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Jacques Prévert


El arroyo




Mucha agua ha pasado bajo los puentes
y después también una enormidad de sangre
Pero a los pies del amor
corre un gran arroyo blanco
Y en los jardines de la luna
donde todos los días es tu fiesta
ese arroyo canta durmiendo
Y esa luna es mi cabeza
donde gira un gran sol azul
Y ese sol son tus ojos



El meteoro




Entre los barrotes de los locales disciplinarios
una naranja
pasa como un relámpago
y cae en la tinaja
como una piedra
Y el prisionero
todo salpicado de mierda
resplandece
Ella no me ha olvidado
Ella siempre piensa en mí



Llaman



Quién anda ahí
Nadie
Es simplemente mi corazón que late
Que late muy fuerte
a causa de ti
Pero afuera
la pequeña mano de bronce sobre la puerta de madera
no se mueve
No mueve
No mueve ni siquiera la puntita del dedo.



Fiesta



Y los vasos estaban vacíos
y la botella rota
Y le lecho estaba abierto
y la puerta cerrada
Y todas las estrellas de vidrio
de la felicidad y de la belleza
resplandecían en el polvo
del cuarto mal barrido
Y yo estaba borracho perdido
y yo estaba loco de alegría
y tú borracha encontrada
toda desnuda en mis brazos


JACQUES PRÉVERT (Neuilly-sur-Seine, 1900 / París, 1977, Francia)

De. "Historias", Rodolfo Alonso Editor, 1970
Enlaces: El poeta ocasional
Imagen: formes-vives.org/humor

Jacques Prévert: Domingo


Poeta Prévert con boina sobre un fondo de letra manusrita

Domingo    




Entre las filas de los árboles de la avenida de Los Gobelinos
una estatua de mármol me conduce de la mano
Hoy es domingo los cines están repletos
Los pájaros desde las ramas contemplan a las criaturas hunanas
Y la estatua me besa pero nadie nos ve
salvo un niño ciego que nos señala con el dedo



Bárbara




Acuérdate Bárbara
llovía sin cesar en Brest aquel día
y marchabas sonriente
dichosa embelesada empapada
bajo la lluvia
Acuérdate Bárbara
llovía sin cesar en Brest
y me crucé contigo en la calle de Siam
sonreías
 yo también sonreía
Acuérdate Bárbara
tú a quien yo no conocía
tú que no me conocías
Acuérdate
Acuérdate pese a todo de aquel día
no lo olvides
un hombre se cobijaba en un portal
y gritó tu nombre
Bárbara
y corriste hacia él bajo la lluvia
empapada embelesada dichosa
y te echaste en sus brazos
Acuérdate de eso Bárbara
y no te ofendas si te tuteo
yo tuteo a todos los que amo
aunque los haya visto sólo una vez
tuteo a todos los que aman
aunque no los conozca
Acuérdate Bárbara
no olvides
esa lluvia buena y feliz
sobre tu rostro feliz
sobre esa ciudad feliz
esa lluvia sobre el mar
sobre el arsenal
sobre el barco de Ouessant
Oh Bárbara
menuda estupidez la guerra
qué has llegado a ser ahora
bajo esta lluvia de hierro
de fuego de acero de sangre
Y el hombre aquel que te estrechaba entre sus brazos
amorosamente
quizás ha muerto o desparecido o vive todavía
Oh Bárbara
Llueve sin cesar en Brest
como solía llover en otro tiempo
pero no es lo mismo y todo está estropeado
es lluvia desconsolada de duelo espantoso
ni siquiera es ya tormenta
de hierro de acero de sangre
simplemente nubes
que revientan como perros
perros que desaparecen
en el remanso de Brest
y van a pudrirse a lo lejos
Lejos muy lejos de Brest
donde ya no queda nada


JACQUES PRÉVERT ((Neuilly-sur-Seine, 1900 / París, 1977, Francia)

De: "Paroles", Los libros del mirasol, 1960. Traducción de Juan José Ceselli

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