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Ángel Faretta: No fue por pose, ni por fortuna


OTRO MALVOLIO*     




No fue tampoco en mi caso Malvolio 
ganas de pelear por la pelea misma, 
tan sólo un poco de coherencia 
con una época como la nuestra 
que parece ya no tener ninguna. 
No fue por pose, ni por fortuna, 
ya que en esto fuiste más vivo 
que todos nosotros, Malvolio. 
A todos nos tocó una buena 
parte de la misma desdicha,
algunos la evitamos como pudimos,
de a ratos perdidos o ganados;
otros con peor o –quién te dice-
mejor suerte, la borraron,
directamente. Como quien
no oye el gemido lejano
de la pantera en su jaula
ni el dolor de parto o muerte
del hospital cercano.
No sé. Tal vez vos,
como te digo, fuiste
más vivo que todos nosotros.
Es posible. En todo caso
no envidio tu logro,
si de logro se trata.
Separados como estamos
no te deseo lo mejor,
porque eso no existe


* Personaje de "Noche de Reyes" (Twelfth Night, or What You Will) de Shakespeare; un mayordomo puritano

poesía argentina contemporanea
Otros poemas de ÁNGEL FARETTAaquí
Imagen en Facebook 

Ángel Faretta

Ángel Faretta

A quien se sienta a mi lado



Por qué Dios mío, frente a la belleza
posible, como Narciso a contracorriente,
evitás todo posible contacto cuando
huido ya de la tentación del espejo
lo otro me atrae fuera de mi yo.
¿Por qué? Te pregunto otra vez,
se repite esta no especular razón
que hace huya de mi ser parcial
buscando completarlo en otro.
¿Has tenido a bien –o a mal-
buscar mi perdición, cuando
no hago más que buscar
eso que pusiste en tu mundo
para así valorar lo tan bello
de tu obra? Siempre tarde
con torpezas y errores;
nombres apenas borroneados,
falta de señas, adioses apurados;
sueños que buscan compensar
vanamente lo no logrado; así

me apartás desde siempre

-o muchas veces, entonces-
de la piel vista y deseada
el paisaje carnal, el borde
de la prenda o dobladillo.
Penosa peripecia y pena.
¿Me vas a dejar tan sólo
la belleza de la imagen
vuelta pintura o film?
Todas son naves que se van
en este tiempo, y que solo
dejan una estela en el mar
inquieto de mi deseo 
tenaz. Aún en lo bajo
lo alto permanece.
Chet Baker ya sin dientes
al pico de su trompeta…
en Tokio en busca 
de un zen ya vuelto 
clisé y comentario. 
Me tiro al piso,
me desgarro, si llamás
desde ese otro lado.

Otros poemas de ÁNGEL FARETTAaquí

Ángel Faretta: Tapados, raros, fallidos y olvidados













“Tapado” es un término turfístico porteño referido a un caballo ignoto que da lo que se llama un “batacazo”, porque nadie, o muy pocos avisados, apostaban nada por el mismo y termina siendo un ganador. En slang suele decirse “sleeper”.

 “Raro” es todavía lo más preferible en nuestro idioma, al “bizzarro” italiano, vuelto luego “bizarre” francés. Puesto que “bizarro” en castellano es lo opuesto a sus significados anteriores. Parte de la caída babélica de la lengua común.

“Bizarro” en castellano es noble, elegante, sobre todo gallardo. El original italiano de “bizzarro” deviene de “bizzo”, “rulo”, “rizo”, por su forma retorcida, que muy luego pasaría a ser “kinky” en slang, aunque aquí ya reducido al estrecho gueto de la práctica sexual un tanto exótica. Podría tomarse y aplicársele también el concepto de “capriccio” acuñado en italiano que deviene de “capo rizzo”, es decir la cabeza con el pelo erizado por una sorpresa, por algo insólito fuera de norma, algo en lo que interviene más la maniera que la manera. “Extravagante” y “excéntrico” vienen a continuación y en par. El primero refiere a vagar, a irse fuera de cierta estabilidad, y el segundo a salirse o habitar, siquiera mentalmente, fue del centro -o lo que se toma por tal. Pueden emplearse como especie, siendo el género lo raro. Y así se hará.  “Secreto” tiene un mismo patrón etimológico que sagrado. Es algo misterioso que se nos revela nocturnamente. De allí su elogio y exaltación por los románticos alemanes, desde la lírica de “Cantos a la noche” de Novalis, las “Piezas nocturnas” de Hoffmann, hasta el propio modo musical del “nocturno” –creado por el irlandés John Field- para definir una breve composición, de un solo movimiento, para piano solista que parece meditar en lentitud y morosidad como la misma nocturnidad.

