Destino
Hay cuatro cuadras de distancia hasta vos
y yo voy trazándolas con mis pies en la vereda
dibujando pseudo caminos
por donde llegar de forma más rápida
en caso de que me arrepienta
una lumbre milimétrica se clavará en mi descuido
como un desierto de agua, gigante y violeta
para sanar con su sal
dicen, los dolores del cuerpo, los huesos
el incierto arduo
en la desolación de tardecita
al menos hay diez formas distintas de volver desde ahí
la decisión es espontánea
siempre cae sobre nuestros pasos
apago los márgenes para no tener más límites
rozo el rojo y roto, resquebrajante sonido de tu voz
como si fuera un arpa dulce
cada casa es como una almena
cada prisma que corona nuestros muros para resguardar
el camino
los reyes hambrientos de nuestros yo
buscan el escape en una alcantarilla
hiquita, desapercibida
el viento sacude los matorrales calmos de la ribera
todas nuestras pieles aturdidas
bruscas, sin entender.
Praga
La quietud estática
o la monotonía del eco de mi voz
sobre las galerías inmensas
del pasto sembrado al campo abierto
redondo impredecible
el ruido de los golpes alejado
del agua contra las piedras
ruinas que se desmoronan
una mañana
el momento fértil del día
enrosca el oscuro
tratar de adivinar
el futuro frágil
recién naciente
o me detengo
me demoro al borde de un abismo
armando un presente que no dura
olvido el minimalismo animal
el escándalo que crece
con la fuerza
de troncos recién cortados
el fondo es áspero al final
mendigo acerca del emigrar
de peces en las órbitas de mi infancia
destellos mínimos de mí
un peregrinaje al costado del pasado
como por un caleidoscopio
espío el movimiento del tiempo
para saber cómo sostener su peso
sobre el pelaje de un zorro acostado
o sobre las ovejas
me consuela el revés de las cosas
la misma calle etérea, solitaria
anclada en las postales antiguas
símbolo de un inventario
túneles
constelaciones grises en las puntas de los edificios
ahí arriba entre las nubes
única divinidad
un reloj de oro como un eclipse
o un oráculo para consultar
agudizar el oído para escuchar
el zumbido de millones de moscas voladoras
decorar el mundo
para tapar ese agujero gigante
de incertidumbres
de tiempo oculto y vacío
que existe
y lleva filas y filas de gente sucediendo de años
como trapos sucios que faltan como cuando falta el pan.
de Una cartografía de la insolación (Club Hem, 2015)
feroz alegoría de la velocidad
en el instante previo
el rebuznar constante y acechado
el miedo
jugando entre los lirios
en el vapor de los álamos
su conjugación
trocar lo ambiguo de la realidad dentro del misterio
como si fuera un aljibe repleto de lluvia
apenas queda un reflejo de voz
un espejismo incandescente, una estela
la paridad como una ofrenda
a la sombra de la redondeada copa de un árbol
o de la luna
protagonista de un yo
que de tan íntimo se parte
ardiente entre los escalofríos
solo queda la escarcha esmeralda
y un simulacro de primavera
tan lejos ahora
deshecho entre la húmeda mata
el final del arco iris
se posa detrás de vos
y embalsama los espejos marinos
transparentes de carey
que la tormenta escandaliza
la tierra es tierna en su detalle
en cada recoveco donde se apoya
el peso del cuerpo
de El hemisferio del lado en que quedamos (Baltasara, 2018)
lenguas vivas lamiendo lenguas muertas
lenguas menguadas como medias
Néstor Perlongher
bichar como ciegos
echarle al tendal un saco
salir del peligro
sin que se espante el amago
sin que retumbe
el lenguaje desierto
procura una especie de suerte
enluta la cueva
en donde tanto tiempo guareció
como gato que se salvó de vuelta
o como vecino que regresa
todito el haber
y vuelve arremendado
al vecindario
sin rigor,
enjambre de hambre
prenda de protección
lengua ramada en un rincón
sin perro que ladre
sin padre ni madre
que estorbando espanta
con la cola entre las piedras
y al sacudirse
abolla por todos lados sale
nauseabunda
la voz para buscar
lenguas más tiernas
en algún perdón
que ni manso ni primero
ni en circunstancias trata
de deshacer la madeja
del ánima que engorrada
se aprieta sin compasión
como tigre recién domado
que anca en la morena
para castigar lo retobado
campo santo
luz mala
que amaina la pena
como quien oye un trueno
sobre sus espuelas.
de Tapera (Jámpster, 2020)
0 Comentarios