“Tapado” es un término turfístico porteño referido a un caballo ignoto que da lo que se llama un “batacazo”, porque nadie, o muy pocos avisados, apostaban nada por el mismo y termina siendo un ganador. En slang suele decirse “sleeper”.
“Raro” es todavía lo más preferible en nuestro idioma, al “bizzarro” italiano, vuelto luego “bizarre” francés. Puesto que “bizarro” en castellano es lo opuesto a sus significados anteriores. Parte de la caída babélica de la lengua común.
“Bizarro” en castellano es noble, elegante, sobre todo gallardo. El original italiano de “bizzarro” deviene de “bizzo”, “rulo”, “rizo”, por su forma retorcida, que muy luego pasaría a ser “kinky” en slang, aunque aquí ya reducido al estrecho gueto de la práctica sexual un tanto exótica. Podría tomarse y aplicársele también el concepto de “capriccio” acuñado en italiano que deviene de “capo rizzo”, es decir la cabeza con el pelo erizado por una sorpresa, por algo insólito fuera de norma, algo en lo que interviene más la maniera que la manera. “Extravagante” y “excéntrico” vienen a continuación y en par. El primero refiere a vagar, a irse fuera de cierta estabilidad, y el segundo a salirse o habitar, siquiera mentalmente, fue del centro -o lo que se toma por tal. Pueden emplearse como especie, siendo el género lo raro. Y así se hará. “Secreto” tiene un mismo patrón etimológico que sagrado. Es algo misterioso que se nos revela nocturnamente. De allí su elogio y exaltación por los románticos alemanes, desde la lírica de “Cantos a la noche” de Novalis, las “Piezas nocturnas” de Hoffmann, hasta el propio modo musical del “nocturno” –creado por el irlandés John Field- para definir una breve composición, de un solo movimiento, para piano solista que parece meditar en lentitud y morosidad como la misma nocturnidad.
“Bizarro” en castellano es noble, elegante, sobre todo gallardo. El original italiano de “bizzarro” deviene de “bizzo”, “rulo”, “rizo”, por su forma retorcida, que muy luego pasaría a ser “kinky” en slang, aunque aquí ya reducido al estrecho gueto de la práctica sexual un tanto exótica. Podría tomarse y aplicársele también el concepto de “capriccio” acuñado en italiano que deviene de “capo rizzo”, es decir la cabeza con el pelo erizado por una sorpresa, por algo insólito fuera de norma, algo en lo que interviene más la maniera que la manera. “Extravagante” y “excéntrico” vienen a continuación y en par. El primero refiere a vagar, a irse fuera de cierta estabilidad, y el segundo a salirse o habitar, siquiera mentalmente, fue del centro -o lo que se toma por tal. Pueden emplearse como especie, siendo el género lo raro. Y así se hará. “Secreto” tiene un mismo patrón etimológico que sagrado. Es algo misterioso que se nos revela nocturnamente. De allí su elogio y exaltación por los románticos alemanes, desde la lírica de “Cantos a la noche” de Novalis, las “Piezas nocturnas” de Hoffmann, hasta el propio modo musical del “nocturno” –creado por el irlandés John Field- para definir una breve composición, de un solo movimiento, para piano solista que parece meditar en lentitud y morosidad como la misma nocturnidad.
Este culto a la noche –además de su simbólica alquímica que ya tratamos en otro lugar- es una postura polémica al culto a la luces y al iluminismo, sobre todo de cuño francés enciclopédico, pero también a su versión alemana conocida como Aufklärung
“Secreto” entonces es algo que se revela en forma nocturna, mientras –y ya que estamos-, el arcano es un misterio que se revela a la luz del día. De allí que las 22 figuras del Tarot sean llamadas arcanos.
“Fallidos” no refiere al error, la equivocación involuntaria, el tropiezo verbal, sino a aquello que acercándose a una construcción orgánica o tan siquiera a una forma eficiente, se queda, se detiene ante la puerta que tenía abierta frente a sí.
En este sitio, a manera de revista o diario en público anotaremos y ensayaremos sobre diferentes obras narrativas de diversos modos y épocas, así como de films, composiciones musicales, operísticas, dramáticas, poéticas y pictóricas que, por una u otra razón -siquiera oblicua- entran en uno de los cuatro troqueles conceptuales que hemos puesto aquí como acápite. Es posible que algunas de ellas entren en más de un cuño a la vez…
El humor melancólico, ya desde Aristóteles y Galeno, es el humor de lo estético-filosófico por excelencia. A fortiori, el lado más melancólico sería tanto el de quien produce, como el de aquel que disfruta y hasta se deleita con producciones estéticas que guardan algunas de las características anímico-espirituales, cuanto formales, a las que a-y-tendemos aquí.
Como en nuestros libros y en diversos artículos ya en circulación, hemos puesto en conceptos crítico-polémicos nuestras bases estéticas, es decir el gusto puesto en fundamentos formal-filosóficos a través de las obras maestras o decididamente geniales, esto -y acorde a las enseñanzas y ejemplos de uno de nuestros maestros, Mario Praz-, puede pensarse o tomarse como una paralipomena a tales centros estético-filosóficos.
En el día de Santa Cunegunda, princesa de Polonia
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