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Sueño con un bosque pintado sobre una pared,
que retrocede a mi paso como si me llamara
No tengo miedo ni inquietud,
tampoco esperanza de una epifanía.
Es un bosque de lengas.
Una enorme haya se destaca, impresa en
la oscuridad como una advertencia.
El silencio es tan grande como el haya,
fuerte y arduo.
Es una respuesta -lo sé- una respuesta
opaca, incomprensible.
Por eso alumbra, por eso cuando despierte,
mis dedos estarán llenos de un lenguaje extraviado
que deberé conducir como una vela
que se agita por última vez
en la habitación iluminada por el día.
4
Si el mundo me invita a un café esta mañana
podré sobrevivir.
Después de todo, nadie más que el viento
me trajo hasta aquí. El viento y la locura
de hablarle en voz alta, sin pedirles pcrmiso
a los dioses de arena.
"No amé a quienes amé lo suficiente".
(tan sólo con reconocerlo podría regresar.)
El exilio es una perla barroca
pero el destierro un túmulo orgulloso de sus frases inconclusas.
Las hojas del banano le dan una desganada frescura
a mi rincón (a mi mirada).
Veo a la vida como algo desenfocado y hermoso.
Un bosque que susurra,
sólo hay que esforzarce por escuchar.
"no amé a quienes amé...": Derek Walcott.
De: "Tocar el cielo oscuro, Poesía reunida", Alción Editora
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