Este culto a la noche –además de su simbólica alquímica que ya tratamos en otro lugar- es una postura polémica al culto a la luces y al iluminismo, sobre todo de cuño francés enciclopédico, pero también a su versión alemana conocida como Aufklärung

 “Secreto” entonces es algo que se revela en forma nocturna, mientras –y ya que estamos-, el arcano es un misterio que se revela a la luz del día. De allí que las 22 figuras del Tarot sean llamadas arcanos.

 “Fallidos” no refiere al error, la equivocación involuntaria, el tropiezo verbal, sino a aquello que acercándose a una construcción orgánica o tan siquiera a una forma eficiente, se queda, se detiene ante la puerta que tenía abierta frente a sí.

 En este sitio, a manera de revista o diario en público anotaremos y ensayaremos sobre diferentes obras narrativas de diversos modos y épocas, así como de films, composiciones musicales, operísticas, dramáticas, poéticas y pictóricas que, por una u otra razón -siquiera oblicua- entran en uno de los cuatro troqueles conceptuales que hemos puesto aquí como acápite. Es posible que algunas de ellas entren en más de un cuño a la vez…

 El humor melancólico, ya desde Aristóteles y Galeno, es el humor de lo estético-filosófico por excelencia. A fortiori, el lado más melancólico sería tanto el de quien produce, como el de aquel que disfruta y hasta se deleita con producciones estéticas que guardan algunas de las características anímico-espirituales, cuanto formales, a las que a-y-tendemos aquí.

 Como en nuestros libros y en diversos artículos ya en circulación, hemos puesto en conceptos crítico-polémicos nuestras bases estéticas, es decir el gusto puesto en fundamentos formal-filosóficos a través de las obras maestras o decididamente geniales, esto -y acorde a las enseñanzas y ejemplos de uno de nuestros maestros, Mario Praz-, puede pensarse o tomarse como una paralipomena a tales centros estético-filosóficos. 

En el día de Santa Cunegunda, princesa de Polonia

Ángel Faretta, poemas inéditos


Tras reeler la "Consolación" de Boecio




No callar una vez, callar dos veces,
la razón enaltece
al silencio un tiempo
y luego lo desdeña
sabiéndolo su misma entraña y peña,
y a otro lo abisma
en modo halagüeño
tornándolo ensueño,
espuma, mar, figura,
coto, albergue, clan, llama, nieve, pan,
lamia, mal; impura forma del hablar
y errado de creer que todo cura.


Sobre la prohibición del incesto



Un mismo deseo va desde
la mirada del padre
hasta la del ajeno.
El mismo deseo corre
del ojo paterno
al externo.
No hay curva, pliegue
que el ojo no desee
aunque altere
el entendimiento.
Es que asintiendo
la mirada acepta
que la visión repta
a la misma meta.
Miramos lo mismo
sobre un abismo
que el ojo detalla
y que la boca calla.
No hay nada sin embargo,
tan sólo un encargo
de millones de años atrás
llegando con nuevo disfraz
en su propio Alcatraz
tan fiero como férreo
y tan prieto como hórreo
donde se cuece el grano
del propio molino
que vuelve tan fino
algo tan grueso.
Mira y mira el ojo
y recrea a su antojo
lo que ve.
Ya sé. Ya sé.
Contrario a la fe
es a veces,
con creces
desea lo que mira
y no se anima
a pedir a la mano
lo que el ojo
ofrece esa vez
en el doblez
o en la tirante forma
y en la repetida norma
de mirar perplejo
en un espejo
que es su propio ser.
Porque si cesara de ver
sería nada y no él.


El saber del cuatro 




El espejo no te da su reflejo
sino lo que ponés en él;
te devuelve a vos, perplejo,
en el cuarto de un hotel,
la apariencia fugitiva
de tu imagen unitiva,
mientras en otra pieza,
a kilómetros de distancia,
con igual, la misma ansia,
la pareja imitativa
de ese otro se refleja
circunstancialmente
en otro, raudamente.
Y ese otro se asemeja
al reflejo de un tercero,
y así el entero
que forman -cuarto,
espejo, imagen,
son -al margen- cuatro


Niño mimado



Ay Dios santo este chico,
decía la madre mirando al cielo
preocupada y en continuo desvelo
por su retoño y polluelo
al que notaba algo inquieto
últimamente.
Será que el antes recoleto
repentinamente
ha madurado
¿O no se dice así?
Se dice alienado
que suena mejor
y no dice mucho
será por el chucho
que provoca
en la madre
que al niño toca
y no siente en él
la carne de aquél
con quien creó el troquel
de esto que ahora
busca sin demora
partir cuanto antes.
¿Con otros infantes?
Seguramente
tan contestes
como el suyo
en salir de apuro
a los agrestes
prados y senderos
de la vida.


