Mostrando las entradas con la etiqueta Charles Bukowski. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Charles Bukowski. Mostrar todas las entradas

Poesía y realismo sucio a 30 años de la muerte de Charles Bukowski por Demian Paredes



Se han cumplido 30 años de la muerte de Charles Bukowski, poeta y narrador.
Último “maldito” de la literatura estadounidense. Admirado y criticado por igual, dejó seis novelas, correspondencia, ensayos, prólogos, y, especialmente, una treintena de volúmenes de poesía, y ejerció influencia -tal como en su momento Borges, García Márquez y Bolaño-, dejando una pléyade de imitadores y emuladores, en temáticas y “estilos”, de diversa y dudosa calidad. 
Hijo de una alemana y un norteamericano, Heinrich Karl Bukowski Jr. nació en 1920 en Andernach, una ciudad alemana, y a los pocos años iría a vivir con su familia a Estados Unidos. Hijo también de la época de la Gran Depresión y la guerra, el niño (apodado Hank) recibiría pocos afectos, e incluso lo contrario: una educación rígida y rigurosa, reproches de su madre y severos castigos del padre, cuestión que -coincidente en esto, por ejemplo, con el escritor argentino Alberto Laiseca- será posteriormente objeto del recuerdo infinidad de veces, como un triste y exorcizante “ritornello”, en sus escritos.

Charles Bukowski: Hay 4 ó 5 tipos en el bar del hipódromo.

Charles Bukowski


"no se requieren sesos para ganar
en los caballos, sólo se requiere dinero
y estómagoʺ.

nuestros reflejos no son
buenos.

las nubes afuera.
el sol afuera.
los caballos calentando afuera. 

permanecemos en el  bar.

ʺhe apostado a las carreras por  40 años
 y sigo sin
 ganarʺ.

ʺpodría apostarle a los caballos por otros
40 años y seguiría sin  ganarʺ.

al barman no le  gustamos,
el timbre de los 5 minutos
suena.

acabamos nuestras bebidas y
nos dirigimos a hacer nuestras
apuestas. 

nuestros reflejos lucen mejor
mientras caminamos:
no se ven nuestros
rostros.

4 ó 5 tipos salen del bar del
hipódromo.

qué mierda. nadie
gana. pregúntale al
César. 

Otros poemas de CHARLES BUKOWSKIaquí
Imagen: solobukowski.blogspot.com

Los poetas y el trabajo: Charles Bukowski

La condición existencial del trabajo es paradójica. Por un lado, el discurso de la normalidad dicta que es necesario trabajar para vivir, trabajar para ganar el dinero que nos permita sostener una vida, trabajar para emplear nuestro tiempo y nuestra energía en algo productivo. Pero, desde otra perspectiva, parece pertinente citar el título de la novela de Milan Kundera y decir que “la vida está en otra parte”. Si es cierto que el ser humano está llamado a realizarse, a ser más que los confines que lo limitan, quizá el trabajo no sea la mejor manera de conseguirlo.
A mediados de la década de 1980, Charles Bukowski se encaminaba ya a los 70 años. Para entonces era, irónicamente, un autor respetado, un escritor que de las márgenes del vagabundeo y la vida desenfrenada se asentó en el canon de la literatura estadounidense, no con plena comodidad, pero había
ganado ese lugar y lo defendía con suficiencia.
A esa época pertenece la carta que ahora compartimos. Grosso modo, se trata de una disertación en torno al trabajo y sus consecuencias sobre el ser humano —así, casi filosóficamente. Bukowski eligió este tema porque el destinatario fue John Martin, publicista de Black Sparrow Press que en 1969 le hizo una proposición extraordinaria: le pagaría 100 dólares mensuales con tal de que Bukowski renunciara a su trabajo y se dedicara únicamente a escribir. Bukowski, que llevaba casi 15 años trabajando como cartero para el servicio postal de Estados Unidos, aceptó de inmediato y un par de años después entregó a Black Sparrow Press su primera novela: Post Office (traducida como Cartero en español).

¿Un golpe de suerte? Probablemente. Quizá tan importante como tener el talento suficiente para responder a eso. O, por lo menos, el deseo de hacerlo.

12 de agosto de 1986

Hola, John:
Gracias por la carta. A veces no duele tanto recordar de dónde venimos. Y tú conoces los lugares de donde yo vengo. Incluso las personas que intentan escribir o hacer películas al respecto, no lo entienden bien. Lo llaman “De 9 a 5”. Sólo que nunca es de 9 a 5. En esos lugares no hay hora de comida y, de hecho, si quieres conservar tu trabajo, no sales a comer. Y está el tiempo extra, pero el tiempo extra nunca se registra correctamente en los libros, y si te quejas de eso hay otro zoquete dispuesto a tomar tu lugar.
Ya conoces mi viejo dicho: “La esclavitud nunca fue abolida, sólo se amplió para incluir todos los colores”.
Lo que duele es la pérdida constante de humanidad en aquellos que pelean para mantener trabajos que no quieren pero temen una alternativa peor. Pasa, simplemente, que las personas se vacían. Son cuerpos con mentes temerosas y obedientes. El color abandona sus ojos. La voz se afea. Y el cuerpo. El cabello. Las uñas. Los zapatos. Todo.
Cuando era joven no podía creer que la gente diera su vida a cambio de esas condiciones. Ahora que soy viejo sigo sin creerlo. ¿Por qué lo hacen? ¿Por sexo? ¿Por una televisión? ¿Por un automóvil a pagos fijos? ¿Por los niños? ¿Niños que harán justo las mismas cosas?

