche cerrado a las cuatro.
Y jugaremos una partida de ajedrez,
apretando ojos sin párpados y esperando un golpe en la puerta.
Cuando el marido de Lil fue desmovilizado, dije...
Sin medir palabras, yo misma se lo dije a ella,
APURENSE POR FAVOR QUE CERRAMOS
ahora que Albert vuelve, procura estar un poco a la moda.
Querrá saber qué has hecho con ese dinero que te dio
para ponerte algunos dientes. Te lo dio, yo estaba allí.
Sácatelos todos, Lil, hazte una linda dentadura,
te dijo, lo juro, no soporto verte así.
Ni yo tampoco, dije, y piensa en el pobre Albert
ha estado cuatro años en el ejército, necesita diversión,
y si no se la das tú, otras lo harán, le dije.
Oh, ¿es eso?, dijo ella. Algo así, le dije.
Entonces sabré a quién agradecérselo, dijo ella, y me miró fijo.
APURENSE POR FAVOR QUE CERRAMOS
Si no te convence haz como quieras, le dije.
Otras pueden elegir si tú no puedes.
Pero si Albert se larga no será porque no te lo avisaron.
Deberías avergonzarte, le dije, de parecer una anticuada.
(Y sólo tiene treinta y uno)
No puedo remediarlo, dijo ella, poniendo cara larga,
con esas píldoras que tomé para abortar.
(Ya con cinco, y casi muere a causa del pequeño George.)
El farmacéutico dijo que todo andaría bien, pero no fui más la misma.
Eres una gran tonta, le dije.
Bueno, si Albert no te deja tranquila, es tu problema, le dije,
¿por qué te casaste si no quieres hijos?
APURENSE POR FAVOR QUE CERRAMOS
Bueno, ese domingo Albert ya estaba en casa, y tenían
Jamón ahumado caliente,
Y me invitaron a cenar, para que apreciara qué belleza el
Jamón caliente...

APURENSE POR FAVOR QUE CERRAMOS
APURENSE POR FAVOR QUE CERRAMOS

...asnoches Bill. ...asnoches Lou. …asnoches May. …asnoches.
Gracias gracias. …asnoches. ...asnoches.
Buenas noches, señoras, buenas noches, dulces señoras,
buenas noches, buenas noches.



 T.S. ELIOT (Thomas Stearns Eliot, 1888, St.   Louis, Missouri, EUA / 1965, Londres, Gran   Bretaña)
 Fuente: Zoopat
 Versiòn: Alberto Girri
 Enlaces:
Imagen: collider.com






T.S. Elliot por Javier Galarza



Un norteamericano que se hace ciudadano inglés. Un horror puritano por el cuerpo. Un «anglocatólico conservador». Una mujer psíquicamente quebrantada (Viv) a la que terminará por internar. Un loco poeta amigo (el mejor orfebre) llamado Ezra Pound. Un premio Nobel para su semblante imperturbable.


Bajo la fachada del hombre común, T. S. Eliot (1888-1965) crea su obra inquietante.

Algo de simbolismo francés, las teorías del tiempo de Bergson, alusiones al Grial, multiples citas de los clásicos, San Juan de la Cruz y el budismo. Metapoesía e intertextualidad.


«Resuenan pisadas en la memoria
por el pasillo que no recorrimos»

El profesor universitario. El empleado del Lloyds Bank. El que dice gustar de Shakespeare, sin estar seguro de haberlo entendido...

Los Cuatro Cuartetos son tal vez el gran legado de Eliot:

He aquí el comienzo de Burnt Norton, primer movimiento:


«Están presente y pasado presentes
tal vez en el futuro, y el futuro
en el pasado contenido.
Si está eternamente presente el tiempo
todo, todo el tiempo es irredimible.
Lo que pudo haber sido es abstracción
que existe, posibilidad perpetua,
solo en un mundo en teoría.
Lo que pudo haber sido y lo que ha sido
miran a un sólo fin siempre presente.»

¿Resonancias de la afirmación rilkeana de la vida y la muerte? ¿Ecos del tiempo que Proust recobra? ¿Física cuántica?¿Poetización de la Filosofía de Bergson?

El «clasicista en literatura, realista en política y anglo católico en religión» llega a la cumbre del imagismo o imaginismo, uniendo en los poemas el coloquialismo y la erudición.


Escribe versos como:

«lo que sólo vive no puede sino morir»
«Puedo sólo decir que ahí estuvimos, pero no sé donde está el lugar»

Eliot, que declara gustar de Shakespeare sin estar seguro de haberlo entendido. Eliot que no camina entre las tumbas como Novalis, ni muere malherido por una rosa como Rilke, ni anuncia la huida de los dioses como Hölderlin. Con la máscara engañosa del hombre común, nos plantea estas preguntas.

«¿Dónde iremos ahora?
¿Dónde iremos nunca?»

«Todas las caras yacen bajo el mar.
Los que bailaban están bajo el cerro»


El que tal vez nombró a cada uno de los cuatro elementos en sus cuartetos para unificarlos en el fluir herácliteo del tiempo.

El que declaró «ni siquiera me ocupé de lo que decía» al hablar sobre La Tierra Baldía(1922):

«Estoy mal de los nervios esta noche. Sí, mal. Quédate conmigo.
Háblame. ¿Por qué no hablas nunca? Habla.
¿En qué piensas? ¿Qué piensas? ¿Qué?
Nunca sé en qué piensas. Piensa. »

Pienso que estamos en el callejón de las ratas
donde los muertos perdieron sus huesos.

«¿Qué ruido es ése? »
El viento bajo la puerta.
«¿Qué ruido es ése ahora? ¿Qué hace el viento? »
Nada, otra vez nada.

«¿No
sabes nada? ¿No ves nada? ¿No recuerdas
nada?

Recuerdo

perlas son éstas que fueron sus ojos.
«¿Estás vivo, o no? ¿No tienes nada en la cabeza? »
Pero

Oh Oh Oh Oh ese Shakesperian Rag...

Es tan elegante
Tan inteligente
«¿Qué haré ahora? ¿Qué haré?
Saldré como estoy, y me pasearé por la calle
con el pelo suelto, así. ¿Qué haremos mañana?
¿Qué haremos nunca? »
El agua caliente a las diez.
Y si llueve, un coche cerrado a las cuatro.
Y jugaremos una partida de ajedrez,
apretando ojos sin párpados y esperando un golpe en la puer
ta.

¿Era posible la poesía después de Mallarmé, Rimbaud y Baudelaire?
Luego de la exaltación del romanticismo, los malabarismos verbales del barroco, la revolución simbolista, la poesía que se piensa a sí misma, la inquietante fachada del hombre común nos dice:

«Así termina el mundo
Así termina el mundo
Así termina el mundo
No con una explosión, sino con un gemido»


De: Reservorio JG 

Imagen:biografiasyvidas



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