Nuestros supuestos amigos




Nuestros supuestos amigos
no hacen otra cosa
que llamar cuando tienen ganas,
contarnos alguna novedad
de sus chatas vidas,
que por lo general consisten
en repetirnos una y otra vez,
que como tantas veces,
están en algo, nuevo, distinto,
que seguramente no habrán de
terminar
como las veces anteriores.
O que han enlazado pene o vagina
en hoyo o falo maravilloso, único,
que por ello mismo deben nimbar
de características éticas,

anímicas,
o espirituales imposibles de ser
justificadas más allá de la cama
o del baño y bidet donde nos

lavamos
de tales revelaciones y epifanías.
Otras veces nos incordian
con sus súbitas conversiones
y entonces serían capaces
de hacer teología con Agustín
y con el propio Papa.
Más de las veces tenemos
que tolerarlos por sus

inquietudes,
y preguntarnos por éste autor
o por aquella cita.
Nada les importa,
sólo lo que desean
saciar en ese momento.
Así pasan los años,
ellos siguen con lo mismo.
Sentimos abrirse el abismo
y temer no llegar a la meta,
no terminar la obra o novela,
completar teoría o poema.
Les hemos avisado,
una y mil veces,
les hemos dicho
de todas las maneras posibles,
hemos gritado, llorado, avisado,
pero nada. Tenaz como el mal

aliento,
allí esperan del otro lado
del teléfono o acechando en el

correo
cibernético. Siempre con sus

novedades
repetidas y con sus instantes

eyaculatorios
u orgásmicos que pasan por

revoluciones,
y nada de nosotros que pueda
advertirles,
que nos roban tiempo y no dan
nada,
pero nada, a cambio del nuestro.
Y encima -¡ja!- nos llaman

maestro.


Individuación




Cuando de chicos vemos
sentado a nuestro lado
feliz en su banco escolar
a cualquier animal
al que creemos
más feliz y dotado
de sabrá Dios qué dones,
nos sentimos desdichados
y decimos ¿por qué
no estaré en su lugar?
Así otros que nos vieron
entonces, y ahora nos ven
desde su puesto respectivo,
dirán una vez más
¿Por qué no soy yo ese capaz
de no ser y sufrir lo que yo?
Así, una vez más, cuándo no,
se repite el carrusel de visiones
donde cada quién
desea ser otro y este otro
no es más que ilusiones
que le facilitan nuestro deseo
y ojo dirigido a su vicaria

cualidad
efímera, que la vuelve eternidad
nuestro desconsuelo de ese día,
y creemos ver pura algarabía
en la simple y chata otredad.



Autoconciencia




De nuevo esto está bien y ahora qué hago
se dice todo artífice ante el halago
de su propio elogio y conciencia
que es toda, pero toda la ciencia
de la que disponer pueda
ante el girar de la rueda
de su hacer periférico
y del andar meteórico
de la obra al fin terminada.
¿Y ahora de nuevo esa nada
en el estómago y en la mollera?
¿De nuevo la más que huera
ausencia de deseo por aquello
por lo que antes dio el pellejo?
¿Qué hacer entonces ahora
que el pincel ya no dora
superficies, ni el lápiz crea
seres de artificio y de cera
que fabrica en su interior
el primer y segundo motor
de la imaginación rampante
que es -sabe- la voz cantante
vuelta a reclamar acción,
correr de nuevo ese maratón
del ser buscando el artificio
paralelo eludir el maleficio
cuando pone manos a la obra
y ve que la duración no sobra.



Didáctica: epigrama




No te confíes del que asiente
que tal vez con su mirada miente;
es que impotente en la disputa
calla y actúa como una puta
que ablanda a su premioso cliente
con pose astuta y reticente;
asienten con la fría mirada
a una lección que les sabe a nada.


Ángel Faretta
 ÁNGEL FARETTA (1953, Buenos Aires,   Argentina)
 De: “Donde hay una adivinanza" (Inédito)
 Imagen: www.datuopinion.com
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