Desde siempre, cuando era bastante joven e iba de trabajo en trabajo, era suficientemente ingenuo para a veces decirle a mis compañeros: “¡Eh! El jefe podría venir en cualquier momento y echarnos, así como así, ¿no se dan cuenta?”.
Ellos lo único que hacían era mirarme. Les estaba ofreciendo algo que ellos no querían hacer entrar a su mente.
Ahora, en la industria, hay muchísimos despidos (acererías muertas, cambios técnicos y otras circunstancias en el lugar de trabajo). Los despidos son por cientos de miles y sus rostros son de sorpresa:
“Estuve aquí 35 años…”.
“No es justo…”.
“No sé qué hacer…”.
A los esclavos nunca se les paga tanto como para que se liberen, sino apenas lo necesario para que sobrevivan y regresen a trabajar. Yo podía verlo. ¿Por qué ellos no? Me di cuenta de que la banca del parque era igual de buena, que ser cantinero era igual de bueno. ¿Por qué no estar primero aquí antes de que me pusiera allá? ¿Por qué esperar?
Escribí con asco en contra de todo ello. Fue un alivio sacar de mi sistema toda esa mierda. Y ahora estoy aquí: un “escritor profesional”. Pasados los primeros 50 años, he descubierto que hay otros ascos más allá del sistema.
Recuerdo que una vez, trabajando como empacador en una compañía de artículos de iluminación, uno de mis compañeros dijo de pronto: “¡Nunca seré libre!”.
Uno de los jefes caminaba por ahí (su nombre era Morrie) y soltó una carcajada deliciosa, disfrutando el hecho de que ese sujeto estuviera atrapado de por vida.
Así que la suerte de, finalmente, haber salido de esos lugares, sin importar cuánto tiempo tomó, me ha dado una especie de felicidad, la felicidad alegre del milagro. Escribo ahora con una mente vieja y con un cuerpo viejo, mucho tiempo después del que la mayoría creería en continuar con esto, pero dado que empecé tan tarde, me debo a mí mismo ser persistente, y cuando las palabras comiencen a fallar y tenga que recibir ayuda para subir las escaleras y no pueda distinguir un azulejo de una grapa, todavía sentiré que algo dentro de mí recordará (sin importar qué tan lejos me haya ido) cómo llegué en medio del asesinato y la confusión y la pena hacia, al menos, una muerte generosa.
No haber desperdiciado por completo la vida parece ser un logro, al menos para mí.
Tu muchacho,

Hank
Fuente: www.pijamasurf.com

Charles Bukowski


Sé amable




siempre nos piden
que entendamos
el punto de vista de los demás
no importa cuán
ignorante
estúpido o
aburrido

sea

te piden que veas
su fatal error
sus vidas malgastadas
con amabilidad,
especialmente si son
viejos

pero la vejez es el total
de nuestros actos
ellos envejecieron mal
porque vivieron
mal,
rehusaron ver

¿no es su responsabilidad?
¿de quién es?
¿mía?

me piden que no les diga
lo que pienso
por miedo de su 
miedo

la vejez no es un crimen

pero la vergüenza
de una vida
deliberadamente
malgastada

entre tantas
vidas
deliberadamente 
malgastadas

sí es.


Atrapado



no desvistas mi amor
podrías encontrar un maniquí
no desvistas el maniquí
podrías encontrar
mi amor

hace mucho que ella
me olvidó

ahora se está probando un
sombrero nuevo
y luce más coqueta
que nunca

ella es una
niña
y un maniquí

la muerte

no puedo odiarla por éso

no hizo nada
inusual

sólo que yo la quería


Charles BukowskiCHARLES BUKOWSKI (1920 / 1994, Andemach, Los Ángeles, Estados Unidos de Norteamérica)
De: "100 poemas", Emptybeercan Ediciones
Traducción:: Federico Ludueña
Imagen: avclub.com
Enlace: El poeta ocasionalLa página de Charles Bukowski

Charles Bukowski

Ah, si



Existen cosas peores que
estar solo
pero una menudo lleva décadas
darse cuenta
y la mayoría de las veces
cuando lo hacés
es demasiado tarde
y no hay nada más terrible
que
demasiado tarde.


Confesión



esperando la muerte
como un gato
que saltará sobre la
cama

estoy tan apenado por

mi esposa

ella verá este
cuerpo
rígido
y blanco

lo sacudirá una vez, entonces
quizá
de nuevo:

"¡Hank!"

Hank no
contestará

no es mi muerte lo que
preocupa, es mi esposa
sola con esta
pila de nada

quiero que sepa
que todas las noches
durmiendo
a su lado

incluso las discusiones
inútiles
fueron cosas
esplendidas

y las duras
palabras
que siempre tuve miedo de
decir
pueden ser ahora
dichas:

te
amo.

Charles Bukowski

CHARLES BUKOWSKI (Andernach, 1920 / Los Angeles, 1994, EUA)
Ah, sí, de "Una de la más ardientes y otros poemas", Ediciones Calle Abajo 1988
Traducción: Esteban Moore
Confesión, de "100 poemas", Emptybeercan Ediciones
Traducción: Federico Ludueña
Imagen: Panorama Cultural

Designed by OddThemes | Distributed by Blogger Template Redesigned by PRD